Lara Favaretto: Gummo II 2008

El CA2M inaugura en Móstoles 'Sin motivo aparente', una exposición en la que el público y su relación con el arte marcan el argumento. | El Hijo actúa esta noche en la inauguración

Sin motivo aparente es la traducción del título de una obra de Lawrence Weiner, Out of the Blue, realizada en 1999 por el famoso artista norteamericano, uno de los nombres clave del desarrollo del arte conceptual en los años 60 y bien conocido por sus frases de vinilo, esculturas de palabras que lucen en las paredes de museos y galerías de medio mundo. Con ésta quería decir que puede darse una cosa insólita, algo que ocurre sin circunstancia concreta, que simplemente se da. Y aquí está la primera clave de esta muestra que, desde hoy y hasta el próximo 29 de septiembre, puede verse en el CA2M de la Comunidad de Madrid en Móstoles.



"Me gusta la idea de relacionar obras que no estén ligadas a un discurso, que no haya tanto que leer ni que saber para acercarse a ellas. Obras que no ilustren ideas sino que se ilustren a sí mismas", explica el comisario de la exposición, Javier Hontoria. Como Weiner, una referencia importante para él a la hora de enfrentarse al arte, no quiere que las obras pierdan su significado sino que el espectador las administre a su gusto. He aquí la segunda clave: el público.



Y es que si algún centro ha tenido clara su relación con el espectador éste ha sido el Dos de Mayo. Inaugurado hace ahora cinco años en Móstoles, una población sin tradición de arte contemporáneo, su prioridad ha sido desde el principio llegar a todas esas audiencias que se enfrentaban por primera vez a la creación actual. Desechando una posición paternalista, el acercamiento ha sido la base de muchos de los proyectos de este espacio. Y lo es también de éste: "Una exposición siempre tiene que estar ligada al lugar donde se desarrolla y, en este sentido, ésta está muy pensada para un público concreto. En realidad no es una exposición, pueden ser mil porque varía según el que la mira: cada percepción es una exposición".





Robert Filliou: Boîtes (detalle), 1972-1975



El francés Robert Filliou sería, junto a Weiner y el público, la tercera pata de esta mesa redonda en la que todo está muy bien dispuesto para que los comensales no se pierdan entre pieza y pieza. Poeta y artista autodidacta, se consideraba a sí mismo un "creador de antiobjetos". "Filliou es fundamental para entender cómo se puede echar agua al arte. Para ligarlo a la experiencia vital y no a la élite del conocimiento, el arte debía nacer de la imaginación e intuición. Su obra es una subversión constante a los códigos de la obra de arte, como el placer de no hacer nada o el derecho a equivocarse". Otro ejemplo de cómo situar el arte a nivel de cualquiera.



Planteado de arriba abajo, el recorrido por las tres plantas del CA2M nos invita a mirar el arte a través de esta treintena de artistas que, progresivamente y según descendemos desde el segundo piso a la planta baja, se van "liberando del discurso de la teoría curatorial, se despojan de la necesidad de contar siempre, hasta que no es necesario hablar y el arte queda estrechamente ligado a la vida, a la experiencia. De modo que el espectador es capaz de crear vínculos más afectivos con las obras". En definitiva, no hay que entender, sólo dejarse llevar por este universo en el que uno se puede manejar sin reglas y en el que todo depende de la interpretación.



Pero a pesar de los intentos de esta muestra por acercarse al público, el comisario reconoce que el arte actual tiene una relación muy conflictiva con el espectador. Por mucha ilusión de interacción, la situación es complicada. De hecho, "el arte se aleja cada vez más de Filliou -reconoce Hontoria-. Cada vez hay que saber más, leer más para acercarse al arte y esto aumenta la brecha". En este sentido, esta exposición recorta esa distancia, aquí no hace falta llevarse el manual, basta con entrar y pasear.



Nedko Solakov: Fear, 2003



Y eso hacemos. Arriba, el recorrido empieza en Daniel Steegmann para pasar a los mencionados Filliou y Weiner. Avanzamos hacia las piezas de Joachim Koester, David Maljkovic y Francesc Torres, tres artistas que se despojan de distintos modos de la propia conciencia para llegar a ese espacio de emancipación tan deseado. También en el catálogo, junto al texto del comisario, Abel H. Pozuelo y el poeta Carlos Marzal apoyan la tesis de la libertad.



Seguimos: Fernando García, Nedko Solakov, Jorge Satorre... Ya en la planta baja, una de las piezas centrales de la muestra: los cepillos verdes de la italiana Lara Favaretto que descontextualizados, ruedan y ruedan hipnotizando al visitante e ilustran, según Hontoria, la "belleza de la inutilidad, de lo absurdo". En el mismo espacio la piscina que ha instalado Fermín Jiménez Landa y la obra de Carlos Maciá.



"El arte público es el que pertenece al público". Hontoria nos recuerda la frase de Weiner y con su eco resonando en la antigua Casona de Móstoles, nos vamos.