Nueve discursos sobre Cómodo,, 1963 de Towmbly; a la derecha, La señora Lenin y el Ruiseñor, 2008, de Baselitz
El Museo Guggenheim Bilbao abre el año expositivo con la historia como pretexto.
Se trata de la confrontación de dos series, propiedad de la colección del centro, de Cy Twombly (Lexington, Virginia, 1928 - Roma, 2011) y Georg Baselitz (Deutschbaselitz, Alemania, 1938) en las que ambos revisan figuras históricas. La violencia, la crueldad y el asesinato son también puntos en común de ambas piezas que comparten también una pintura cargada de gestualidad y expresión.
El primero toma como punto de partida una serie de asesinatos históricos que, en el invierno de 1963, cobran forma pictórica en
Nueve discursos sobre Cómodo. Nueve piezas basadas en la crueldad y la locura del emperador romano Aurelio Cómodo (161-192 d.C.) y en su asesinato final. El traslado de Twombly a Roma en 1957, su fascinación por la historia del país, el giro de su pintura hacia un tomo más sombrío y angustiado y
el pesimismo predominante en los primeros años 60 tras el asesinato de John F. Kennedy están presentes en esta obra.
Estos
Nueve discursos sobre Cómodo ya puedieron verse en el Museo en 2007, dentro de la muestra Art in the USA: 300 años de innovación y poco tiempo después de ser adquiridos por el Gobierno Vasco que pagó 21,5 millones de euros.
Tres de las pinturas de Nueve discursos sobre Cómodo, 1963, de Cy Twombly
La señora Lenin y el Ruiseñor, realizada por Georg Baselitz en 2008, es una serie de dieciséis lienzos de gran formato divididos en dos grupos: ocho de las obras han sido realizadas sobre fondo blanco con coloridas pinceladas y otras ocho sobre un campo negro con tonos más apagados.
El origen hay que buscarlo en este caso en el famoso retrato de Otto Dix, Los padres del artista II, de 1924. Como ocurre en muchas de sus obras, Baselitz se refiere aquí a un precedente de la historia del arte y lo reinterpreta a su manera:
sustituye aquí las figuras de Dix por las de dos dictadores, Lenin y Stalin. El primero es retratado como la "señora Lenin" y el segundo, conocido por su voz de cantante y su interés por la poesía, es "el Ruiseñor".
Cada una de las dieciséis pinturas que componen
La señora Lenin y el Ruiseñor lleva un título diferente, un juego de palabras o una expresión enigmática. Ninguno de estos títulos se refiere a los dictadores retratados, sino que
se inspira principalmente en encuentros con artistas o en reflexiones sobre la obra de creadores modernos y contemporáneos como Cecily Brown, Jake y Dinos Chapman, Willem de Kooning, Tracey Emin, Philip Guston, Damien Hirst, Anselm Kiefer, Jeff Koons y Piet Mondrian, entre otros.
Dos de los óleos de La Sra. Lenin y el ruiseñor, 2008, de Georg Baselitz
En estas dos series que desde hoy dialogan en tres de las salas del Museo Guggenheim de Bilbao, ni Twombly ni Baselitz realizan un
remake de acontecimientos históricos sino que
plantean "historias" basadas en esos hechos y contadas desde el punto de vista del artista. Provocaciones siempre dentro del proceso artístico y no en la escena política.