Image: Contexto y descentralización

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Arte

Contexto y descentralización

Lo mejor del año: Arte / Análisis

30 diciembre, 2004 01:00

El Greco: Retrato del Cardenal Don Fernando Niño de Guevara (de El retrato español)

Especial: Lo mejor del año

Es inútil querer enfrentarse a la coalición de obras maestras de El Greco, Velázquez, Goya y algunos de los mejores pintores de los mejores momentos de la pintura española. Estaba cantado que El retrato español iba a estar, si no el primero, sí arriba en el palmarés. Javier Portús, su comisario, ha elaborado con finura e inteligencia un discurso teórico que verdaderamente se despliega en el diálogo de los cuadros en la galería central del museo. Una exposición, sin duda, que guardaremos en la memoria durante mucho tiempo.

No ha sido en absoluto el 2004 un mal año expositivo. Para empezar, ha tenido lugar un notable incremento de las buenas exposiciones de contexto, aquellas que desarrollan un argumento o analizan en profundidad un movimiento o una tendencia artística. Los críticos de El Cultural hemos registrado en nuestras votaciones ese fenómeno, que esperemos no sea pasajero, y hemos situado, entre las diez mejores del año, a seis de estas muestras (que fueron tres en 2002 y sólo dos en 2003). El segundo lugar ha correspondido a Arte y utopía, el ingente ensayo visual de Jean-François Chevrier que investiga el eco de la "acción restringida" de Mallarmé y las relaciones entre artes plásticas y poesía en el siglo XX (hasta los años 70): una revisión transversal de las utopías vanguardistas a través de cientos de obras cuya selección escapa de los cánones establecidos. Y el tercero a Gauguin y los orígenes del simbolismo, auténtico acontecimiento artístico que, con la guía de Guillermo Solana, nos ha acercado por nuevos caminos a un buen número de obras extraordinarias de Gauguin y los artistas de su entorno, casualmente también en contacto con la poética de Mallarmé. Además, tenemos entre los diez primeros la exquisita exposición sobre la visión de la Naturaleza de los prerrafaelitas ingleses, la panorámica sobre la fotografía con vocación conceptual (1960-1982), The Last Picture Show, y la potente y polémica mirada sobre la violencia política que se dirigía desde Laocoonte devorado, proyecto de Javier González de Durana.

Entre las exposiciones destacadas figuran otras colectivas argumentadas de gran relevancia: Arte termita contra elefante blanco, sobre el creciente peso del dibujo en el arte reciente internacional; Behind the Facts, que revisaba las profundas transformaciones que se produjeron en el arte entre 1968 y 1975 a través de la rompedora revista alemana "Interfunktionen"; Revolving Doors, acerca de las interrelaciones entre el espacio público y la esfera privada; Esfuerzo, que escenifica los sueños y fracasos de la cultura contemporánea o El salvaje europeo.

Las presencias individuales en los puestos de honor son lideradas por Dalí, en su centenario, con el completo seguimiento de su implicación en los medios de masas, seguido de Oteiza, figura indiscutible a la que justamente se ha puesto en valor, una loable reivindicación de la dadaísta Hannah Hüch y el gran James Turrell, uno de los pocos creadores que ha desarrollado realmente inéditas experiencias artísticas. él no ha sido el único peso pesado del arte internacional que nos ha visitado este año: recordemos las exposiciones de Bill Viola, Vito Acconci, James Rosenquist, Gerhard Richter, Giuseppe Penone, Nancy Spero, Julian Schnabel o Albert Oehlen, o, entre los más jóvenes, Vik Muniz, Doug Aitken y los Chapman. Esta abundancia de eventos nos ha obligado a relegar en las votaciones a las exposiciones en galerías privadas, que nos mantienen vivos como espectadores curiosos en tiempos de carestía, e incluso a atender demasiado poco a las exposiciones en museos y centros de arte de artistas españoles, encabezadas este año por el maestro Tàpies con su presencia en el MACBA. Hemos reservado, no obstante, alguna votación para subrayar el alto nivel de artistas jóvenes como Daniel Verbis, en un momento brillante y activo, Javier Pérez, Sergio Prego, Montserrat Soto, José Manuel Ballester, Manu Muniategiandikoetxea y (de otra generación) Txomin Badiola.
Como conclusiones, podemos destacar la ya consolidada descentralización del arte en nuestro país, en un momento en que Madrid casi ha perdido la ambición de abordar proyectos de gran calado y de compromiso con lo actual. En Barcelona, Bilbao, Vitoria, Vigo, Santiago, Málaga, Granada, Salamanca, Burgos o Valencia, a menudo con presupuestos modestos, se elaboran programaciones muy dignas y en ocasiones merecedoras de mayor repercusión. Habrá que moverse.