A sus 80 años, Michelangelo Pistoletto siente que ya es hora de recapitular. El artista italiano, uno de los padres del arte povera en los 60 y figura indispensable del arte contemporáneo ha viajado hasta Madrid para presentar el libro La voce di Pistoletto, una larga entrevista del periodista y escritor Alain Elkann en la que responde preguntas sobre su vida y su obra, sobre las ideas y sobre el espíritu. Momentos antes de la presentación nos dedica unos minutos para adelantarnos algunas de esas cuestiones.



Ahora anda investigando sobre un concepto que se ha inventado: el tercer paraíso, que representa con el símbolo matemático del infinito al que le agrega un círculo central. Lo llama tercero porque para él ha habido dos previos: el primero fue el del hombre en armonía con la naturaleza, y el segundo es el paraíso artificial que ha creado la humanidad por medio del consumismo y dándole la espalda al verdadero. Ahora, dice, es tiempo de instaurar el tercer y definitivo paraíso -que no tiene nada que ver con la religión- en el que el hombre conecte, en perfecto equilibrio, los avances técnicos y científicos con el respeto a la naturaleza.



Para Pistoletto, el arte no debe ser un producto comercial, sino un medio para guiar a la sociedad hasta ese estado utópico de la sociedad, y debe hacerse extensible a toda la ciudadanía mediante el fomento de la creatividad.