Bóveda de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel
Corría el mes de mayo de 1508 cuando el Papa Julio II consiguió, más por las malas que por las buenas, que Miguel Ángel firmará el contrato para decorar la Capilla Sixtina, la más importante del Palacio Apostólico de la Ciudad del vaticano. El escultor dedicó a su obra magna más de cuatro años de su vida. Un trabajo que realizó casi en solitario, con mucho dolor y esfuerzo por las incomodidades del andamio y de la postura. Eran 1.100 metros cuadrados de bóveda situados a 20 metros de altura. Además, Miguel Ángel era escultor y tenía poca experiencia como pintor, y mucha menos aún para realizar unos frescos con los problemas de humedad que esto conlleva.
En octubre de 1512 el artista por fin terminaba las pinturas. El tema, por el que también discutió con Julio II ya que éste quería que se representasen las imágenes de los Doce Apóstoles, al final fue libre y Miguel Ángel dio aquí rienda suelta a su creatividad y logró un proyecto magistral que hoy, 500 años después, es una de las obras maestras de la pintura. Los frescos representan nueve escenas del libro del Génesis como Creación de la luz, el Pecado Original y el Diluvio Universal. A ello se une el Juicio Final, en el ábside de la Capilla, realizado 25 años después de la bóveda y a petición de Clemente VII, que es quizá el mayor logro del artista en pintura.
Hoy visitan la Capilla 5 millones de personal al año lo que provoca fuertes desequilibrios en la temperatura de la sala del Cónclave que daña los frescos. De ahí que el Vaticano esté estudiando la implantación de un nuevo sistema que quitará las partículas de polvo, cambiará constantemente el aire y estabilizará la temperatura. No está claro si esto es suficiente o se deberá también limitar la entrada a un número determinado cada día (hoy son 20.000 los visitantes diarios). Ayer mismo el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, en declaraciones al diario La Repubblica advertía que "si no se interviene de inmediato con la instalación de un nuevo sistema de climatización habrá que rebajar el número de visitas para no dañar el patrimonio". Y en eso trabajan ahora en la Capilla.