Una de las obras de Cevdet Erek que puede verse en la Kunsthalle Basel.
Arranca 2012 la Kunsthalle de Basel con un proyecto individual del turco Cevdet Erek, uno de los jóvenes más prometedores de su país.
Erek centra buena parte de su interés artístico en el ámbito del sonido, el ritmo, la luz, el espacio, que interviene a partir de estrategias que tienen en los efímero su principal componente. Su obra suele enmarcarse la tradición del site-specific, esto es, está habitualmente pensada para el lugar en la que se exhibe. No es tanto un artista de estudio, de taller, como uno con enorme capacidad para captar las singularidades del espacio expositivo. En la dialéctica de lo tangible y lo inmaterial se encuentran buena parte de los orígenes de su trabajo (en Can Xalant realizó una pieza de texto que sólo podía leerse en sombra). Estudió arquitectura en Estambul y tiene un doctorado en música por el universidad de la capital turca, donde es un habitual de la escena musical underground, de la que participa con su proyecto Nekropsi.
Bajo el título Week, Erek presenta un conjunto de trabajos entre los que destaca una pieza homónima situada en la cristalera que hay encima de la entrada al centro. Visible desde el exterior, la palabra WEEK está reproducida con LED. Es un signo de carácter lúdico que choca con la sobriedad de la arquitectura de la Kunsthalle y con la tranquilidad del barrio en la que se encuentra, rodeado de museos en un ambiente culturalmente elitista. Pensando en el contexto de música underground del que procede, a buen seguro que Erek habrá querido desmontar los convencionalismos en torno al aura museística y a la tradición de alta cultura y de refinamiento que siempre ha caracterizado la ciudad de Basilea. Pero también, nos cuenta el artista, hay un guiño a la plaza contigua a la Kunsthalle, que alberga, por cierto, un imponente pasillo de Richard Serra, pues es el lugar donde los jóvenes se citan antes de dirigirse a los bares del barrio.
Otra pieza realizada con LED, Day, alumbra la noción de temporalidad inherente al proyecto, con los días de la exposición representados por diferentes secuencias de píxeles separadas unas de otras por negros intervalos. Además de la "sucesión de días" que da lugar a la duración de la exposición, Erek juega con otras medidas temporales fundadas en la alternancia de luz y oscuridad, del día y la noche. Quiere el artista jugar con la dualidad entre la alta y la baja cultura de la que son epítomes, respectivamente, los museos y las discotecas. De algún modo, Erek quiere ofrecer al espectador un tipo de experiencia que habitualmente queda excluida de la parafernalia museística.
Erek enmarca el concepto de ritmo, por el que siente un profundo interés, en el contexto, más amplio, de tiempo. En algunos trabajos, el artista juega con acontecimientos que desvincula de su momento histórico (en Estambul regalaba unas reglas de medir en las que, en vez de los baremos tradicionales de medición, se leían fechas que no aludían a episodio alguno). Y como en la instalación de Viena, en la que, desde los altavoces situados en la malla que cubría el patio, emergía una secuencia rítmica que subvertía el clásico compás 3/4, Erek pretende re-articular las convenciones del ritmo musical para buscar nuevas asociaciones en el sobrio marco arquitectónico de la Kunsthalle.