El Cultural 2007, 1012

Su trabajo siempre ha planteado una reflexión sobre el mundo del arte y sus mitos, aunque en esta ocasión Kepa Garraza riza el rizo. De manera ácida e irónica, sus nuevas pinturas revisan la idea de triunfo, fama, visibilidad, espectáculo y reconocimiento desde la mirada de su alter ego, que se presenta como una celebridad. Un artista famoso y protagonista del stand de El Mundo, al fondo del pabellón 10.

Irrumpió en la escena nacional hacia 2004 y, desde entonces, las sucesivas propuestas de Kepa Garraza (Berango, Vizcaya, 1979) siempre han tenido que ver con una mirada crítica hacia los convencionalismos, mitologías y creencias de esa escena del arte en la que participa y, a la vez, de la que se distancia analítica y sarcásticamente.



Su trabajo se ha centrado fundamentalmente en una pintura que podríamos calificar de realista: imágenes sustentadas en archivos fotográficos y otras referencias, como cuadros famosos de pintores célebres -esos que recogen la mayoría de los manuales de arte-, mediante una técnica elaborada y, a la vez, directa y descriptiva. Suya es la serie Fallen Angels (2006-2007) que recoge las muertes naturales, por asesinato o suicidio y la presencia de los cuerpos en la morgue de artistas como Rothko, Modigliani, Van Gogh o Chaim Soutine. Sus pinturas posteriores, B.I.D.A. (Brigadas Internacionales para la destrucción del arte) retoman su habitual cuestionamiento irónico de los discursos en torno a los mitos del arte. Lo hacen con un hipotético grupo terrorista que se mea en la peana de la Fuente de Duchamp; quema El Guernica; desgarra Las señoritas de Avignon de Picasso o secuestra a Damien Hirst ofreciendo una prueba de vida fotografiándolo con un periódico del día.



Kepa Garraza entremezcla periodismo, historia del arte, sociología y las relaciones entre arte, fama y dinero para construir un relato en el que afirma que el mundo que el arte construye no es real. Ese espíritu lo recoge la mayor de las obras de su serie Shining Star (2010), que presenta en el stand de El Mundo. Es un óleo y mide 160 x 230 cm., como los cuadros de historia, y recoge el momento final del homenaje que cinco grandes figuras del arte internacional ofrecen a su colega Kepa Garraza en la ciudad rusa de Kiev, en 2010. Su elenco de amigos son, entre otros, el comisario de la Bienal de Venecia de 2009, Daniel Birnbaum y cuatro de los artistas más cotizados del mercado internacional: Damien Hirst, Jeff Koons, Andreas Gursky y Takashi Murakami. En la pintura, el alter ego de Garraza está mucho mayor que el Garraza real. Nace en Erandio en 1953, casi un cuarto de siglo antes que el verdadero.



Daniel Birnbaum, Damien Hirst, Jeff Koons, Andreas Gursky, Kepa Garraza, Takashi Murakami, Kiev, 2010 2011

Esta obra es la confirmación definitiva de que por fin, obviando a Miguel Barceló, a quien Garraza no conoce personalmente, un artista español se codea con la élite del mundillo artístico internacional, y no sólo eso, sino que, como muestran el resto de las obras de menor tamaño, el artista es conocido y amigo también de reyes del pop, magnates de las finanzas, top models, galeristas, comisarios convertidos, como él, en celebrities. Esta revista le dedica, incluso, la portada a su legado. Desde esa falsificación el artista construye un relato de cierta verdad inherente al mundo del arte y su grandeza. Esa mezcla de fortunas, bellezas, socializaciones, transacción de moralidades dudosas y cinismo que constituyen el amplio núcleo de las celebridades, procedan éstas de donde procedan. Así, lo que más importaría de todos esos pequeños cuadros es que retratan al artista en compañía de sus iguales y que la nómina de éstos es tan extensa como completa. También muestra cómo rasgos, actitudes y anécdotas dejan vislumbrar la admiración, el respeto o la camaradería que rigen su relación con ellos. Así pues, no es baladí que su presentación de Shining Star sea en orden cronológico, lo que nos permite asegurar que no hay año en que Garraza no haya sido saludado por algún artista famoso.



Tampoco asombra la variedad de políticos, cantantes, modelos, marchantes, galeristas y artistas que le acompañan, y mucho menos que todos ellos sean más conocidos por las sumas de dinero que tienen o ganan, que por la cierta consideración de sus cualidades, para muchos, sin duda, discutibles. Son famosos y son ricos. Eso es lo único que verdaderamente importa a quienes los crean, nosotros.