Uno de los retratos que conforman la exposición en la Fundación Juan March.

"Intensa y concentrada". Así define Manuel Fontán, director de exposiciones de la Fundación Juan March, la muestra Giandomenico Tiepolo . Diez retratos de fantasía, que abre mañana al público en la sede madrileña de la fundación. En apenas 30 metros cuadrados y por apenas poco más de un mes (permanecerá abierta hasta el próximo 4 de marzo), todo aquel que se acerque hasta ella podrá disfrutar de un hallazgo de notable interés artístico.



Giandomenico Tiepolo (Venecia, 1727-Ídem, 1804) vino a Madrid en 1762, junto con su hermano Lorenzo y su padre, Giambattista, el patriarca de la denominada 'factoría Tiepolo'. Tenían el encargo de pintar varios techos del Palacio Real. En total, permaneció en nuestro país 10 años. A la muerte de su progenitor y principal maestro decidió volver a su ciudad.



Fue aquí donde pintó la serie de retratos que exhibe la Fundación Juan March. Lo hizo en el año 1768. Este es el único dato en el que hay nitidez y consenso entre los estudiosos. Todo lo demás parece envuelto en brumas de lo incierto. "Es muy frustrante intentar recomponer el itinerario de estas pinturas", explica Andrés Úbeda de los Cobos, jefe de conservación de pintura italiana y francesa del Museo del Prado. Él ha intentado tirar del hilo pero su investigación ha sido poco fructífera. "Sabemos que uno de ellos estuvo en el Museo de Bellas Artes de Cádiz, donde se conserva una copia que por mucho años pasó por original. Luego estuvo en manos de un coleccionista en el Puerto de Santa María y tras la guerra civil lo adquirió su actual propietario".



La pregunta cae por su propio peso: ¿Y quién es? Manuel Fontán le guarda el anonimato. Sólo advierte que, en sentido estricto, "no es un coleccionista". La importancia de las pinturas estriba, entre otros aspectos, en el hecho de que se hayan conservado juntas, como fueron concebidas. Porque no se sabe quién las encargó ni con qué fin pero sí parece claro que fueron concebidas conjuntamente (todas tienen el mismo tamaño), "para que unas explicaran a las otras", añade Úbeda de las Cuevas. Para él, tener esta decena de lienzos juntos es "un milagro". Un milagro que puede estimular nuevos estudios sobre este pintor, ya que los últimos datan de los años 70.



Lo normal es encontrar estos retratos de Tiepolo dispersos: uno aquí, otro allá. Rara vez aparece un par de ellos juntos. Tener diez es un festín para los expertos en su obra. La serie alterna imágenes de varones barbados que remiten a filósofos y sabios, muchos de ellos con ropajes orientales. De otro lado, está la vertiente femenina, compuesta por mujeres jóvenes, de tez pálida y disposición delicada. Los retratos masculinos tienen la clara impronta de las enseñanzas de su padre, hombre muy apegado a la tradición. En los segundos, sin embargo, se pueden ver ya detalles (algunos escorzos, en particular) de osadía pictórica en los que se cifra la personalidad específica que con los años fue desarrollando Giandomenico Tiepolo. En todos, salvo en dos, la inspiración está en la imaginación del artista: no hay una modelo de carne y hueso representada. De ahí la denominación de retratos de fantasía.



Esa sensibilidad intransferible alcanzó su cénit en los años finales de su vida. "Ese periodo último me recuerda al Goya de las pinturas negras, replegado en su propio mundo. La reivindicación de Veronese y el siglo XVI veneciano que sostenía Tiepolo chocaba directamente con el Neoclasicismo en auge en ese momento. Él también se encerró en su propio universo, donde lo teatral tenía mucha presencia, y el juego confuso entre realidad y ficción".



El Prado posee de él un Via Crucis, pintado para la Iglesia San Felipe Neri de Madrid. ¿Y no le tienta echarle el guante a estos? A Úbeda de los Cobos le toca responder: "Tienen calidad suficiente para estar en el museo pero el Prado no puede comprarlo todo. Además, el propietario tiene que manifestar primero la intención de vender". Algo que todavía no ha hecho. Por si acaso no se da la transacción, la única oportunidad para verlos es este mes en la Fundación Juan March. Quedan avisados.