Hola, amigos.
Podéis empezar a escribir sobre el amarillo. El ganador de la semana pasada, dedicada a los hackers, ha sido...:
Lyra
Cuando se dio cuenta de que ese hacker le estaba espiando no pudo evitar coquetear con él. Ahora tienen un niño y una casa maravillosa en Second Life.
La vida virtual del hacker, su fisgoneo de ordenadores y redes, se cuela en la vida real de la protagonista hasta llevarnos a un colofón sorprendente, en el que se desvela que finalmente nada de lo que promete el coqueteo con el fisgón se ha cumplido en la vida real, sino en Second life, una plataforma que recrea la vida cotidiana en las pantallas de los aparatos. La gracia del relato estriba en esa confusión entre vidas, como si una sustituyera a la otra, y en cómo señala que la verdadera vida parece alejarse cada vez más de la protagonista en su trato con el pirata. Hay un barniz irónico en la narración que es también un barniz de alegría, y que acierta de lleno en recrear el sorprendente mundo de los hackers en su colisión con la vida convencional de la protagonista. Enhorabuena, Raquel Esteban Martín, alias Lyra, por este relato sobresaliente y por el premio.
Otros micros pudieron haber ganado:
La Marca Amarilla
El hacker, siempre ocupado, no ayudaba a sus hijas con los deberes del colegio. “Ya pondré sus notas al final del curso” se disculpaba.
Vásquez
Hackeó los ordenadores de sus vecinos y descubrió que la mayoría de la comunidad sospechaba que él era un fisgón, un voyeur…
Jorge Alonso Curiel
En la profundidad de aquella cueva desconocida, los espeleólogos encontraron a un joven con el rostro iluminado por su ordenador.
Saludos cordiales