El fotógrafo Terry O´Neill que expone en la Fundación Telefónica.
La fotogenia no solo es una cuestión intrínseca a la persona retratada, también entra en juego la disposición y profesionalidad del fotógrafo para hacer sentir al modelo tranquilo y saber sacar lo mejor de cada uno. Algunas mujeres saben cómo posar ante una cámara, se sienten coquetas. Lo mismo ocurre con los hombres, aunque les cuesta un poco más. Parte del recreo de una sesión es el maquillaje, la ropa, ponerse ante el objetivo. Y, sobre todo, que el retratista haga sentir a la persona captada libre, segura, sin ataduras. En definitiva, natural. Así es como se pueden sacar las mejores instantáneas. Esto lo sabe bien Terry O´Neill (Londres, 1938), el fotógrafo de las grandes estrellas, que expone por primera vez en España una retrospectiva con 66 imágenes en la Fundación Telefónica.Cristina Carrillo de Albornoz, comisaria de la muestra, cuenta que "la exposición es un resumen de sus 50 años de carrera. Nos daba pena que solo se hablara de David Bailey y Terence Donovan cuando entre los tres hicieron los años 60". Comienza con la imagen de Winston Churchill saliendo del hospital y termina con Pelé, con quien ha pasado dos semanas en Brasil.
Todo comenzó de una manera inusual. O´Neill, en un intento de hacer despegar su carrera como músico, decidió viajar a Estados Unidos. Mientras esperaba su vuelo en el aeropuerto de Heathrow vio al Secretario de Asuntos Exteriores británico dormido, cogió su cámara y decidió plasmar el momento. Un periódico compró la fotografía y es así cómo empezó su andadura profesional. Era su primera fotografía pública.
Vivir en Londres en la década de los 60 suponía ser partícipe del cambio y observar cómo la ciudad se convertía en el epicentro cultural y de la moda juvenil, el lugar donde se cocinaba todo para luego exportarlo al resto del mundo. Todo ello a través del movimiento subcultural bautizado como Swinging London, sobre todo en las zonas de Chelsea, Carnaby Street y King's Road. Una década que sería revivida más tarde con la llegada de la moda punk. Gracias a la fotografía, "Terry O´Neill llegó a ser un descubridor de nuevos talentos, se hizo famoso capturando a todo aquel que quería ser alguien", afirma la comisaria.
Keith Richards. Londres, 1963
Su primer trabajo profesional por encargo fue retratar a Laurence Olivier; a partir de entonces su reputación fue en aumento. Además de ser la primera persona que obtuvo una instantánea de los Beatles en los estudios Abbey Road en 1963 convirtiendo aquella imagen en la primera portada de un periódico nacional que mostraba a una banda de música pop. Ese día, el diario agotó su tirada.
Se convirtió en la sombra de Frank Sinatra a quien fotografió durante 30 años, "pero nunca llegó a ser su amigo", asegura Carrillo; inmortalizó el último concierto de Marlene Dietrich en Londres en el año 1975 y, durante 40 años se involucró con Elton John a quien lanzó al estrellato. Escuchó sus canciones Take me to the pilot y 7-11-70, decidió fotografiarle, la revista Vogue publicó las imágenes y hasta ahora.
Por su especial y cuidada mirada han pasado todo tipo de personalidades, pero de entre todas ellas destaca a Audrey Hepburn de quien afirma: "Es la estrella más distinguida que he fotografiado. Perfecta y bellísima. ¡Era imposible tomar una mala foto de ella! No existe una nueva Audrey, ni la habrá ". Por si fuera poco, ha sido el único en retratar a todos los actores que han interpretado el papel de James Bond, así como a Steve McQueen, Al Pacino, Paul Newman, Chuck Berry David Bowie y Nelson Mandela. ¿Mujeres? Las actrices Ava Gardner, Raquel Welch o Goldie Hawn, las supermodelos Jean Shrimpton hasta Naomi Campbell o Kate Moss. Una lista infinita.
Pero, ¿cuál es su secreto para ganarse la confianza de todos estos artistas reconocidos mundialmente? Tres claves son indispensables: ser invisible, tener paciencia y saber combinar la discreción y las relaciones públicas, ya que, como el propio fotógrafo sentencia, "los paparazzis han arruinado la fotografía".