Vista de la instalación de Aleana Egan.
Aleana Egan presenta una nueva exposición con obra reciente en su galería escocesa, Mary Mary. Su obra se mueve entre las sombras que dejan tras de sí la escultura y la literatura.
Aleana Egan nació en Dublín en 1979 y ya ha realizado importantes exposiciones. Participó en la 6 Berlín Biennial con unas piezas fragílismas, como líneas dibujadas en el espacio exterior. Quizá recuerden aquel descampado en el que trabajos de cinco o seis artistas se perdían entre la maleza. Uno de ellos era el de Egan, una estructura de metal que semejaba un dibujo en el aire. También ha realizado una exposición individual en el Kunsthalle de Basilea. Curiosamente, al frente de ambas muestras se encontraba el director de la institución suiza, el comisario polaco Adam Szymczyk.
Esta exposición escocesa toma su título de un libro del escritor norteamericano Saul Bellow, More die of heartbreak, publicado en 1987. La literatura es una de las fuentes más recurrentes en el trabajo de la irlandesa pero el suyo no es un mero ejercicio de traducción visual. Es más bien la formalización de los resto que deja una lectura en la memoria. La deriva que toma un texto se funde en su trabajo con las experiencias que dimanan de su siempre intensa relación con la arquitectura. De la idea de construcción y de su vertiente estética procede la variedad de materiales que utiliza en su trabajo. La exposición está compuesta por piezas escultóricas de pared y de suelo. Algunas están realizadas con materiales puramente estructurales como el acero y otras con elementos más precarios como el cartón, el algodón o la masilla. Son formas eminentemente abstractas que aluden a la experiencia urbana, a la dualidad interior-exterior que se desprende del permanente contacto con lo arquitectónico.
La pieza central de la exposición, un trabajo de suelo en el que comparten escenario grandes superficies de fieltro y formas que podrían parecer edificios en construcción, ofrece el aspecto de una planimetría, de un complejo orgánico en crecimiento. Es algo fuertemente arraigado en lo procesual y transitorio, como si todo estuviera aún por suceder. Junto a ella hay piezas de pared más livianas a pesar de estar hechas de acero. Son como finas líneas que evocan el recorrido de la mirada, el fluir de lo visual en la cotidianeidad de lo urbano.
Hay también en la exposición un trabajo en vídeo, realizado junto con Harriet Tritton, que versa sobre el diario escrito por la escritora caribeña Jean Rhys y cómo su escrito fue llevado al cine y transformado en su naturaleza esencial por Ford Maddox Ford en 1924. Egan se asoma a cómo pueden manipularse las ideas hasta adoptar formas diversas y a menudo insólitas. Algo que avanza de modo paralelo a cómo los motivos con los que uno se topa en su experiencia diaria pueden más tarde devenir en formas discursivas, elementos estéticos.