Brian Eno en la presentación de 77 Million Paintings.

Brian Eno es mundialmente conocido por su carrera musical, pero estudió bellas artes, "como tantas estrellas de rock británicas", asegura el artista. Primero formó parte de la banda Roxy Music, luego se embarcó en una investigación musical que le llevó a crear un nuevo género, el ambient, ha colaborado con David Bowie, David Byrne y Robert Wyatt, ha producido discos de U2 y de Coldplay. Pero durante estos 40 años, Eno ha explorado también su faceta como artista visual.



Hoy, Eno ha visitado la sala de exposiciones Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid para presentar 77 Million Paintings, que forma parte del festival MADATAC de arte digital audiovisual. El azar es el motor de esta instalación, que combina 300 elementos visuales y sonoros creando una experiencia única para cada visitante. "Cuando entréis en esa sala, no veréis lo mismo dos veces a no ser que os quedéis varios millones de años", advierte el artista. Al fondo del espacio, apuntalado por troncos de árbol y salpicado de sofás, se yerguen 12 pantallas de vídeo dispuestas en una forma que combina romboides y aspas que se asemejan a una esvástica, símbolo ancestral del bienestar y la buena fortuna antes de que los nazis le arrebataran para siempre su significado original. En medio de la más absoluta oscuridad, un mosaico de vídeo-pinturas abstractas va mutando a un ritmo casi imperceptible. A sus pies, un montículo de arena que va cambiando de color y, de fondo, una música flotante, de inspiración subacuática y sideral. La intención del artista es que el espectador abandone por un momento el estrés, se relaje y se deje llevar por lo que -apenas- sucede ante sus ojos. "Esta obra ofrece la oportunidad de ver algo que no se ha visto nunca ni se volverá a ver, un momento único, como lo es cada momento de nuestras vidas".





Vista de 77 Million Paintings en la sala Alcalá 31 de Madrid.



La importancia que Eno otorga al azar y el arte generativo ya estaba presente en sus primeras obras de música ambient. "La primera pieza ambient que hice estaba formada por bucles de distinta duración -un de 27,2 segundos, otro de 41,4...- que al repetirse de forma no sincronizada iban formando mezclas sonoras diferentes", recuerda el autor de Before and After Science y Music for Airports. Las posibilidades del arte generativo será, de hecho, uno de los puntos claves de la conferencia que impartirá el jueves en La Casa Encendida, dentro de la programación de MADATAC.



Tras visitar la exposición junto al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, y antes de sufrir un mareo que le ha obligado a retirarse, Eno ha tenido unos minutos para explicar a la prensa sus intereses artísticos y el sentido de su obra: "Si se entiende la música como una forma en movimiento, como una forma cambiante, y la pintura como una forma inmóvil, lo que pretendo hacer es crear una música muy apacible y pinturas en movimiento, para encontrar el lugar entre la música y la pintura", explica Eno. Al artista le encanta esconderse en la sala y ver la reacción del público al contemplar su instalación, que ya ha viajado a México DF, Sidney, Venecia, Milán, Abu Dhabi y Tokio, entre otras ciudades. "Algunas personas se quedan varias horas mirando la obra. Parece increíble, porque no ocurre prácticamente nada, no hay historia ni narrativa, no tiene un principio ni un final. Nos dicen constantemente que el tiempo que somos capaces de mantener nuestra atención está disminuyendo, pero mi experiencia me dice que si ofrecer algo que requiere concentrarse durante un tiempo considerable, a la gente le encanta", opina Eno.



"Desde mis tiempos de estudiante, mi medio artístico específico ha sido la luz", explica el creador, que con 17 años creó su primera pieza lumínica. "Eran obras muy simples porque la tecnología no estaba tan desarrollada, pero a finales de los 70 descubrí que el vídeo era una buena forma de arte lumínico".



Con respecto al devenir del arte contemporáneo, Eno considera que "los últimos 15 años han sido muy interesantes en el Reino Unido". "En el siglo XX hubo muchos "ismos": cubismo, futurismo, constructivismo... Ahora predomina el "onelinerism" [que podríamos traducir como arte de una sola línea], en el que el título o la explicación de la obra parece más importante que la obra en sí. A mí me interesa lo contrario, la experiencia de la obra".