Detalle del mural Todos juntos podemos parar el Sida

Este jueves se cumplen 25 años de la creación del mural que Keith Haring (Pensilvania, 1958 - Nueva York, 1990) pintó en un edificio hoy desaparecido del Raval a propósito de su enfermedad bajo el lema Todos juntos podemos parar el Sida. El Ayuntamiento de Barcelona derribó el muro en el año 1992 pero el MACBA había pedido hacer un calco a tamaño real del graffiti para poder recuperarlo y ahora, junto con Raval Cultural, y coincidiendo con su aniversario, han realizado una nueva instalación en el lugar original de la pieza en honor al artista. Además, la pinacoteca proyectará un vídeo documental de César de Melero que muestra al artista trabajando en su obra.



El estilo artístico de Haring se reconoce por el intento de combinar el arte, la moda y la música. Sus graffitis, que evocan la cultura callejera de los años 80 de Nueva York, contienen formas figurativas de trazo ancho representando niños, el sexo, la muerte y el Sida. Su carrera despegó en los andenes y vagones de metro de la gran manzana cautivando la mirada del público y sus exposiciones, con fuertes mensajes sobre la vida y la unidad, fueron fotografiadas y grabadas por Tseng Kwong Chi (fotógrafo de los 80 que murió por Sida en el año 1990). Tras ser diagnosticado [Haring] en 1988 como portador de VIH sus obras se encrudecieron y comenzaron a ser más comprometidas social y culturalmente abogando por el sexo seguro. Siendo ya un artista de renombre visitó la feria ARCO de Madrid y, de paso, viajó hasta Barcelona donde acudió a una exposición de Frederic Amat coincidiendo con Montse Guillén, dueña del restaurante El Internacional de Nueva York al que acudían personalidades como Andy Warhol.



A raíz de este fortuito encuentro nació la posibilidad de que Haring creara una obra para la ciudad. Este aceptó y en seguida se puso a pensar en la idea que desarrollaría en el barrio que él mismo seleccionó: El Raval. Escoger la plaza de Salvador Seguí no es casual sino algo premeditado que sigue la línea de sus obras. El Raval era un barrio castigado por la pobreza, las drogas y las enfermedades de transmisión sexual. Por ello, decidió crear su mural allí con la idea de alertar e informar sobre el Sida mediante referencias a los peligros del sexo sin protección. La pared que allí encontró medía treinta metros siendo el lugar donde más jeringuillas se encontraban todas las mañanas. Debido al paralelismo que atisbó con los barrios de Nueva York en los que él comenzó su andadura, quiso apropiarse de ella y pronto se dispusieron a conseguir los permisos para la realización del trabajo (pensando que sería una obra efímera debido al mal estado de la fachada).





Emprendió su obra a las 12 del mediodía al ritmo de la música house que hizo sonar en un radio casette. Periodistas, niños y curiosos que pasaban por ahí quisieron parar a ver cómo trabajaba. Tras cinco horas de labor concluyó el mítico mural. En él se representa una serpiente ahogando una jeringuilla, debajo de la cual se lee su nombre: Sida. A su izquierda se puede observar un grupo de personas huyendo a la vez que una pareja con una tijera pincha al reptil mientras otro individuo le coloca un preservativo. Y todo ello en único color, el rojo, el color de la pasión, del peligro, de la sangre, en definitiva.



Haring se ha erigido como una figura activista sobre la enfermedad, la sexualidad y la homosexualidad. Esta última fue una de las constantes en sus creaciones debido a los prejuicios y el estigma de la época acerca de las relaciones entre hombres. Asimismo, el sexo fue otro de los temas que trabajó pero no siempre de manera positiva sino como algo amenazador. Pero si ha sido importante en su imaginario es porque el sexo fue algo clave en su vida. Tras su diagnóstico médico, el artista fundó Keith Haring Foundation en 1989 con la idea de desarrollar programas para niños en los que se hablara y se diera a conocer el Sida. En su obra Silence = Death, por ejemplo, se representan diversas figuras que se cubren los ojos y los oídos y se configura como la invisibilidad del Sida en la década de los ochenta. Pero él fue un activista y su labor contribuyó a dar visibilidad a las víctimas de esta enfermedad con una fundación que sigue en activo.