Nam June Paik, lírica high-tek
El Guggenheim de Bilbao inaugura una retrospectiva del pionero artista multimedia
23 mayo, 2001 02:00El recorrido de la muestra, patrocinada por la Fundación BBVA, comienza con una sala dedicada a las cintas de audio restauradas con el sonido grabado para sus acciones en el seno del movimiento Fluxus. Paik admiró a John Cage y trabajó con él, y como él, abrazó al mismo tiempo el Zen y el Dadá, en sus performances eróticas y extravagantes. En otra sala se pasa una selección de vídeos, desde las primeras cintas hasta los vídeos clave de toda su carrera posterior. Se exponen sus piezas de vídeo interactivo, como su Participation TV mediante la cual podemos ver nuestra propia imagen descompuesta en tres colores. Hay una sala dedicada a las colaboraciones de Paik: con John Cage, por ejemplo, o con la cellista Charlotte Moorman, intérprete de sus provocaciones, como TV Bra for Living Sculpture (1969) y Opera Sextronique (1966) que le costó a la pobre una detención por escándalo público y un proceso penal. El sintetizador de vídeo que inventó en 1969 con Shuya Abe para manipular las imágenes, distorsionándolas, fundiéndolas, coloreándolas... Después de haber revisado el Paik histórico, la otra mitad de la exposición está dedicada a las instalaciones recientes más espectaculares del artista, basadas en vídeo y láser.
El soporte de vídeo se ha convertido hoy en un cajón de sastre donde cabe todo, y dominado especialmente por el interés narrativo. Paik, en cambio, aborda la pantalla de televisión como un medio artístico específico con todas sus consecuencias: le interesa ante todo la pantalla misma, el temblor de su superficie. Le gusta emular las pantallas multiplicadas en los escaparates de las tiendas de electrodomésticos, formando un caleidoscopio fascinante.
En la televisión se encuentran paradójicamente el movimiento frenético y la "stasis", la detención: la constante fuga de imágenes acaba produciendo un efecto de suspensión del tiempo. Paik aspira, sobre todo, a reintegrar la nueva tecnología en la naturaleza, creando una suerte de paisajes electrónicos, toda una lírica "hi-tech". Por ejemplo en TV Garden (1974), donde los monitores de TV parecen crecer entre las plantas tropicales, y Peces reales/peces vivos (1982) donde se combinan los peces reales con su imagen virtual. En 1975 creó Paik su TV Vela (1975, un televisor vacío con una vela dentro; el reverso memorable de aquella pieza sería Una vela (Proyección de vela) (1988) donde una cámara capta la imagen de una vela y la proyecta, aumentada y distorsionada en diversos puntos de la sala (con el canturreo de Beuys en la Tienda mongol como fondo). La danza de los peces en el acuario, la danza de la llama de la vela inducen en el espectador una lenta fascinación, un trance hipnótico. Paik ha entendido que la televisión era la heredera legítima de ese poder narcótico.
El mismo trance tienden a provocar las obras recientes basadas en el láser, realizadas en colaboración con el técnico Norman Ballard. La oscuridad reduce las distracciones, los focos de luz concentran la atención, y el movimiento rítmico aplica en nuestra retina un suave masaje (el medio es el masaje, y no sólo el mensaje, decía MacLuhan).
En la bellísima instalación La escala de Jacob (2000) se proyecta un láser en zigzag a través de una cascada de agua de varios metros de altura, enlazando suelo y cielo (mientras al fondo, como en lo alto del cielo, una hilera de televisores recrea las fases de la luna: La Luna es la TV más antigua). En Tres elementos (2000) (círculo, triángulo, cuadrado, que parodian el reduccionismo del arte moderno) se crea, también con láser, unos espacios virtuales de profundidad infinita. A veces se trata de una experiencia más agitada, como en Cono de láser (2001) (una obra realizada para el Guggenheim Bilbao) una enorme pantalla cónica suspendida, en la cual entramos para contemplar absortos las espirales aceleradas de luz que sugieren una danza vertiginosa, como la de derviches giróvagos, o mejor, como la de los "voladores" mexicanos, que se dejan caer colgados, cabeza abajo, con los brazos abiertos, en el éxtasis del vuelo.