Arte

Luis Palma

2 enero, 2000 01:00

Tomás March. Valencia. Gobernador Viejo, 26. Hasta el 11 de enero. De 115.000 a 830.000 pesetas

Llevadas a la pintura por el Renacimiento, como telón de fondo desde el que construir un nuevo orden de cosas, las ruinas han sido recuperadas, desde entonces, para presentar en escena las sucesivas transformaciones de las sociedades modernas. Como ambientación por medio de la que se evocaban las bases de la razón y tramoya a través de la que se ponía en evidencia el despotismo, anhelando un paraíso perdido, las ruinas han ejercido una fascinación especial en los artistas. Ya en el arte contemporáneo, saliendo del paisaje que las vio desvanecerse, las ruinas han pasado a encarnizarse en cuerpos y objetos para presentar un retrato crítico de la sociedad. Luis Palma, ingeniero de arqueologías, ha recurrido en sus últimos trabajos al paisaje industrial para presentar un panorama inquietante. Frente a la severidad conceptual de Bernd y Hilla Becher, el artista portugués suaviza los matices de su retrato social, dejando intervenir al color que se recrea en todo lujo de detalles y formatos. Sin rastro humano, sólo presente en un par de retratos a la entrada de la exposición, sus fotografías dan cabida, no obstante, a la compleja fisonomía de nuestro entorno, a la desolación de nuestras huellas, aquello que es nuestra memoria más inmediata.