Image: Elena Ochoa Foster

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Arte

Elena Ochoa Foster

"Ivorypress Art + Books es un lugar donde van a ocurrir muchas cosas"

27 enero, 2009 01:00

Elena Ochoa presenta el nuevo espacio de su editorial en Madrid. Foto: Paco Campos / EFE

Marta Caballero
Decía el oráculo publicitario que muchas revoluciones han salido de un garaje, cuando este espacio funcional se reconvierte por necesidad en lugar de creación. En uno antiguo y desvencijado Norman Foster y su equipo de arquitectos hallaron el lugar perfecto para ubicar la sede permanente de Ivorypress Art + Books, la editorial fundada en 1996 por su mujer, Elena Ochoa, y que desde ahora dialogará con el público y los artistas en la calle Comandante Zorita de Madrid. Responden las nuevas señas de la editorial a una deliberada decisión por parte de Lady Foster, que prescindió de localizar su empresa en ciudades como Nueva York y Londres para evitar así la circunscripción del arte a los círculos, ciudades y calles previsibles. "Es un lugar en el que van a ocurrir muchas cosas. No es una galería, no es un centro cultural ni educativo, sino una editorial que crea actividades y que va a ir evolucionando con el tiempo. Aunque tenga un programa de actos previsto para los próximos dos años, estos se irán creando con el público y con diferentes decisiones que el equipo vaya tomando conmigo de lo que puede ser este espacio", asegura.

El objetivo será convertir el espacio en un punto de encuentro abierto a iniciativas, acuerdos y colaboraciones dentro del panorama del arte internacional movidos por la intuición para convertir a talentos desconocidos en creadores de primer nivel. "Queremos seguir abriendo nuestras puertas a artistas emergentes a través de becas, y a nuevas formas de expresión desde la pintura, la escultura, la fotografía y el vídeo, pero también desde la música y la escritura", amplía la dueña de Ivorypress desde la nueva sede del centro, que podrá visitarse a partir de febrero y cuya puesta de largo la protagonizará la exposición Mirography, de Miroslav Tichý.

Comisariada por Harald Szeemann, esta primera incursión expositiva en Madrid comporta una verdadera declaración de intenciones. Lejos de cualquier tipo de convencionalismo, más propia incluso de tendencias más barcelonesas que madrileñas -comentaban algunos en la presentación-, la serie de fotografías pronostica un futuro rompedor a la institución. La propia Elena Ochoa apunta al respecto de las instantáneas de Tichý: "Lo hemos escogido por su concepción del arte, en el que la imagen fotográfica es pura poesía". Como un Bukowski de la imagen, como un hombre huido de otro tiempo, el artista checo ha renunciado a cualquier aspecto consumista del arte y del mundo en general. En su afán por mantenerse al margen, ha creado sus propias cámaras reciclando material extraído de cubos de basura. De formación pictórica, esto sí (en sus frases, la hermosa expresión que dicta: "la fotografía es pintar con luz"), construye un mosaico deliciosamente defectuoso de las mujeres de su localidad natal, Kyjob, sorprendidas en la piscina, de picnic, corriendo o paseando, en un equilibrio entre la naturalidad y los aspectos más bellos de la naturaleza femenina.

La propuesta, que permanecerá abierta al público hasta el próximo mes de mayo, es la primera retrospectiva del Tichý en España, aunque sus obras ya han paseado grandes centros de arte como la Kunsthaus de Zurich, el centro Popidou de París y el Museo de Arte Moderno de Frankfurt.