Juan López: Puntal.

Juan López continúa modificando la realidad, interviniéndola, construyendo alternativas ficticias a la arquitectura que nos rodea. Ese es el leitmotiv de su trabajo. Lo hizo derribando los muros de La Panera de Lérida, los techos del OK Centrum de Linz (Austria) o insertando elementos virtuales en fotografías de paisajes urbanizados y abandonados a raíz de la crisis en su serie Esta_ticas. "Afronto la arquitectura como lo establecido, lo impuesto, a lo que hay que adaptarse. Lo que busco con estas propuestas es proporcionar otro tipo de lectura de la realidad, de reinterpretarla, y proponer cosas nuevas a partir de lo que ya está", declara el artista.



Además de este ilusionismo visual, López también trabaja con la manipulación del lenguaje mediante juegos de palabras y bailes de letras. Tomando como inspiración la grandilocuencia y el modo imperativo de los eslóganes publicitarios, intensifica su crítica de la realidad socioeconómica, siempre en tono humorístico, en trabajos como Superados de confianza, Ten fe y Duda.



El sábado, López inaugura una nueva exposición en la galería Juan Silió de Santander. Pidan refuerzos presenta una serie de dibujos en papel y PVC de intervenciones ficticias sobre arquitecturas, estructuras y soportes de refuerzo. "Del mismo modo que en mis trabajos de intervención mural, pero funcionando como bocetos imposibles", explica el artista. Las imágenes parten de fotografías de archivo de las construcciones reales, intervenidas con materiales adhesivos. El procedimiento es ya marca de la casa. En este caso, se trata de "modificaciones de la realidad que proponen nuevas miradas a las posibles causas de desplomes arquitectónicos y desastres naturales, o que apuntalan estructuras en riesgo, como metáfora de nuestra realidad".





Nature intervention.



Además de estos "bocetos", López ha creado una animación partiendo de un dibujo que se proyectará sobre una pared de la galería. El artista incorporó la animación y el vídeo a su trabajo hace un par de años y ahora, asegura, investiga el modo de "llevarlo todo hacia algo más escultórico", como demuestra en esta exposición una intervención que ocupa el espacio de la galería, pero manteniendo la idea de dibujo a modo de boceto.



Juan López suele trabajar en su escritorio, con el ordenador y sobre el papel. Después de esta fase, habita el espacio que va a intervenir durante las semanas previas a la exposición, como si fuera su estudio. Un modus operandi que "implica una toma de decisiones instantánea y una capacidad de reacción rápida a posibles inconvenientes". Cada espacio y cada proyecto requiere una manera distinta de trabajar, pero en todos los casos hay algo que permanece inalterable en su proceso de trabajo: "El conocimiento previo del lugar y el trabajo de bocetos en papel y ordenador a partir de imágenes de la arquitectura específica".





TrussT.



Justo frente a la galería Juan Silió, López tiene otro proyecto, en este caso como coordinador: el Poste Carlos. Se trata de un poste de señalización convertido en soporte artístico. "La idea era montar una escultura de rotonda, tan prolífera en las ciudades españolas en las últimas décadas. Pero no una escultura al uso, sino un dispositivo que funcionara a modo de espacio artístico. Con un presupuesto bajísimo, por no decir ridículo, y gracias a la colaboración desinteresada de artistas, cada dos o tres meses procuro presentar una propuesta artística nueva", explica.





El Poste Carlos, intervenido por EMAQF (Juan Pérez Agirregoikoa y Paco Polán).



El proyecto surgió a raíz de una invitación del Festival Desvelarte, que financia el proyecto junto con la Fundación Santander Creativa. En los casi tres años de vida del proyecto han pasado por él Sergio Jiménez, Armando Montesinos, Miguel Angel Tornero, Juan Pérez Agirregoikoa y Paco Polán, entre otros, y en septiembre comenzará el curso con una intervención de Diana Larrea. Sobre el curioso nombre del proyecto, López responde: "Siempre hay que estar pensando títulos para las cosas, nominándolo todo. Pensando sobre esto decidí titularlo con un nombre de persona. ¿Por qué no Carlos?"



Además de su agenda santanderina, López prepara un proyecto para octubre en Copenhague, una residencia con exposición final en Miami Beach entre octubre y diciembre, está acabando un vídeo de la instalación A la derriba que realizó en La Panera para presentarlo en el décimo aniversario del espacio y, con motivo de su segunda exposición en el OK Centrum de Linz, la institución austríaca ha editado recientemente un volumen que repasa toda su trayectoria, con textos de Glòria Picazo y otros críticos y comisarios con los que ha colaborado, como Jorge Díez, Javier Hontoria o Fede Montornes.



Mucho más que pop

Cuando el nombre de Juan López empezó a sonar con fuerza, la crítica alabó repetidamente su "frescura" por el hecho de incorporar elementos de la llamada "cultura urbana" y muchas referencias pop. Pero han pasado los años y López ya no se identifica exclusivamente con ello: "Algunos se han enganchado a esa idea, pero en realidad lo de la cultura urbana y cosas así ahora mismo lo interpreto como un tema más dentro de la ciudad, pero no necesariamente mi trabajo habla siempre sobre eso", aclara.



Cuando todavía era considerado un artista emergente, el ámbito de las galerías, de las instituciones y de los medios le producían a López cierto vértigo. ¿Y ahora?



- Bueno, te vas habituando y sobre todo aprendiendo a trabajar en otros contextos. Antes todo era hacer para uno mismo y tu círculo de gente. Sin presiones ni demasiadas aspiraciones. Con el tiempo la cosa funciona y te vas profesionalizando. Lo que más gusta de este proceso es ir aprendiendo según vas teniendo las experiencias. Vivirlas, analizarlas y saber afrontarlas en la siguiente situación similar.



- ¿Qué le inspira más últimamente?

- Caminar por la ciudad.



- El dibujo es la base formal de su trabajo. ¿Cree que siempre será así?

- Pues no lo sé...



- ¿Qué metas artísticas se impone a corto y medio plazo?

- Intentar sacar mi trabajo fuera de España.