Aernout Mik

Es uno de los artistas holandeses más importantes de su generación, que ahora llega al Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid para presentar algunos de los trabajos que definen su práctica artística.

Perder el control nos lleva muchas veces a una alteración, a no ser del todo conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor. A sentirnos perdidos, subordinados por lo que pasa. A estar confusos. Precisamente, en esa indeterminación que supone el desfase emocional entre un acontecimiento y cómo nos afecta, Aernout Mik (Gröningen, Holanda, 1962) evoca lo que nuestra conducta tiene de fragilidad. Sobre ella gira todo su trabajo. Sobre dinámicas y conductas: las que nos colapsan, las que nos alienan, las que nos diferencian. Ante las que claudicamos. Un trabajo que infunde una violencia sutil y contradictoria que pone en duda nuestra capacidad de relacionarnos.



Hoy lo vemos en el CA2M de la Comunidad de Madrid, donde presenta algunas de sus obras, que tienden de un lazo con la última presentación de su trabajo en España, en 2003, en CaixaForum de Barcelona. Su primera exposición individual fue en el Van Abbemuseum de Eindhoven, en 2000. Luego sus trabajos de vídeo, performance, arquitectura y escultura representó a Holanda en la Bienal de Venecia de 2007, y pasaron por el Candem Arts Center en Londres en mismo año, el Ludwig Forum für Internationale de Alemania, en 2008 o por el MoMA de Nueva York en 2009. Esta temporada 2011-2012 la Galeria National du Jeu de Paume de París, el Folkwang Museum de Essen y el Sterdelijk de Ámsterdam están presentando la mayor revisión de su trabajo hasta la fecha.



Gluminosity, 2001

Tensiones emocionales

De sus primeros trabajos a los últimos dice que hay algunos cambios, aunque una sintonía común: "En los más antiguos, el énfasis estaba en la parálisis de las situaciones de crisis, en la fusión entrópica de los objetos, gente y espacios. Últimamente, mi obra muestra una respuesta social más activa, habla de impulsos lúdicos y violentos. Son un intento de construir otro tipo de solidaridad activa. Sin embargo, una ambigüedad fundamental permanece en toda mi obra", explica. En el Centro de Arte Dos de Mayo presenta cuatro de esos trabajos, alguno de los primeros, como Gluminosity (2001), otro de los últimos, realizado para su exposición en el MoMA, Schoolyard (2009) y dos de sus obras de 2006, Training Ground y Row Footage. La exposición la ha hecho mano a mano con Ferran Barenblit. "Hemos decidido presentar una pequeña selección con la que interactuar bien de manera psíquica y conceptual con la arquitectura modificada que he proyectado en el CA2M. Todas las obras tienen una relación con la crisis y la violencia, pero de manera muy diferente. A veces, esa relación es casi lúdica, otras subversiva y, en ocasiones contundente y casi de coger aire. Además de estas cuatro obras, habrá acciones y performances repentinas y pequeñas acciones que se llevarán a cabo por sorpresa, sin avisar. Serán actores no profesionales que aparecerán ocasionalmente en el espacio y actuarán como mediadores entre la gente y las obras. Con ello, mi idea es expandir aún más las obras presentadas en este espacio y crear un desenfoque aún mayor de los límites de la exposición", explica el artista.



Gluminosity muestra una escena que remite al contexto de las manifestaciones como actores políticos: un grupo de personas uniformadas tiran y arrastran a otro grupo que parecen estar pegadas entre sí, formando parte de una masa humana. "Lo que parece estar ocurriendo -sigle explicando Mik- está poco claro. Es un coreografía casi inmóvil". Una coreografía que recuerda a los disturbios del 15-M... "Esta obra recuerda cualquier tipo de acción de protesta por jóvenes que es rota por la policía antidisturbios. No es nada más que una referencia a este tipo de eventos. El 15-M de Madrid podría ser uno de ellos, sí. El potencial de muchas de mis obras es que pueden adjuntar un acontecimiento actual, por lo que siempre muestra alguna realidad específica. Aunque nunca hay que reducirse a ella. Nos permite mirar la realidad en un sentido más amplio y fundamental", explica. Sigue explicando sobre lo que veremos en el CA2M: "Schoolyard, de 2009, muestra a jóvenes, profesores y personal de seguridad participando en una larga serie de juegos y rituales violentos, reflejando dilemas y tensiones urbanas en el patio de un centro de secundaria. Training Ground recoge escenas de lo que parece ser un entrenamiento militar con dos grupos de personas: guardas y detenidos. Las funciones se convierten en algo casi irracional, donde se pierde el control. Es como si la situación estuviera 'sobre cocinada', como pasada de vuelta".



Raw Footage, 2006

-¿Y Raw Footage? Es la única obra con sonido e imágenes reales...

-Sí, Raw Footage es la única obra que he realizado con un material encontrado. Son imágenes que no han sido editadas de la Guerra de Bosnia, no por importancia, sino por aleatoriedad. En primer lugar trata de la guerra y la forma en que construimos y consumimos las imágenes de ella. La idea fue volver a la fuente de producción de las imágenes, revisar las cintas de las cámaras de las grandes agencias de prensa y ver si podía mostrar algo muy diferente a lo que normalmente nos llega a través de estos canales. Aunque, también podría decirse que estas obras tratan de la relación y la complicidad, la normalidad y lo extremo. Cómo las imágenes van de un lado a otro. A un nivel más profundo, podría decirse que esta obra habla de la incertidumbre como tal, y del sentimiento de colapso de la cohesión social. Un sentimiento que parece propagarse desde los últimos diez años más o menos.



Acciones y cuerpos

Las cuatro instalaciones crean situaciones extrañas e insólitas. Todo parece estar en aparente caos aunque la calma prevalece de manera inexplicable en un espacio construido a escala humana que nos envuelve y cuestiona. Como los personajes de sus vídeos, el espectador también se funde con el entorno y pasa a participar del enredo de cuerpos y acciones. Guerras, crisis, racismo, tensiones sociales... Aernout Mik traza un comentario social sin una conclusión clara. Se niega a explicar historias. Su trabajo, dice, "siempre trata de plantear preguntas". Lo hace desde que empezó, siempre afín al cine y la literatura. Entre sus novelas preferidas están las del escritor polaco Witold Gombrowicz, de quien siempre le ha fascinado su análisis psicológico, su sentido de la paradoja y el absurdo y las máscaras que nos colocamos frente a los demás. "Me atrae mucho la forma en que su trabajo investiga el espacio intermedio, el modo en que se centra en cómo un detalle de repente empieza a relacionarse con otro, y solo puedes prestar atención a eso. Un mundo hecho de pedacitos, con vida propia, que tienen otra vida a la de la unidad sólida a la que pertenece. De manera brillante muestra cómo lo que llamó Form empieza a definir nuestro comportamiento. La histeria y las colisiones salvajes que él explora fueron una provocación a esas estructuras mentales y límites sociales que nos guían constantemente", dice.



Schoolyard, 2009

Entre los artistas que abundan en su imaginario cita a Robert Smithson, Dan Graham o el fotógrafo Jeff Wall. "Cuando empecé era muy consciente de que quería alejarme de las técnicas convencionales de hacer cine. Temía que un conocimiento concreto me llevara a ciertas soluciones conceptuales predecibles. Seguramente fue por eso por lo que siempre traté de basar mi trabajo en preguntas. Cada trabajo nuevo suma una más".



Sugestivo e inquietante

La dimensión escénica que Aernout Mik ha dado al CA2M no sorprende cuando que empezó su trabajo inicial como escultor. "A partir de ahí empecé a desarrollar las instalaciones. En ellas introduje la vida presencial y las actividades alrededor de ellas. Me interesaba cómo operar al mismo tiempo en todos los niveles y cómo se relacionan mutuamente. Cómo el espacio, los objetos y elementos vivos como animales o personas interactúan y forman juntos una estructura orgánica compleja. Para ello, era esencial coger la cámara y empezar a grabar. Primero filmando sólo con una cámara estática, como un informe neutral. Más tarde el ojo de la cámara y su movimiento se convirtió en un elemento extra, y las escenas evolucionaron a una mayor complejidad y una escala diferente", relata.



Training Ground, 2006

-Entonces, ¿qué hay de cine en su trabajo?

-Mi trabajo está definitivamente relacionado con el cine pero, sobretodo, en el modo en que difiere de éste. Cuando examinamos cualquier imagen en movimiento, el mundo del cine y de los medios de comunicación, desempeñan un papel central en la forma en que nos acercamos a él y lo interpretamos. Todas nuestras expectativas están condicionadas por él. Así que no hay nada que hacer ahí. Incluso si haces algo completamente opuesto al cine, remites automáticamente a él. También podría decir que las obras son un ejercicio de memoria de todas las imágenes que hemos visto. Son digeridas y subvertidas en mi trabajo con el fin de que aparezca otro espacio mental.



Aernout Mik no pretende que creamos que lo que vemos es real. Sus imágenes sorprenden a menudo por su crueldad, discreción o misterio. Alterna situaciones dinámicas con actitudes pasivas. "Mi trabajo muestra los campos de tensión psíquica colectiva donde cada uno, como individuo, debe orientarse y posicionarse. Siempre es una sobredosis de impulsos externos e información, tanto para los protagonistas de los vídeos, como para el espectador. La combinación de estas tensiones y la pérdida de control pueden producir efectos muy opuestos y, por ejemplo, el humor puede ser uno de ellos. El humor nunca está dado, pero posiblemente puede aparecer como reacción repentina de un malestar o desorientación", explica. Con esas palabras alude indirectamente a una de sus primeras obras 3 riendo, 4 llorando (1998), siete personas juntas, en el mismo entorno en un trabajo, que habla de inercias e interacción emocional.



"Me relaciono con la memoria colectiva que todos llevamos dentro. Esos recuerdos están evocados en los vídeos, primero por un aspecto de configuración como tal, que yo construyo, y luego por la forma en que las acciones son desarrolladas por los intérpretes, los movimientos y patrones que ellos reproducen de manera consciente e inconsciente", añade el artista.



-¿A dónde debe llevarnos la duda permanente?

-Quiero obligarte a estudiar cuidadosamente el mundo del que formas parte, y la manera de observarlo y relacionarte con él. Mis instalaciones son espacios analíticos donde puedes fuera y dentro, entar y salir, simultáneamente, de una determinada situación o dilema.



-Y la crisis actual, ¿cómo la ve desde dentro y desde fuera?

-En general, la obra aborda el fenómeno de 'la crisis del Nuevo Siglo', que para mí ha sido un leitmotiv desde que empezó y donde ahora vivimos una nueva etapa con la crisis del euro. Hay un sentimiento general de que algo está llegando a su fin, y que ha comenzado otro período en el que nada está claro y todo está en espera. Es como si estuviéramos viviendo todavía en tiempo pasado y esperando que se revele un futuro del todo amenazante. Tenemos que 'reiniciar' nuestra sociedad y encontrar una forma de redefinir nuestro presente.



-¿Alguna idea para 'reiniciar' el mundo del arte?

-Es vital crear lugares donde se nos invite a pensar juntos sobre lo que nos ocurre, sobre nuestro mundo y nuestra historia. Ofrecer un espacio libre donde especular sobre cómo vivimos juntos, qué tipo de comunidad podríamos llegar a ser. El mundo del arte tiene que revitalizarse y debe tratar de estar en contacto con diversos grupos sociales.