Hola, amigos.

Hay una pulsión del narrador, el gusto irreprimible por pulsar las teclas y hacerlas sonar, que puede llevarle a la grafomanía, es decir, al triunfo o a la ruina. La afición narrativa a veces deriva en un vicio peligroso que convierte al narrador en adicto a la escritura de la misma manera que el bulímico lo es a la comida. Siempre me han interesado estas figuras extrañas y extremas, la de los grafómanos, y sobre la grafomanía escribiremos la semana que viene. Es decir, sobre la manía irresistible de escribir.



Veamos, entre tanto, quiénes son los finalistas de la semana dedicada a las taladradoras (semana muy igualada, he dejado algunos buenos relatos fuera):



Sito

—¿Abducimos a ese tan ruidoso? —dijo el extraterrestre. —Bien, pero creo que son dos partes, el bicho y un rudimento que usan para taladrar.



Asa

Empecé diciéndole que no tenía taladro. Luego le dije que me faltaban brocas, tacos, cáncamos. Finalmente entendió la indirecta.



Posthistoria

En el siglo treinta, después de extinguirse la humanidad, los robots bailaban danzas tribales al son de taladros, sirenas y motosierras.



Pilar Alejos

Cuando su mujer desapareció en extrañas circunstancias, lo que más le dolió fue tener que deshacerse de la taladradora.



Melchor Marín

El carpintero agraciado con el euro millón hace ahora bricolaje con maderas nobles y su taladradora de oro con brocas de plata.



Pino sin

Los familiares del carpintero sonámbulo escondían sus taladros y brocas antes de acostarse.



Objeto

La taladradora que pendía del cable fue objeto de la admiración de los visitantes de la exposición hasta que llegó el técnico y la retiró.



La Marca Amarilla

Tiró el taladro a la basura cuando vio todos sus cuadros torcidos.



Benedita

Su vecino golpeó tan fuerte la puerta a las cinco de la mañana, que del susto se le cayó el taladro al suelo.



Ana Marìa

Al enterarse que su vecino compró un piano a su hija pequeña para las clases, corrió al trastero a desempolvar el taladro.



Elizeus

Su intención no fue hacerle un agujero al cráneo del loco de su vecino. Solo fue a ajustarle el tornillo que le hacía falta.



Jorge Alonso Curiel

El astronauta, al pisar por primera vez la luna, escuchó atónito a lo lejos una taladradora.



Jorge Alonso Curiel

Era una mujer de buen corazón. Taladró la pared para que cada noche su triste vecino la viese desvestirse.



Jorge Alonso Curiel

La mujer se alegró por la taladradora de la obra cercana. Aunque tampoco así su marido logró salir del coma.



Jota

Los obreros se ilusionaron con las nuevas máquinas taladradoras, nunca les comentaron que habían llegado para sustituirlos indefinidamente.



Miguel Á. Molina

“Brrrr”. Pasaba el día repitiendo ese sonido: “Brrrr”. En la cárcel todos creían que había perdido la cabeza; ayer faltó al recuento diario.



M. Leonor

No pudiendo suspender las obras durante el concierto, el Director consiguió, al menos, que los taladradores se ajustaran a la partitura.



Daniel Alonso Moreno

Él dejaba siempre las tareas domésticas de bricolaje que implicaban el uso del taladro percutor para cuando venía su suegra de visita.



Ramón J.

Mientras sufría una pesadilla llena de brocas y taladros, los mosquitos le chupaban toda la sangre.



Recluta

Al sufrir los estallidos de las explosiones en la trinchera, el recluta echaba de menos el ruido de la taladradora y la radial en la obra.



Y uno, de regalo:



Sito

¡Tramposos! —gritó la montaña. Y todos los que habían empezado a taladrar el túnel huyeron aterrados.



Para aparecer como ganadores con vuestro nombre y apellidos escribid a cuenta140@elcultural.es



Gracias.



Saludos cordiales.