Santanderinos, hacia 1906



Han sido cuatro años de búsqueda y catalogación, de investigación casi detectivesca, de ir de un familiar al siguiente, de un conocido a otro, hasta dar con muchos de los 90 dibujos de esta exposición, la primera dedicada íntegramente a los dibujos de José Gutiérrez Solana (1886-1945). María José Salazar ya fue, junto al escritor Andrés Trapiello, la encargada de seleccionar y mostrar las obras de Solana en la exposición antológica que el Museo Reina Sofía organizó en 2004. Ahora está en Santander donde hoy inaugura esta muestra donde sorprende la cantidad de papeles inéditos hasta la fecha. "Creo que ni él mismo daba valor a sus dibujos, al menos económico, los apreciaba, porque ya en las primeras exposiciones en 1906 presentaba dibujos, pero nunca los vendía. Solía regalarlos a los coleccionistas que le compraban una pintura", explica Salazar.



La importancia de la pintura de Solana, su escritura, incluso sus grabados han eclipsado sus dibujos que se veían como meros bocetos y que, como explica la comisaria, "son de calidad y categoría increíble". En ellos vierte la misma temática que en las pinturas. La exposición de la Fundación Botín, que se enmarca dentro del estudio que la institución lleva a cabo con diversos maestros de la pintura española para poner en valor la faceta de dibujantes de los mismos, muestra papeles desde su época de formación, 1896, hasta 1945.



Ordenada cronológicamente, María José Salazar ha montado escenarios y en cada uno de ellos una temática: religión y muerte, clase marginal y las profesiones, carnavales y fiestas -"su temática predilecta y quizá la más bella con las máscaras y demás", explica-, mujeres, personajes y retratos. "A Solana le gustaba retratar y tenemos desde sus primeras épocas, un pasiego montañés, un santanderino, hasta los grandes retratos como de su tío Florencio".





Detalle de Dos mujeres, 1930-1935



En el catálogo razonado que se ha preparado para la ocasión y que recoge 300 dibujos, muchos de ellos inéditos, se comparan los papeles de Solana con sus grabados, pinturas, escritos… "Lees los textos y son un todo. Fue un artista creador y todo lo que realiza estaba en la misma línea", dice Salazar. Ella, reconoce, lo descubrió mientras preparaba la antológica del Reina Sofía. "Hasta entonces, yo misma había considerado su obra sobre papel como un género menor, como dibujos preparatorios, pero aquello me abrió los ojos, y ya entonces decidí montar una sala dedicada al dibujo".



Ahora, esta investigación que ha durado cuatro años le ha descubierto al artista completo. Se decía que no dibujó de niño o que se negó a copiar a los maestros, pues bien, Salazar ha encontrado todos sus dibujos de formación -"¡hemos encontrado hasta su expediente académico!"- y papeles en los que se ve claramente que copió a Goya. "Una búsqueda de datos va sumando: descubrir que uno de sus profesores fue un tío suyo nos llevo a otras obras, a gente que tenía sus dibujos guardados en carpetas", comenta. Por supuesto hay préstamos de los grandes coleccionistas de Solana: Leandro Navarro en Madrid, Eusebio Alonso en Zaragoza, Antonio Méndez Pozo en Burgos, pero han aparecido muchos otras. "Esta misma semana he localizado otro y es posible que con la inauguración de la exposición salga alguno más". En total, unos 300 dibujos inéditos que verán la luz en el catálogo razonado.





Detalle de Máscaras en la aldea, 1930-1933



Obras todas, en cualquier caso que muestran, como su pintura, lo peculiar del personaje: un hombre de su tiempo, de la generación del 98, de la España negra. Vivió al margen de los acontecimientos europeos y no le interesó la vanguardia: "Se fue a París exiliado, estuvo con Baroja, con Azorín, pero tuvo que volver, lo que le interesaba estaba aquí, necesitaba España, el contacto con su gente". Lo suyo es el realismo naturalista que sigue la estela de Goya, Velázquez y El Greco.



¿Y en lo personal? "Fue un hombre culto, tímido, introvertido, siempre iba con un lápiz que dicen que chupaba antes de dibujar y unas cuartillas. Su mundo literario fue tan importante como su pintura, de ahí que el propio Camilo José Cela le dedicara en 1957 su discurso de ingreso en la Real Academia", explica la comisaria. Inclasificable y diferente, Solana fue también muy especial en lo personal y en lo humano. "¿Qué es la pintura? -le preguntaron una vez- la pintura es eso, pintura".