Reivindicar a Rafael
Seguimos en Roma las huellas del pintor para contextualizar una de las grandes exposiciones de este año en el Prado, dedicada a sus últimos años
12 mayo, 2012 02:00¿Reivindicar a Rafael, el pintor más influyente y valorado de la historia? Sí, porque ya antes de su muerte prematura Rafael, que será enterrado nada menos que en el Panteón de Agripa, comienza a ser desacreditado por sus rivales, Miguel Ángel y su protegido, Sebastiano del Piombo, cuyo desprecio es el germen de la escisión de la valoración estética de su producción artística antes y después de 1514, tras ser nombrado por León X arquitecto y un año después, prefecto de las antigüedades de Roma.
Poco más que algunos planos han quedado de los edificios construidos y proyectados por Rafael. Su interés y profunda asimilación de la antigüedad clásica son patentes en los grutescos de la decoración de la Loggia de León X, cuyos estucos fueron realizados por Giovanni da Udine, uno de los más destacados ayudantes de Rafael, junto a Giulio Romano, Polidoro de Caravaggio, Perín del Vaga, Gian Francesco Penni... y hasta más de medio centenar de pintores que ejecutan los cartones preparatorios para las Stanze de Rafael en el Vaticano y la Loggia de la Villa Farnesina, donde también se encuentra El triunfo de Galatea, quizás junto a La escuela de Atenas, culmen del Rafael romano antes de que Roma se rindiera ante Rafael y el pintor de la grazia sirviera a la fastuosidad y terribilitá del gusto romano, decantadas poco antes por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.
El triunfo de Galatea
La Escuela de Atenas
Es durante estos siete años cuando Rafael, mientras realiza la Estancia del incendio del Borgo y prepara la monumental Estancia de Constantino, lleva al paroxismo la concepción albertiana del disegno, no como dibujo, sino como concepto: ideación ejecutada a cargo de la pléyade de ayudantes del taller bajo su dirección, lo que revela sus dotes sobresalientes como empresario. Es entonces también cuando las composiciones mitológicas y religiosas de Rafael se difunden e imponen en toda Europa, a través de los cartones coloreados que envía a Bruselas para ser tejidos en el taller de Pieter van Aelst el Viejo y de los grabados, trasladados desde frescos y dibujos de Rafael por Marcantonio Raimondi, que continuará la producción, al igual que se prolongará la actividad de su taller dirigido por Giulio Romano, incluso después de la muerte del maestro.