Vista de uno de los stands de JustMad.

Si la progresión de afluencia se mantiene en 2013, la cuarta edición de JustMad (repite en el Hotel Silken Puerta de América) debería esperar más de 20.000 visitas. Se consolida como la segunda feria de arte de Madrid y, posiblemente, de España, tras el gigante comercial ARCO. En esta ocasión (ya sin Giulietta Speranza, centrada en CentroCentro como "comisaria residente"), su dirección artística corre íntegramente a cargo de Javier Duero, que ha propulsado un programa más activo y diversificado que en ediciones anteriores. Si bien ha visto algo reducido el número de galerías, la clase de participantes es ahora más variada. Ya el año pasado destacábamos las bifurcaciones que salían de su programa general con Producer's Desk (pensamiento sobre la mediación y educación en lo artístico) Publisher's Corner, (edición en papel) y JustMad Design (nuevos diseñadores). Las últimas se mantienen aparentemente con otros nombres: JUSTDesing y JUSTFramed, que alberga galerías, espacios alternativos, colectivos artísticos y editores jóvenes que trabajan con dibujo, obra gráfica y autoediciones. Además, el espíritu que animaba la primera parece haberse multiplicado en diversas nuevas secciones, como el nuevo programa MyFirstJUST (nuevas galerías y espacios de emprendedores que presentan dos nuevos artistas, inéditos o "emergentes"), dos programas para lo último y más fresco OFFGallery (jóvenes sin galerías) y JUSTProduced (selección de proyectos producidos en residencias artísticas). Y otros dos, uno para ideas arquitectónicas, JUSTArch y JUSTCampus, teórico, en torno a la educación artística y las relaciones profesionales entre creadores y agentes culturales.



Llamamos feria a JustMad porque así la denominan desde su organización pero acaso debería encontrar designación más amplia. Por encima de su carácter mercantil y de punto de encuentro, lo más interesante de esa iniciativa acaba por ser el poliédrico hipertexto en torno al lo último que va surgiendo en arte y su gran apuesta por nuevos valores y modos de intercambio e intermediación. A lo largo de cuatro días, su programa de presentaciones, experimentación o recorridos específicos y enmarcados en un contexto de lectura crítica como Narrativas latinas, parecen algo más que un aliciente o una escusa para visitar los más de cincuenta expositores.



Nueva Art Madrid

Art Madrid por su parte, da señales en su octava edición de querer mantener viva su propuesta. Desde luego no la revoluciona pero cambia su emplazamiento del Pabellón de Cristal de la Casa de Campo por el ático de la Estación de Chamartín y pasa a ser una cita bianual (febrero y noviembre). También reducen la participación de galerías de 58 a 39, "atendiendo, según palabras de la organización, a los cambios producidos en el modelo de negocio de las galerías, con una mayor exigencia de calidad y un formato más reducido". Menos puede ser más en este sentido, sobre todo si se combina con expansión en otros aspectos.



Junto a su programa general con galerías clásicas de arte moderno y contemporáneo, mantiene su sección de galerías con un proyecto específico comisariado por el crítico Javier Rubio Nomblot. One Project apuesta por el arte "más joven y radical", los nuevos medios y los soportes poco habituales. En esta ocasión, el mismo Rubio Nomblot, redobla esta estrategia de ampliación del campo de visión e impulsa otro programa llamado Offland en torno al compromiso con las prácticas artísticas que "reflejan el ánimo de nuestra sociedad y especulan sobre su destino". La diversificación de la programación y el encuentro con aspectos menos transitados del arte, posiblemente aportará nuevo valor a algo que, tal y como está el patio, no tiene demasiado sentido más allá del escaparate.