Voice de Sean Scully, 1993
Pero ésta no es la única exposición organizada por el IVAM para estas fechas. El 26 de julio se celebra la apertura de Doric, de Sean Scully (Dublín, 1945), artista fuertemente influenciado por la obra de Piet Mondrian, pero también por Mark Rothko y Henri Matisse. La serie, que se podrá ver hasta el 28 de octubre, fue concebida como una celebración de la cultura griega, de la metáfora que supone su arquitectura. Según el propio artista, "los espacios entre las columnas son un espacio para el pensamiento, para la luz, para el cuestionamiento y el crecimiento". Las pinturas de Scully juegan con la luz y la sombra, con la solidez, paradójicamente, que le transmitió el bosque bávaro donde las creó. La metrópoli griega se funde con la naturaleza, sensible pero robusta. Los últimos cuadros están marcados por una gran riqueza del negro, que va desde el "suntuoso" de Zurbarán hasta las tardías pinturas de Rothko.
Por último, desde el 24 de julio se puede ver Frank Stella. Del rigor al barroquismo, muestra de la evolución de uno de los grandes maestros del arte abstracto del siglo XX. Stella (Malden, 1936) está considerado el precursor del minimalismo, y su vasta trayectoria ha sido dividida en cuatro apartados para la exposición, correspondientes a sus etapas creativas. El recorrido empieza en 1960, fase acentuada por la linealidad y la austeridad en el color. A partir de 1976 va incorporando más dinamismo y tridimensionalidad, además de una tendencia a convulsionar las formas. Con una fuerte influencia, tanto teórica como plástica, de la abstracción, pronto se inclina hacia el minimalismo, y desde 1974 comienza una nueva etapa, en la que utiliza formas múltiples y una amplia gama de colores, encaminándose hacia la escultura. La exposición permanecerá hasta el 14 de octubre.