Glòria Picazo

Lleva nueve años en Lérida, en el Centro de Arte La Panera. Impulsora del proyecto desde su creación, Glòria Picazo ha impreso su sello en un espacio preocupado y comprometido con el arte español contemporáneo y con los artistas más actuales de nuestro panorama. Tenemos cita con la directora, una voz, además, respetada y autorizada en el sector, para hablar de arte y centros en el día internacional de los museos.

Como todos los centros y museos públicos, La Panera no atraviesa ahora su mejor momento en términos económicos. Su directora, Glòria Picazo (Barcelona, 1950), cuenta este año con los 275.000 euros que aporta la Generalitat de Cataluña para actividades pero aún está por ver la participación del Ayuntamiento de Lérida. A pesar de esta cantidad, que se adivina muy escasa, la programación no ha perdido el ritmo (mantiene cinco inauguraciones importantes al año) y sigue produciendo y exponiendo a los nombres del arte español más actual. Muestras dedicadas a artistas que atraviesan un buen momento, por los que el centro apuesta y para los que la exposición supone un empujón importante. Así ha sucedido con Alicia Framis, Cabello/Carceller o Antoni Abad en el pasado y así sucede también con el ciclo que acaba de inaugurar con Juan López, Rogelio López Cuenca y Xoan Antelo (en el Centro de Documentación). Protagonistas individuales que se unen a colectivas comisariadas como La cuestión del paradigma (Manuel Segade, 2011), Medianoche en la ciudad (José Miguel G. Cortes, 2010) o Afinidades electivas (Miquel Mont, 2009), con las que Glòria Picazo da voz a comisarios y artistas nacionales.



Un hito para los artistas

Y es que nuestro arte, el que se hace aquí, es una de las preocupaciones de la directora de La Panera, crítica y comisaria de exposiciones, colaboradora del CAPC de Burdeos, Metrònom y el MACBA de Barcelona hasta que en 2003 llegó a Lérida para poner en marcha y hacerse cargo de su centro de arte. "Ofrecemos a nuestros artistas la posibilidad de realizar proyectos específicos importantes y que supongan un hito en su trayectoria, dadas las características arquitectónicas del centro, como las instalaciones de Abigail Lazkoz o Juan López. De hecho, todos los proyectos individuales han sido de artistas españoles o afincados en España, como Carlos Garaicoa". También insiste con los comisarios externos para que en sus proyectos temáticos la presencia de artistas españoles sea significativa. "Todos tenemos una gran responsabilidad con el arte español, no sólo los directores de museos o los comisarios, sino todos los que trabajamos en el sector del arte contemporáneo, incluidas las galerías, cuyo papel es importantísimo. Deberíamos rescatar el manifiesto en Defensa del Arte Español, que promovieron el año pasado diversas asociaciones, para seguir trabajando en esa línea".



-Hablando de responsables, se acabó el comisario estrella, ¿cómo ha de reinventarse su figura hoy? -Es un tema muy importante y, dadas las circunstancias, es un ámbito interesantísimo para "inventar" nuevas fórmulas, nuevos proyectos que, con recursos limitados pero imaginativos, nos permitan seguir trabajando. Dado que la era de las subvenciones llega a su fin, tendremos que pensar nuevos modelos de financiación, como sucede ya en otros ámbitos de la cultura. Y las iniciativas individuales tendrán que ganar terreno a las institucionales, que están viendo reducidas sus posibilidades a mínimos históricos.



También en La Panera los nuevos objetivos pasan inevitablemente por los recortes. "Nuestro reto es seguir manteniendo una programación de calidad con los recursos económicos que tenemos. Además, a principios de este año el Ayuntamiento de Lérida nos asignó la gestión de su colección de arte contemporáneo, un conjunto que se inició en 1997 y que ha ido tomando forma a través de las siete ediciones de la Biennal d'Art Leandre Cristòfol, con lo que tenemos el reto de seguir difundiéndola, trabajar con ella e impulsar nuevos proyectos de comisariado a partir de la colección". Unos fondos, centrados en el arte español desde los años noventa hasta hoy, en los que el artista de más edad es Francesc Abad (Terrasa, Barcelona, 1944) y el más joven Daniel Jacoby (Lima, 1985), lo que indica, como dice Picazo, "que es una colección de presente que mira hacia el futuro, con todos los riesgos que eso supone".



A las obras seleccionadas en la bienal se han unido algunas donaciones de artistas como es el caso de Francesc Ruiz, Txuspo Poyo y el propio Abad. "No es una colección de artistas catalanes, pero sí pensada desde una óptica catalana, lo cual es importante porque, al margen de la colección del MACBA, con un perfil internacional, no hay ninguna otra pública con estas características en Cataluña", añade. Una colección con formato clásico a la que se ha unido una más novedosa: la realización de obras específicas para IPhone por parte de artistas que pasen por el centro. Ignacio Uriarte fue el pionero y a su pieza para el móvil se acaba de unir la ideada por Juan López y pronto una nueva de Marina Núñez.

Colaboración entre centros

Glòrica Picazo, que desde el principio ha colaborado con otros centros nacionales -Artium de Vitoria, CDAN de Huesca, MARCO de Vigo, Rekalde en Bilbao o Matadero en Madrid- aboga además por una coordinada red de museos en Cataluña. "Hace un par de meses se firmó el acuerdo de colaboración entre ocho centros que puede dar resultados interesantes si cada uno actúa con un proyecto propio y eficaz y sumamos las sinergias generadas. Conseguiremos una importante difusión del arte contemporáneo".



-Centrándonos en Barcelona, ¿cómo ve la situación artística tras las polémicas del Canòdrom, la Virreina y el MACBA?

-Despropósitos como el del Canòdrom son increíbles en momentos como los actuales. Además, este desaguisado causado por todas las instituciones políticas y artísticas de la ciudad nos ha creado muy mala fama internacional de la que nos costará desprendernos. La indefinición es absoluta en proyectos tan importantes como el futuro Centro de Arte de Barcelona, por cierto instalado ya en la Red de Centros, pero sin saber nada de él más allá de que ocupará Fabra & Coats en un espacio de 450 m2 y sin aparente dirección, dependiendo del Ayuntamiento de Barcelona y cofinanciado por la Generalitat. Ambos parecen haber olvidado las Buenas Prácticas que tan bien han aplicado en otros museos, como el Picasso y el MNAC.



-A pesar de todo Glòria Picazo, que forma también parte de un influyente colectivo de artistas, comisarios y galeristas, sigue sentándose "los lunes al sol" (que así se llama el grupo), ¿aún le quedan ganas?

-Sí, seguimos sentándonos "al sol" y acabamos de lanzar una nueva propuesta de reorganización del mapa artístico y contemporáneo de la ciudad, con un posible proyecto que podría englobar La Virreina, La Capella y Fabra & Coats, pero de momento no hay respuesta por parte de los responsables.



Como todo ahora, tendrá que esperar.