Vista de la exposición El eterno femenino en la Fundación Canal.

La expresión "eterno femenino" acuñada por Goethe reúne a la madre y a la amada en un principio universal que remite a la propia Eva y que, por tanto, unifica a las diversas modalidades de la mujer en un modelo intemporal y platónico. Un concepto que se materializa en la obra de Picasso, quien hizo de la figura femenina uno de sus temas iconográficos más recurrentes sin limitarse al enfoque reduccionista de lo erótico. Tomando como título el término del genio alemán, la Fundación Canal rinde homenaje a esta mirada fascinada e interrogativa de Picasso hacia la mujer, con 66 grabados realizados entre 1927 y 1964. Las obras, pertenecientes a la Fundación Picasso (Museo Casa Natal - Ayuntamiento de Málaga), muestran la visión múltiple del artista malagueño, desde la herencia del Renacimiento hasta la deconstrucción cubista.



La exposición, ubicada en la sede de la Fundación Canal de la Comunidad de Madrid, junto a la Plaza de Castilla, estará abierta al público hasta el 8 de abril. "Va a ser una de las exposiciones más interesantes que tengamos estos días en Madrid, y sirve como un magnífico aperitivo para ARCO, que convertirá a la ciudad en la capital mundial de la pintura moderna y contemporánea dentro de 15 días", señaló Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid y presidente del Canal de Isabel II. Le acompañaron en la presentación de la muestra la directora de la Fundación Canal, Eva Tormo, y el director de la Fundación Picasso, José María Luna, que atribuyó a los inicios del pintor en Málaga la constante presencia de la mujer en su obra: "Picasso se crió con su madre, su abuela y sus tías en su casa natal, donde se ubica nuestra fundación. Siempre tuvo una estrecha relación con el mundo femenino, y es natural que eso se trasladase a su obra".



Reciben al visitante un enigmático y distante Busto Estilo Moderno en contraste con el refinamiento y la expresividad del Retrato de la señora Rosengart, en el que se aprecian "unos ojos almendrados que según las últimas interpretaciones remiten a influencias íberas y no africanas, como se suele creer", explicó el director de la Fundación Picasso.



El segundo tramo de la exposición muestra, bajo la bóveda de ladrillo del sótano de la fundación, una serie de retratos de Picasso a sus dos grandes amadas: Françoise Guillot, madre de sus hijos Claude y Paloma, y Jacqueline Roque, su última compañera y esposa. La serenidad de la primera y la distinguida elegancia de la segunda aparecen en grabados como Françoise con lazo en el pelo o Jacqueline leyendo.



En la sección La herencia del Renacimiento, Picasso resucita las formas elegantes de los retratos femeninos del Renacimiento con mujeres generalmente representadas de perfil, ocasionalmente ornadas con flores o con cuellos alargados al estilo manierista. En esta sala, sobre una pared de color cobrizo que recuerda a las planchas empleadas en el proceso de grabado, obras como Figura con blusa de rayas evidencian (1949) una evolución hacia la ruptura cubista "partiendo siempre desde un conocimiento profundo de lo clásico", aclaró el director de la Fundación Picasso.



Las obras expuestas forman parte de la colección Jan Lohn, adquirida por la Fundación Picasso en 2004, que comprende 223 obras que fueron reunidas por un coleccionista alemán. A su vez, ésta se nutrió de la colección personal de Picasso, heredada por su hija Paloma, y del editor gráfico de sus grabados, Fernand Mourlot. "Picasso y su editor se quedaban con las tiradas de prueba, que están consideradas como las mejores. Además, Picasso sólo firmaba su obra cuando las vendía o regalaba, por lo que la ausencia de firma en estos grabados no hace sino confirmar su autenticidad".