Anselm Kiefer
1973 "Héroes espirituales de Alemania"
18 octubre, 2000 02:00óleo y carboncillo sobre arpillera, 307 x 682. Colección Eli Broad, Santa Monica, EE.UU.
Anselm Kiefer (Donaueschingen, Bavaria, 1945) estudió Derecho antes de dedicarse al arte, empujado por una experiencia reveladora en el monasterio de La Tourette, en Francia. Fue alumno de Joseph Beuys entre 1970 y 1972 en la Academia de Dösseldorf. Su obra alcanzó pronto notoriedad como el más destacado artista de la generación de los llamados nuevos expresionistas alemanes, a la que pertenecen Löpertz, Baselitz, Penck o Immendorff. Sus obras, generalmente de grandes formatos, contienen referencias a la historia (especialmente al pasado nazi), a los mitos nórdicos, a la ópera wagneriana, a la teología y a la alquimia. Su producción incluye pinturas, esculturas, fotografías y libros de artista. De talante reservado y opuesto a las manipulaciones del mundo del arte, es, sin embargo, uno de los artistas vivos más cotizados y con mayor presencia internacional.
El "modelo real" de estos espacios es el techo de la vivienda y taller de Kiefer en aquella época, una antigua escuela restaurada en Odenwald. Como motivo iconográfico, la buhardilla es además un lugar para guardar objetos fuera de uso; en sentido figurado, almacena ideas ya inútiles, y allí se abandonan al olvido. Las buhardillas de Kiefer son un lugar simbólico para la pugna de los alemanes con su problemático pasado, desde los comienzos germánicos, pasando por Richard Wagner y el Tercer Reich, hasta el propio presente del artista. Héroes espirituales de Alemania es el cuadro de mayor tamaño y el que domina la serie. Presenta el desván como un enorme escenario de madera que se abre sobre la superficie total del cuadro, pero en el que no aparecen decorados ni actores. Su tamaño se corresponde prácticamente con el del espacio real, de modo que parece que éste se prolonga en el cuadro, o viceversa. Sugiere una irreal identidad entre la obra y el espacio en torno a ella.
El título de la obra aparece con la caligrafía típicamente escolar de Kiefer en la primera viga del techo. Sobre el entarimado se leen nombres de personalidades históricas de distintas épocas. El tamaño de la escritura se va reduciendo en correspondencia con la línea de fuga. Por parejas, se reconocen los nombres de Richard Wagner/Richard Dehmel y Josef Weinheber; Joseph Beuys/ Adalbert Stifter; Caspar David Friedrich/Arnold Bücklin; Friedrich II/ Mechthild von Magdeburg; Robert Musil/Nikolaus Lenau; Hans Thoma/Theodor Storm. Son, en total, seis poetas, cuatro artistas plásticos, un monarca, una mística y un compositor. Conforme al título de la obra, todos provienen de Alemania o del entorno lingöístico germánico. Irónicamente, este título hace alusión a la propensión de los alemanes a entender los logros culturales individuales como una contribución a la grandeza nacional. A media altura de las ventanas intercaladas entre las vigas, acompaña a cada uno de los "héroes espirituales" una llama, que parece simbolizar la gloria de los reunidos. Al tiempo, la llama alude a un simbolismo ambivalente de iluminación, divinidad y espíritu, aunque también de destrucción, aniquilación y muerte. En esta obra, Kiefer recoge el concepto de monumento cultural tan popular en el siglo XIX, responsable de la formulación de una especie de "identidad como pueblo" de la tradición artística y cultural alemana. Muchos especialistas quisieron ver también en este cuadro una alusión al Walhalla, templo neoclásico construido en conmemoración de los "alemanes gloriosamente eminentes" por Luis de Baviera entre 1830 y 1842 en Regensburg, a orillas del Danubio.
Kiefer, sin embargo, confronta esta idea con la ideología del Tercer Reich, ya que la construcción espacial del cuadro se basa en una fotografía de 1937 de una edificación nazi, un "lugar de esparcimiento para la juventud", cuyo amenazador aspecto recoge y transforma deliberadamente. Los nazis construyeron numerosas casas de juventud, según métodos de construcción tradicional a base de madera, orientadas a avivar las fantasías de tradición y nacionalismo. No se puede pasar por alto la similitud de este espacio con la "arquitectura patriótica" fascista, pero la vinculación artística con otras asociaciones -almacén de pensamientos, escenario, escuela, Walhalla- provoca que aparezca bajo una luz matizada y otorga a la obra múltiples significados.
Uno de los recursos artísticos principales de la estrategia pictórica de Kiefer consiste en la doble ruptura de un tabú: en primer lugar, se sirve de un repertorio de temas y figuras que habían sido tabú en la Alemania de los años posteriores a la guerra, y que todavía hoy inquieta a sus compatriotas y los hace dudar de sí mismos. En segundo lugar, lleva a cabo esta operación de tal modo, que su múltiple crítica parece esconderse bajo ademanes afirmativos, con lo que ha logrado crearse numerosos enemigos en Alemania. Por una parte, las transformaciones de la arquitectura nazi ponen de manifiesto el desmoronamiento y la desaparición de estas estructuras; por otra, tratan sobre nuestro horror ante la fascinación que nos produce la estética fascista. En última instancia, el artista no se asienta sobre un criterio unívoco, sino que desarrolla un sistema de imágenes y símbolos que incita a quienes lo contemplan a reflexionar sobre la falta de claridad de sus propios criterios. Este trato ambivalente de los temas que maneja, que siempre se le ha reprochado, convierte a Kiefer en un artista contemporáneo, en el mejor sentido de la palabra. Héroes espirituales de Alemania es uno de los ejemplos más convincentes de esta doble estrategia artística.