Pintura esquizoide en el Reina Sofía
El centro artístico acoge la primera retrospectiva de la figuración madrileña de los 70, en la que destacan nombres como el de Luis Gordillo y Manolo Quejido
2 junio, 2009 02:00Detalle Cartulinas de El Ataque. Mi sitio, de Manolo Quejido.
ELCULTURAL.ESPese a ser reconocidos como grupo y tratados como tal, tanto en su momento como en la historiografía posterior, los artistas encuadrados dentro de la Figuración Madrileña de los setenta no han sido nunca objeto de una exhibición retrospectiva ni de una revisión en profundidad. Por ello, la exposición Esquizos que ha organizado el Museo Reina Sofía, se propone suplir ambas carencias a través de la reconstrucción de su contexto formativo y de desarrollo, delimitado por el arco cronológico establecido entre 1970 y 1985. Carlos Alcolea, Chema Cobo, Carlos Franco, Luis Gordillo, Sigfrido Martín Begué, Herminio Molero, Guillermo Pérez Villalta, Luis Pérez Mínguez, Rafael Pérez Mínguez, Manolo Quejido y Javier Utray; serán los protagonistas de esta muestra que ha sido comisariada por María Escribano, Iván López Munuera y Juan Pablo Wert.
Con una idea de contextualizar a este grupo, y situarlo en el ámbito sociocultural en que se produjo, la muestra no sólo contiene pinturas y dibujos, sino también materiales documentales, ilustrativos o referenciales de diversa índole (fotografías, películas, vídeos, música, objetos, libros, revistas).
Tanto la situación cultural y sociológica del tardofranquismo y los decisivos cambios políticos de finales de los sesenta, como la crisis de los lenguajes artísticos que se dieron en el momento, mezclado con las diferentes referencias estéticas que experimentó esta generación- Marcel Duchamp, David Hockney, Alex Katz, R. B. Kitaj, Frank Stella, Ed Ruscha, David Bowie, Roxy Music, John Cage, Walt Disney o la Internacional Situacionista- fueron los distintos escenarios que acompañaron a este grupo de artistas.
Tal y como explica uno de los comisarios de la muestra Iván López Munuera refiriéndose al título de la exposición: "de forma esquizoide- es decir, sin separar ninguna parcela de conocimiento, sino mezclándolas para problematizar el contexto en el que se movían - se marginó la envoltura retiniana, para privilegiar la reflexión sobre el medio, siendo un anticipo de corrientes internacionales posteriores como la Trasvanguardia italiana o los Neue Wilde alemanes. El título incide, además, en el apelativo bajo el que fueron denominados desde mediados de los años setenta por los pintores del barcelonés grupo Trama, "Los Esquizos de Madrid", que provenía de las continuas citas a El Anti-Edipo de Deleuze y Guattari realizadas por los miembros de la figuración madrileña".
La exposición recorrerá, por lo tanto, los diversos hitos de los que estos artistas formaron parte o fueron testigos, como los seminarios de Generación Automática del Centro de Cálculo, el Ciclo de Nuevos Comportamientos Artísticos del Instituto Alemán o las clases de estética impartidas por Simón Marchán e Ignacio Gómez de Liaño en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid. Tras esta etapa, tuvieron lugar sus primeras exposiciones individuales en la fundacional Galería Amadís, dirigida por Juan Antonio Aguirre, así como en las galerías Buades, Edurne o Vandrés. Estos espacios, sumados a la práctica de la pintura figurativa a mediados de los setenta, fueron sus nexos de unión junto a otros vínculos como el poliédrico estudio de Javier Utray, las fiestas en casa de Bola Barrionuevo o las sobremesas en Carrió. Auspiciados por la nueva crítica -representada por Quico Rivas, ángel González, Fco. Calvo Serraller, J. M. Bonet o F. Huici- y por programas televisivos como Trazos y La Edad de Oro, en TVE y dirigidos por Paloma Chamorro, el grupo se disgregará a mediados de la siguiente década, tras colectivas como 1980, Madrid D. F. u Otras figuraciones, desarrollando desde entonces carreras singulares y heteróclitas.
El objetivo general de esta exposición es por un lado, el de contribuir a la definitiva inscripción historiográfica de este grupo de artistas, y por otro, el de despertar en el espectador las precisiones, reflexiones y evocaciones que faciliten esa comprensión directa y profunda que se persigue.