Image: Nico Munuera, en expansión

Image: Nico Munuera, en expansión

Arte

Nico Munuera, en expansión

Inaugura el 8 de septiembre en Madrid una exposición doble, en las galerías Max Estrella y La Caja Negra. Este verano ultima los preparativos en Valencia.

29 agosto, 2011 02:00

Nico Munuera

Acaba de aterrizar en Valencia, donde reside y trabaja. Nico Munuera (Lorca, 1974) uno de los pintores jóvenes con mayor proyección de su generación, tiene también estudio en Berlín, donde llegó hace tres años y donde gracias a una beca de residencia de la CAM ha podido quedarse, alquilar un espacio mayor y vivir entre las dos ciudades. De hecho, las obras de las dos exposiciones con las que abre temporada en Madrid están realizadas a caballo entre la capital alemana y la del Turia. "En realidad -cuenta- en Valencia es donde hago las obras más grandes, tengo más espacio. De Berlín he traído parte de los papeles que podrán verse en La Caja Negra", porque será en esta galería donde muestre Ribbon, serie sobre papel en torno a la condecoración como elemento abstracto.

Si una de las anteriores exposiciones de Munuera en Madrid (No-Flags) tenía a la bandera como elemento central, ahora es la medalla y las relaciones de color que establecen entre sí estas pequeñas insignias, lo que le sirve al artista para darle otra vuelta de tuerca a la pintura. También es ésta, la pintura, lo que relaciona esta exposición con la de la galería Max Estrella: "La pintura como algo autónomo y la importancia de la interrelación del color en sus espacios limítrofes", explica el artista. Y en cuanto a la diferencia fundamental entre ambas "es el referente que ha motivado cada una de las exposiciones que conlleva un resultado de apariencia visual distinta la una de la otra", dice.

En realidad es la segunda vez que Nico Munuera organiza una exposición conjunta en estas dos galerías madrileñas, la anterior fue en 2008. Una colaboración a tres bandas que no es muy habitual pero que debió dar buenos resultados en su día puesto que han decidido repetir la experiencia. "Surgió de una manera natural. Creo que la clave para que esta situación funcione es trabajar con un nivel de generosidad y profesionalidad muy alto. Cuando uno está concentrado en hacer el trabajo lo mejor posible no hay cabida para absurdas competencias que sólo llevan es al empobrecimiento de todos los implicados", afirma el artista.

Hoy, el campo de acción de Munuera es un campo expandido. Poco preocupado por el devenir de la pintura y más interesado en abrirse a nuevos universos creativos, este curso que ahora termina ha estado trabajando con otros artistas y diseñadores gráficos lo que le ha llevado a desarrollar proyectos alejados, al menos en parte, del área de acción de la pintura. "He estado trabajando en animación con Nelo Vinuesa (Valencia, 1980), preparando un proyecto en vídeo que presentamos a principios de septiembre en el Festival de la Bâtie, en Ginebra. Me apetecía arriesgar en otro campo, aunque seamos totalmente criticados". También en este sentido, esta vez con los diseñadores de El bandolero lacabra, ha logrado autoeditar un par de libros "por puro placer -asegura- en la medida en que nos lo podíamos permitir económicamente, hemos realizado ediciones de 30 o 50 ejemplares".

Aunque, claro está, la pintura sigue ahí, en el centro de todo, y su particular manera de enfrentarse a la mancha y al color le llevo a participar junto a otros tres artistas en la muestra Abstracción racional que organizó el CGAC de Santiago de Compostela. "Era un proyecto realmente para disfruta de la pintura, con lecturas muy ricas y acertadas entre los artistas que participamos. Está de más decir lo emocionante que fue estar al lado de pintores a los que admiro, como Juan Uslé y José Loureiro", comenta.

Y su último trabajo lo ha hecho en el Hospital de Denia, allí ha formado parte del proyecto que lleva Alicia Ventura para DKV y que trata de acercar el arte a enfermos de cáncer y hacerles partícipes del proceso creativo. "Está bien alejarse de la hoguera de las vanidades que a veces puede resultar el mundo del arte", asegura el artista que ha dado pintura y pincel a los internos realizando una pieza in situ, entre los cables y los sillones de la sala de quimioterapia.

Este verano, además de acabar algunas de las obras de gran formato que mostrará en Max Estrella, Munuera tiene que rematar algunas ideas: todavía no tiene claro si pintar o no la pared de la galería, aunque es casi seguro que al menos una de las zonas irá en gris porque las obras de My Ross Island son muy blancas, casi nucleares. "Por no hablar del lío de logística, porque yo trabajo solo, no tengo asistentes, y el tema del transporte y de los montajes me quita mucho tiempo", dice. ¿Habrá lugar para vacaciones? "No estoy seguro de conseguirlo".