1992 fue el año de los Juegos Olímpicos de Barcelona y el de la Expo de Sevilla, pero en Madrid, y en las esferas culturales la noticia fue la inauguración del Thyssen-Bornemisza. Tras el acondicionamiento del Palacio de Villahermosa el museo, que hoy forma junto con el Prado y el Reina Sofía el llamado triángulo del arte, abría sus puertas el 8 de octubre. Aunque no fue hasta meses más tarde, en junio de 1993, cuando el Estado español firmase la adquisición de la colección, la más importante del mundo en manos privadas, por la que se pagó 350 millones de dólares. Un acuerdo que llegaba tras unas negociaciones en las que, como recuerda Guillermo Solana, hoy director artístico del museo, el papel de Carmen Cervera y del Gobierno de Felipe González fue esencial , "no todo el mundo estaba de acuerdo con la tremenda inversión que supuso la adquisición de las obras".



Pero en 2012, el Thyssen es indiscutiblemente uno de los puntos fuertes de la oferta artística española y madrileña. Mucho ha cambiado todo en 20 años. Aprovechamos este aniversario para charlar con Solana y recordar, en un paseo privado por las salas de la colección permanente, lo mejor de este conjunto excepcional y lo que ha hecho el museo en este tiempo. "En el comienzo fue la colección lo que centró la atención y lo que fuimos descubriendo. El Thyssen aportó la pintura holandesa poco o nada representada en el Prado e instauró una política de exposiciones centrada en los clásicos modernos, donde también faltaba un hueco. De este modo el programa de exposiciones se iría abriendo camino poco a poco", explica Solana.



De entre las casi mil obras expuestas de la colección, que recorre el arte del siglo XII al XX, cuenta el director que el Barón Thyssen decía que su padre había comprado cinco obras maestras absolutas, el Retrato de Giovanna Tornabuoni de Ghirlandaio, el Joven caballero en un paisaje de Vittore Carpaccio, el Retrato de Enrique VIII de Holbein, la Santa Catalina de Caragavio y el Grupo familiar ante un paisaje de Frans Hals. Hoy siguen siendo las estrellas de pintura antigua de la colección. En el recorrido entre una y otra hablamos de las exposiciones que han marcado un hito en los 20 años de historia del museo.



Solana no era aún director -llegó en 2005 para sustituir a Tomàs Llorens que había permanecido en el cargo desde sus orígenes y durante 15 años- pero recuerda como espectador interesado la primera muestra del centro: El siglo de oro de la pintura holandesa. También de aquellos primeros años las dedicadas al El Greco, Paul Klee y Morandi (estas dos últimas realizadas en colaboración con el IVAM entonces dirigido por Juan Manuel Bonet). "Aunque probablemente fue Forma la exposición donde Llorens enunció su visión más personal del arte", apunta Solana. Si bien para él, el comisariar Gauguin y los orígenes del simbolismo supuso en 2004 la puerta de entrada al museo.



Desde 2004 reconoce el director que le cuesta más elegir: Van Gogh, El espejo y la máscara, Monet y la abstracción, Lágrimas de Eros (ésta con su personal concepción del arte)... Y, ya recientemente han sido muy importantes las de Antonio López y Hopper que, además de batir récord de visitantes, han situado al museo en una nueva cota. La de un museo que, con 18 millones de euros de presupuesto este último año ha logrado superar el millón de visitantes. "Si bien antes el principal tesoro de los museos eran las colecciones hoy su principal tesoro son los visitantes", reconoce el director, que sabe que esta preocupación por la taquilla no es sana pero asegura que es la falta de patrocinio lo que hace que se miren más la cifra de visitantes.



Si bien es cierto que este año es especialmente difícil, económicamente hablando, para el museo. Como todas las instituciones que recibían fondos estatales, han visto cómo estos se reducían drásticamente -"nosotros no hemos dependido en exceso de los presupuestos públicos", asegura Solana- pero aquí se ha unido la además la pérdida de su principal aliado, Caja Madrid. Un futuro más difícil pero del que seguro saldrán airosos: "El éxito de las exposiciones nos permitirá compensar el déficit de patrocinadores", asegura.



Y es seguro que Gauguin, la exposición con la que celebran el 20 aniversario, y en la que se analiza la época más exótica del pintor y de otros artistas que siguieron su huella, será una de las de la temporada. ¡Y que cumplan muchos más!