La Minotauromachie de Picasso (1935)



Hasta el 31 de agosto puede verse en la calle Castelló de Madrid, en la sede de la Fundación Juan March, una pequeña exposición de Picasso que gira en torno a La Minotauromachie, obra principal de la producción gráfica de Picasso y perteneciente a la colección de la Fundación; una obra de tirada muy reducida (de la que apenas hay ejemplares en nuestro país) y que algunos especialistas consideran la estampa más importante de todo el siglo XX.



La Minotauromachie es un aguafuerte de grandes dimensiones, realizado por el malagueño en 1935 y esencial en su producción artística. Refleja además una síntesis iconográfica de todos los motivos que más tarde se recogerán en el Guernica (1937): el Minotauro, el grupo central del caballo herido con mujer-torero recostada sobre él, la niña con la vela, las mujeres que contemplan la escena. Picasso consigue captar en esta obra la angustia existencial del ser humano partiendo de situaciones vividas y realidades sentidas personalmente, echando mano de toda clase de recursos formales, de símbolos y figuras de otras generaciones, épocas y culturas. Una obra intensa y uno de los mayores logros de la historia del arte.





Detalle de Escena báquica con Minotauro, 1933 (Suite Vollard)





Este aguafuerte está acompañado en la exposición de quince estampas de la Suite Vollard dedicadas al Minotauro, figura que desempeña un papel relevante en la iconografía picassiana, junto a documentos y otras obras de carácter literario relacionadas con este emblema, tan célebre como recurrente, de la mitología. Hay que tener en cuenta también la importancia que Picasso concedió siempre a su producción gráfica. Desde 1899 hasta 1972 trabajó ininterrumpidamente este género artístico, llegando a realizar alrededor de 2.200 grabados, casi un diario personal que permiten seguir su trayectoria al detalle.



La Minotauromachie (1935): Picasso en su laberinto continúa con el modelo de exposiciones de pequeño formato que viene organizando la Fundación Juan March, como las dedicadas durante los últimos años a Tiepolo, Morandi o a los bodegones flamencos y holandeses del siglo XVII.