Image: Una ciudad para los artistas

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Arte

Una ciudad para los artistas

22 mayo, 2003 02:00

Árbol banco, de Mateo Maté

¿Cómo mejorar nuestras ciudades? éste puede ser un buen momento. Seis artistas han creado para El Cultural su proyecto de mobiliario urbano. Son seis propuestas que hacen el viaje de la utopía a la realidad, con escalas en la ironía inteligente (Mateo Maté y Rogelio López Cuenca), la sensibilidad (Laura Lío y Alberto Corazón) y la crítica social (Florentino Díaz y Fernando Sánchez Castillo). Ellos mismos las presentan.

Parafraseando a Baudelaire, podríamos decir que las grandes ciudades son auténticas selvas de símbolos. La ingente cantidad de objetos, reclamos e imágenes que viven en las ciudades forman una especie de piel fragmentaria y discontinua que el ciudadano apenas es capaz de integrar en una visión unitaria. Y, sin embargo, nuestra vida se ve condicionada por esas figuras, ya que todos somos hoy, antes que nada, habitantes de la ciudad. El planeamiento y la producción del mobiliario urbano están determinados de un modo central por los usos públicos que sus distintas piezas tienen como destino. Por eso se trata de una actividad que cae dentro del campo del diseño, en el sentido moderno que le damos al término: el de la concepción de objetos, figuras, o formas gráficas, pensados como series y dotados de una función práctica. Naturalmente, un "artista" puede actuar como diseñador. Pero esta actividad tiene una lógica y un desarrollo propios, específicos, que no son los del arte. La fuerte impronta estética del diseño está condicionada por su vinculación con el uso social. Y por ello resulta tan decisivo el papel de la buena forma que el diseño de calidad genera: contribuye a mejorar la calidad de la vida humana en las sociedades de masas. El desprecio o la ignorancia de esa importante función civil del diseño están en la raíz de la agresiva fealdad característica del mobiliario de nuestras ciudades. Si somos cada vez más sensibles al impacto negativo del ruido, no lo somos tanto ante las continuas agresiones del ruido visual descontrolado que el mal diseño ocasiona.

Naturalmente, en esto como en todo hay grados. Mientras que la mejor integración del diseño en la cultura de la ciudad motivan que Barcelona sea un ámbito donde el mobiliario urbano presenta ejemplos bastante buenos, pensar en Madrid nos lleva directamente a la pesadilla. El casticismo gobernante ha hecho de esta sufrida ciudad abierta una vitrina insolente de su mal gusto y de su mentalidad rancia. Los ejemplos son numerosos. ¿Tienen presentes los monstruosos chirimbolos, cuya agresividad de objetos compactos va unida a la falta de calidad del material plástico con el que fueron realizados? Pero si pensamos en ejemplos negativos, ninguno tan extremo como el de la plaza del Museo Reina Sofía, en la que las torres del aparcamiento y el recubrimiento con piedra del suelo nos conducen a una especie de visión onírica de un campo de concentración de otro planeta. Ese paisaje de dureza y desolación, sin la mínima concesión a la buena forma del diseño, sin comprender el papel civil del mobiliario urbano, es para mí incluso más que un ejemplo negativo. Es un emblema visual del cierre de la mentalidad conservadora, de su incapacidad para asumir la importancia de las intervenciones estéticas en la ciudad. José JIMéNEZ


árbol-banco, de Mateo Maté
Por encargo de una empresa de ingeniería genética, Mateo Maté ha desarrollado un proyecto de mobiliario urbano. Diversos tipos de árboles han sido modificados genéticamente para que se desarrollen con forma de muebles. El proyecto surge de la necesidad de aunar las necesidades de los ciudadanos con el cuidado y atención al medio ambiente, generando espacios ideales para las relaciones personales en un marco agradable. Enamorados, jubilados y ejecutivos tomándose el almuerzo van a volver a ser visiones típicas de nuestras ciudades. La versión básica se comercializa con el nombre de "Frondosa" cuyas plantas, de hoja caduca, dan una tupida sombra en verano y pierden el follaje durante el otoño. También se encuentra disponible el modelo "Tropical", basado en una palmera. Para la próxima temporada se tiene previsto ampliar la gama con una versión "Romántica", cuyas ramas tienen flores casi todo el año. El único inconveniente es su incompatibilidad con los suelos graníticos. M. M.

Mateo Maté (Madrid, 1964) es licenciado en Bellas Artes por la UCM. En 1988 obtuvo el premio de Escultura de la Comunidad de Madrid y en 1993 la beca de Eurocreation, París. Su primera individual fue en 1990. Entre sus exposiciones más recientes destacan Comer o no comer en CASA (Salamanca, 2002) y la muestra personal en Oliva Arauna (Madrid, 2003).

Banco-cama, de Laura Lío
El artista conceptual Joseph Kosuth se refería al lenguaje del arte contemporáneo como un "texto dentro de un contexto". Partiendo de esa premisa, esta propuesta de mobiliario urbano se sitúa dentro del contexto de cómo se han transformado algunos bancos en la ciudad de Madrid durante los últimos años, expresando una disidencia a favor del usuario, que devuelva a los bancos todas sus posibilidades de disfrute. Se trata de un banco-cama, una solución sencilla y pragmática para dos necesidades frecuentes del transeúnte: el descanso y el sueño. El banco-cama proporciona un lugar ocasional donde dormir a personas que se encuentran alejadas de su domicilio, o que sencillamente no poseen domicilio. Se trata de facilitar la vida, tanto a los que disfrutan de un paseo por la ciudad como a quienes se enfrentan a circunstancias adversas. En el banco-cama se puede leer el periódico, dormir la siesta, pasar la noche o simplemente recuperar el aliento antes de continuar la marcha. L. L.

Laura Lío (Argentina, 1967) vive y trabaja en Madrid desde 1990. Escultora y grabadora, ha participado en numerosas exposiciones individuales y colectivas, como la Feria de Arco 2003 con la galería Van der Voort y la galería May Moré o, en el verano de 2002, en la exposición Espacio, en la galería Marlborough de Madrid. Su obra forma parte de varias colecciones públicas y privadas, como el Museo Municipal de Arte Contemporáneo de Madrid o la Fundación Coca Cola.

La ciudad lenta, de A. Corazón
Lo que necesitamos es recuperar a la "ciudad lenta", aquella en la que el espacio público es un espacio que genera oportunidades para encontrarnos y relacionarnos tanto con los demás como con nosotros mismos. Diseñar es, fundamentalmente, organizar estrategias. Y crear, luego, los símbolos y los objetos que necesitaremos para el éxito de estas estrategias. Para la "ciudad lenta" necesitamos unos objetos: un nuevo tipo de asiento que proporcione descanso, pero más versátil, abierto y extravertido que el banco. Y necesitamos también un referente simbólico: la palabra, el texto poético, precisamente porque acepta infinitas lecturas. Asiento y texto. Eso nos garantiza un lugar para estar. A partir de ahí aparecerá un lugar para encontrarse. Aquí el ciudadano estará lo bastante cerca como para saludarse al sentarse; lo bastante lejos como para evitar la conversación, si se desea, sin ser incorrectos. A. C.

Alberto Corazón (Madrid, 1942) es conocido por su labor como diseñador. Como escultor y pintor su primera exposición fue en la galería Stein de Turín, en 1967. En 1989 obtuvo el premio Nacional de Diseño. Hay obra suya en los museos de Arte Contemporáneo de Osaka (Japón), Turín y Milán, en el Kunsthall de Rotterdam y en el Pompidou de París. En 2002 el Círculo de Bellas Artes organizó una muestra con obra de los últimos 10 años.

Silla’s Park, de Florentino Díaz
¿Por qué se están eliminado los asientos urbanos? Esta es la pregunta que encierra Silla’s Park. Más que un proyecto que se pueda realizar, ésta es una propuesta con cierta ironía, ya que trata de poner de manifiesto la falta de coherencia en las intervenciones que se han llevado a cabo en nuestras calles. Algunos ejemplos en Madrid: tras las obras de la plaza de Santa Ana desaparecieron todos los bancos, que fueron sustituidos por bloques de granito; así, donde antes se sentaban cincuenta personas, ahora sólo pueden hacerlo doce. La plaza está tomada por las terrazas y por las salidas del parking: otro disparate más que ha venido a interrumpir el paisaje urbano madrileño en lugares como la plaza de las Cortes, la del Reina Sofía, la Plaza de Oriente... ¿Dónde está y en manos de quién está mi espacio, nuestro espacio, vital? F. D.

Florentino Díaz (Fresnedoso de Ibor, Cáceres, 1954) expuso por primera vez en la V Bienal de Barcelona (1984) y, de forma individual, en 1988, en la galería ángel Romero de Madrid y, en Berlín, en la Galerie Lüsekrug. Díaz es premio Altadis 2001 y, en 1996, estuvo como becario en la Academia Española de Roma. Tienen obra suya la Fundación Coca-Cola, el MEIAC de Badajoz, el Ministerio de Asuntos Exteriores o la Fundación Altadis.

Pi(ca)ssoir, de López Cuenca
Se trata de una propuesta de EPP (Escultura Pública Polivalente) para los programas Málaga Ciudad Cultural, Málaga Ciudad Museo, Málaga Más Tuya y Málaga Picassoland, para ser instalada entre la calle San Juan de Letrán (conocida como San Juan de Letrina) y la plaza de la Merced (o de la Merdè), a escasos metros de la Casa Natal de Picasso. Pi(ca)ssoir devuelve a la escultura pública su función social y se suma en calidad de misión humanitaria a la campaña turístico-cultural que se desarrolla en la ciudad en los tres frentes siguientes: la picassización del centro histórico; la meatonalización del centro histórico y la monumentalización sin ton ni son. Pi(ca)ssoir ofrece unas características propias dignas de una consideración pormenorizada:
1. Funcionalidad: no es un florero inútil, un hermoso mojón sin más, sino también un equipamiento básico que da respuesta a las necesidades de la ciudadanía.
2. Calidad: responde a los requisitos de excelencia de los más reseñados modelos de la escultura pública en boga y apuesta por un clásico: un Duchamp.
3. Site Specificity: su colocación ha sido precedida de un concienzudo estudio del entorno: la Casa Natal de Picasso se encuentra en la finca conocida como Casas de Campos (¡du Champs!) y justo al lado del "Edificio Picassol", genial síntesis de genios locales ¿Picasso o Marisol? Más arte ¡imposible! R. L. C.

Rogelio López Cuenca (Nerja, Málaga, 1959). Tras obtener la beca Pablo Ruiz Picasso en 1991, cursó un año como becario en la Academia Española de Bellas Artes en Roma, en 1995. Su primera muestra individual tuvo lugar en la galería Juana de Aizpuru, en Sevilla y Madrid, en 1988. Entre sus últimas intervenciones públicas destacan Lima in memoriam, en la Bienal Iberoamericana de Arte Contemporáneo de Lima, en 2002, y Sin título. Capital Confort, en la Muestra de Arte Público de Alcorcón de 2001. Entre los museos que poseen obra suya destaca el MACBA de Barcelona, el Reina Sofía o el MEIAC de Badajoz.

Alimentador para aves, de Sánchez Castillo
Siguiendo la política de no añadir más objetos al depauperado espacio público, mi propuesta consiste en utilizar algunos de los ya existentes. Las estatuas en bronce de los grandes próceres, ésas con que se adornan nuestras ciudades, están huecas... físicamente. En ellas pretendo ocultar un sencillo mecanismo basado en el tornillo de Arquímedes, con el que hacer llegar a la parte superior de las mismas grano y alimento para aves. Se puede programar para hacerlo llegar lenta y continuamente o a horas predeterminadas. Las cabezas de nuestros héroes se llenarían de pájaros, revoloteando y picando con fruición sus cabellos; se alimentarían de sus grandes pensamientos, proporcionándoles mayor ornato y vida. Se llenarían además de mayores cantidades de guano que mejorarían las pátinas y abonarían los jardines circundantes. F. S. C.

Fernando Sánchez Castillo (Madrid, 1970) es licenciado en Bellas Artes por la UCM y tiene un master en Filología y Estética de la UAM. Durante 2000-2001 fue integrante del Group de Recherche en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Entre sus exposiciones destacan Abracadabra, en la Tate Gallery (1999), Toy Stories, en el INJUVE (2000) o las más recientes en La Casa Encendida (Madrid) y en La Caja San Fernando (Sevilla). Hay obra suya en el Fondo Nacional de Arte Contemporáneo (París) y en el CGAC (Santiago de Compostela).