Doris Salcedo: La casa viuda VI, 1995. Madera, metal y hueso. Chris Marker: Silent Movie, 1994-95. Vídeo. Antoni Muntadas: TVE: Primer intento, 1989. Vídeo

¿Qué tendrá el arte británico para gozar de una extraordinaria presencia y repercusión en foros internacionales? Desde principios de los años noventa hemos sido testigos de la aparición de multitud de young British artists y de exposiciones que -como la famosa Sensation- han difundido, con particular repercusión internacional, las nuevas generaciones de arte británico. Al margen de todo aquello que puede favorecer la eclosión de estos jóvenes creadores, existe algo muy particular en el Reino Unido, sin igual en otros países: una promoción de arte muy eficaz dirigida por la administración. éste es el secreto de los young British artists.

Cuando se le preguntaba a uno de los creadores invitados, David Batchelor, sobre la especificidad del arte británico, él respondía que se aprovechaba de la difusión y promoción estatal, pero que el arte era internacional; no había ningún argumento para calificarlo de arte británico.

La verdad es que, desde el exterior, se observa con interés la escena británica y desde el interior se degusta la alegría y vitalidad que proporcionan el éxito y el mercado. De ahí que el objetivo de la presente exposición sea presentar -o importar- una selección de las ultimísimas experiencias de los young British artists que acaban de nacer y que substituyen a la anterior generación.

El punto de partida de la actual exposición es la muestra The British Art Show 5 realizada en el año 2000 en Edimburgo. Una exhibición que goza de reconocido prestigio y sobre la cual Victoria Combalía, comisaria de esta muestra, ha realizado la selección: David Batchelor, Michael Landy, Chad McCail, Grayson Perry, Marc Quinn, Patrick Brill (Bob & Roberta Smith).

Es difícil valorar una exposición colectiva y no podemos aquí comentar individualmente el trabajo de cada artista. Pero interesa insistir que The British Art Show 5 representaba un panorama ecléctico y heterogéneo del arte británico, compuesto por figuras históricas y jóvenes creadores; procedimientos diversos, pintura y dibujo tradicional, instalaciones, video, fotografía, etc.; planteamientos estéticos divergentes, del neoconceptual hasta la pintura-pintura... La comisaria ha realizado una selección personal y con ello articula la atmósfera de esta exposición: una imagen -entre otras posibles- de la producción de arte británico. La otra Britania es una aportación personal de Victoria Combalía.

Muy a grandes rasgos, el hilo conductor de la muestra es su carácter neopop, con todas las matizaciones que sean necesarias; de ahí las connotaciones neodadaístas y kitsch que pueden tener algunas de las piezas y la gran importancia del color; en este sentido la imagen gráfica de la exposición, que reinterpreta sus intenciones de la exhibición, contribuye a definir su carácter pop. Pero además existen otros elementos, sean ajenos al pop original o no: el sentido del humor y la ironía y una posición más o menos crítica, digamos, políticamente correcta o inofensiva. Victoria Combalía ofrece una visión fresca, divertida e interesante del arte británico, aunque sea solamente una vertiente de un panorama rico y plural.

La aportación de la comisaria es la de intentar definir y clarificar una sensibilidad, por no decir una tendencia, en este marco tan complejo y contradictorio como confuso. El mérito consiste en pensar o tomar el pulso al arte contemporáneo sin la comodidad que nos facilita la perspectiva del tiempo.