Los tiovivos de Carsten Höller
Enel Contemporanea. MACRO de Roma. Hasta el 26 de febrero
Carsten Höller (Bruselas, 1961), uno de los artistas más importantes de su generación, se encuentra en un momento muy activo de su carrera, con dos grandes proyectos en marcha que le han situado, otra vez, bajo los focos de la atención internacional. A la gran exposición retrospectiva que le dedica estos días el New Museum de Nueva York, se une ahora un proyecto específico auspiciado por Enel Contemporanea, la compañía eléctrica italiana que desde hace cinco años desarrolla un importante trabajo de apoyo al arte contemporáneo al que se quiere vincular a partir de ideas asociadas a la innovación y a la atención al medio ambiente. Höller es uno de los artistas que con mayor ahínco ha investigado las relaciones entre el arte y la ciencia. La selección de su trabajo es, en este sentido, acertada.
Carsten Höller presenta dos de sus célebres tiovivos en un espacio en el que ha intervenido pictóricamente el muro con una trama que genera cierta inestabilidad perceptual y sensorial. Este ha sido, y es, el principal argumento del artista, que quiere situar al espectador más cerca de la experimentación -asociada al campo de la ciencia- que de la contemplación -vinculado tradicionalmente al arte-. Höller, que es entomólogo de formación, muestra dos tiovivos que avanzan muy lentamente y en direcciones opuestas en los que el usuario se cuestiona en todo momento su papel en relación al trabajo y al espacio en el que se encuentra. Un profundo sentido lúdico, marca de la casa del artista, sobrevuela el trabajo y toda la experiencia. Ésta, la de la consolidación de la experiencia en el contexto del arte, es, en esencia, la propuesta que ha llevado a Höller al lugar de privilegio que ocupa en el concierto internacional.