Autorretrato. Mi lado femenino (2002), Alberto García-Alix © Alberto García-Alix. VEGAP. Madrid, 2014
La exposición Autoretrato llega al Circulo de Bellas Artes para acercarnos la particular mirada que sobre sí mismo (y sobre lo que le rodea) tiene el artista leonés.
Cuenta Nicolas Combarro, comisario de la exposición que, si bien García-Alix era en un primer momento reticente, poco a poco se fue metiendo en un proyecto que ha acabado viajando por todo el planeta. "Fue entonces cuando paso de llamarse Autorretratos a ser conocido como Autorretato sin la s final", explica Combarro. "Esto lo que significa es que el autorretrato lo compone toda la exposición, no es una mera recopilación sino que es una visión transversal de toda una mirada a su propia vida y esa mirada lógicamente no se detiene unicamente en su propia imagen".
La exposición, asimismo, traza un recorrido en el que se puede observar la evolución como artista de García-Alix. En una primera etapa, que va de 1976 a 1986 con trabajos elaborados principalmente en 35 mm, se observa un ejercicio de aprendizaje en el cual el fotógrafo se acerca a la realidad que le rodea y a la suya propia, reflejando un estudio sobre la propia imagen. Posteriormente, a partir de 1986, los formatos y la composición evolucionan dando lugar a una mayor conciencia del hecho fotográfico. En esta época además se puede apreciar como Garcia-Alix experimenta y la imagen de sí mismo se modifica y los paisajes cobran mucha importancia. También hay tintes más líricos como se aprecia en los títulos, muchos de ellos autorreferenciales.
"A partir del 2000 Alberto comienza a encerrarse en si mismo, la mirada se vuelve al interior", explica el comisario. "En 2003 llega a París y realiza una labor retrospectiva a partir de la cual enfoca su mirada hacia el pasado, hacia los vivido y lo creado". En su etapa más reciente la abstracción reina y el fotógrafo muestra una gran capacidad para entender el autorretrato como un elemento más difuso en el que se observan elementos como máscaras que medían entre el artista y el público.
La exposición nace a partir de un libro homónimo desarrollado por La Fabrica gracias a la iniciativa de Alberto Anaut, Presidente de PhotoEspaña. Pese a las dudas iniciales de Garcia-Alix pronto consiguieron implicarle. "Alberto me pregunto si confiaba en él y yo le respondí que dependía de para qué", explica Anaut con una sonrisa. "Seguidamente le dije que sí y entonces me pidió que dejará en sus manos el diseño del libro. Al final era un proyecto tan personal que puso todas sus tripas en ello". El libro fue distinguido con el Premio de la Bolsa de Frankfurt lo que hizo posible que la exposición llegara al Photographers Gallery de Londres para después viajar a Alemanía, Brasil y ahora desembarcar en Madrid, ciudad fetiche del artista, tras su paso por Barcelona.
"Nunca tuve mucha ilusión en esta exposición porque me daba vergüenza", explica Garcia-Alix. "Lo veía como una gran sobreexposición. Pero al final me ha dando grandes alegrías, un libro del que estoy muy satisfecho y una exposición que ha logrado alcanzar una gran repercusión internacional". Autorretrato significa además la vuelta del fotógrafo al Círculo de Bellas Artes de la mano de PhotoEspaña después de 16 años y 17 ediciones del festival. "Aquella vez tenía todavía el pelo negro. Después de este tiempo volver a la gran casa de la cultura madrileña en un momento tan complicado por la propia cultura es un orgullo".
Alberto García-Alix, que recibió el Premio Nacional de Fotografía en 1991 y Premio PHotoEspaña en 2012, ya trabaja en su próxima exposición, que podrá verse próximamente en París, y también podemos esperar, como ha sido el caso de Madrid que ha incluido obras no vistas anteriormente, que esta Autorretratos siga nutriéndose de nuevas instantáneas con el tiempo pese al pudor del artista. "Si tuviera que elegir alguno de estos retratos para ser mostrado dentro de 1.000 años elegiría el más desenfocado", finaliza García-Alix.