Hola, amigos. 

Podéis empezar a escribir sobre los perros. 

El ganador de la semana pasada, dedicada al ritmo, ha sido...: 

Pentagravio 

El público celebró el ritmo vivo que iba adquiriendo la música, pero finalmente el director logró atinarle a la mosca con la batuta.

El enorme sentido del humor de este microrrelato radica en la insólita colaboración de dos elementos antagónicos: una mosca, siempre desagradable, y el ritmo musical, siempre tan benéfico. Pero con la conjugación de ambos elementos no bastaría: hay también una colocación muy fina de las partes del relato en aras a su desarrollo efectivo, y solo al final sabemos a qué se debe el ritmo vivo de la música, solo al final comprendemos el carácter humorístico de la escena y la soltura de su astuto narrador. El molesto vuelo de una mosca logra insuflar ritmo y gracia al concierto de música, qué anécdota tan insólita y tan divertida. 

Enhorabuena, Max van der Chasquen, por el relato, sobresaliente, y por el premio. 

Otros micros pudieron haber ganado:   

Pilar Alejos 

Se mece rítmicamente con la cadencia de las olas a los pies del faro. Por la mañana, nadie apagará su luz.

Jorge Alonso Curiel 

"Lo esencial es no perder el ritmo", pensó el anciano antes de morir, tras excavar durante 30 años aquel túnel en su celda con una cuchara.

gpm 

“La muerte irá a mi ritmo”, se dijo el asesino. “Cometeré un crimen tras otro”. Segundos más tarde, sufrió el infarto.

Saludos cordiales