Jacques Herzog: La Vela no es un proyecto de burbuja ni una excentricidad
El arquitecto Jacques Herzog. Foto: Alberto Di Lolli
El arquitecto presenta en Madrid la nueva sede del BBVA situada en Las Tablas y cuya inauguración está prevista para 2015
"Ganamos un concurso y eso ya es un buen comienzo", ha reconocido Herzog, que es un hombre positivo y optimista, amante del fútbol, el arte y el vino, pasiones que calan hondo también en su profesión. Es uno de los mejores arquitectos del mundo y entre sus edificios destacan los estadios (el de Basilea, el Allianz Arena de Múnich, el Nacional de Pekín), las bodegas (Dominus en California) y los museos (la Tate Modern de Londres, Museo Pérez en Miami, VitraHaus). En Madrid ya estuvo trabajando en CaixaForum y terminará este nuevo encargo aproximadamente dentro de un año.
Será entonces cuando podamos ver con claridad lo que ahora el arquitecto, acompañado por Luis Fernández-Galiano, ha tratado de explicar, contagiando a la concurrencia su entusiasmo. "El proyecto del BBVA no es un proyecto burbuja, no es una excentricidad. De hecho puede servir de modelo de construcción en las periferias de las ciudades porque funciona como lo haría el casco antiguo de una pequeña ciudad, podría ser un barrio con entidad propia si dentro de unos años el BBVA se fuera de ahí y eso es lo importante". Eso y, por supuesto, darle al cliente lo que quiere, en este caso, "una plataforma que sirva y mejore la vida de las personas que allí trabajan".La ciudad del BBVA es un proyecto sostenible en el sentido arquitectónico, porque se podrá reutilizar"
Porque, aunque la Vela sirve en este caso de icono para el banco, lo importante está en el plano horizontal, en las piezas que sustentan la torre desde abajo y en los patios. "Del concurso a la traducción real siempre se pierden cosas pero no ideas -confiesa-. La original era una estructura mucho más fragmentada pero que en la práctica se ha demostrado que no era necesario". Sobre todo, y ha insistido en esto varias veces, "es un proyecto sostenible en el sentido arquitectónico, porque se puede reutilizar".
Vista del edificio La Vela que será la nueva sede corporativa del BBVA, en Las Tablas.
Huyendo de la arquitectura icónica que tanto ha marcado una época, quizá gritona y vacía, de la arquitectura moderna, Herzog insiste en la importancia de la zona pública del proyecto, de su carácter horizontal: "La Vela me convence menos a primera vista, pero no es banal, es un símbolo abierto con múltiples lecturas: son puestos de trabajo, son buenas vistas, es la identidad que ancla un proyecto en la periferia de una ciudad con muchos símbolos. Al ser tan delgado y transparente -una trasparencia que se va a esforzar en mantener también en el interior- no es en absoluto un símbolo de poder". Y no es que no les gusten las alturas a este equipo de arquitectos que tiene en Basilea, su ciudad natal, su centro de operaciones y que trabajan por todo el mundo, de Canadá a Brasil y de California a Pekín. Mientras terminan -con toda seguridad para 2015- esta nueva sede para BBVA, construyen también la nueva torre del campus de los laboratorios Roche que se eleva en Basilea 178 metros sobre el suelo. "La geometría del campus nos permitía hacer esto. Pero en el caso del contexto urbanístico ha sido un error permitir ciertas cosas. Ha habido demasiadas excentricidades. Y esto es la ventaja de la crisis: la crítica hacia ese tipo de arquitectura".
Arquitectura para el fútbol
También en Madrid y junto a Rafael Moneo estuvo a punto de trabajar en la remodelación del Estadio Santiago Bernabeu, "hubiera disfrutado mucho pero el presidente del Madrid sabe más de fútbol que de arquitectura", bromea. Pero lo cierto es que sus estructuras deportivas se multiplican en los últimos años: además de las ya mencionadas en Pekín -trabajaron con Ai Wei Wei en el Estadio Olímpico-, Múnich y Basilea, acaba de inaugurar un gimnasio en Brasil -una especie de cubierta para eventos que una fundación de Basilea ha regalado al barrio-; avanzan con rapidez en la obra de un estadio en Burdeos -estará listo para Francia 2016- y proyectan otro en Inglaterra, para un club de la Premier League, todavía confidencial.Y eso sin contar el que recientemente rechazaron en Qatar, como apunta Fernandéz-Galiano. "El trabajo en Doha es complicado, por no hablar de que el mundial en ese desierto es una locura. Construir un estadio para 80.000 personas en un país donde luego no irán a un partido más de 500... No concibo que esa deba ser la contribución del arquitecto".
De hecho sus preocupaciones parecen ir justo hacia el lado opuesto de la arquitectura, la rehabilitación, la conservación el patrimonio. "La reconstrucción y el trabajo con y sobre lo que ya existe es lo normal, sobre todo en Europa. Y a nosotros nos gusta. Nuestro trabajo debe realizarse sobre un mundo que ya existe y es un potencial. Utilizar y no tirar es una manera de vivir y de pensar". De hecho, también aquí en la sede de BBVA han tenido que trabajar sobre una estructura ya existente que parece ahora realizada ex profeso y conforme a sus propósitos.La reconstrucción es lo normal. Nuestro trabajo deber realizarse sobre un mundo que ya existe"
Porque no siempre lo más caro es lo mejor, ha venido también ha decirnos Jacques Herzog. "No funciona siempre la misma receta pero hay comidas muy sencillas y riquísimas, como la paella española hecha originariamente con restos: también se puede hacer gran arquitectura con muy poco. Nosotros a veces trabajamos con restos. Lo que está claro es que la arquitectura tiene que añadir algo a nuestra vida". Y la suya lo hace.