Cerca de la esquina noroeste del emblemático Hyde Park de Londres se sitúa uno de sus barrios más populares: Notting Hill. El mismo que acoge el mercado de Portobello, plagado de gente durante los sábados, ese en el que se pueden encontrar todo tipo de antigüedades. Este fin de semana el barrio del distrito de Kensington y Chelsea se viste de carnaval, se disfraza, disfruta. Un año más se celebra el mítico Carnaval de Notting Hill que celebra la cultura afrocaribeña y sus tradiciones. Está considerado como uno de los carnavales más importantes y multitudinarios de Europa y se celebra siempre en el puente de agosto. Este año, además de la programación habitual de las calles que se abarrotan de gente y de color, la Tate Modern acoge este sábado Up Hill Down Hall: An indoor carnival, una serie de performances dentro de sus paredes que ofrece una mirada crítica y artística del carnaval.



La cita se inauguró en el año 1964 con el objetivo de fomentar la solidaridad social. Las raíces se encuentran en una fuerte tradición de los habitantes de Trinidad cuando celebraban la abolición de la esclavitud. Paralelamente, se erigía como una cita en la que dar voz a aquellos músicos que tocaban en el Earls Court de Londres durante el fin de semana. A medida que las bandas desfilaban por las calles de Notting Hill, los residentes de color iban saliendo a la calle recordando el Caribe que habían dejado atrás. Las canciones de los habitantes de Trinididad tenían un fuerte elemento de parodia. Sus fiestas fueron prohibidas durante los años de esclavitud, de modo que tras la abolición decidieron aprovechar las libertades de las que gozaban. Comenzaron a imitar la vestimenta y la moda europea de sus amos e incluso blanqueaban sus caras con harina a modo de máscaras.



Así, como preludio a las fiestas de las calles que dan comienzo el domingo, la Tate Modern presenta una serie de actuaciones de varios artistas y participantes como Hew Locke y Marlon Griffith con un diseño arquitectónico de Gia Wolff como telón de fondo. Al mismo tiempo, Dubmorphology ha creado un paisaje sonoro que tendrá como invitados a los estudiantes recién graduados de la Escuela de Bellas Artes Saint Martins. La iniciativa de la pinacoteca se estructura como un ritual de resistencia, como "un evento en el que reflexionar sobre el espacio público y la participación. Se convierte, por tanto, en un medio de producción artística como una forma de dirección social y política", escribe su comisaria Claire Tancons.





No Black in the Union Jack de Marlon Griffith, en la Sala de las Turbinas de la Tate Modern



La tarde comienza con el artista visual Marlon Griffith quien presenta No Black in the Union Jack, una pieza con inspiración en los disturbios que ocurrieron en Londres en el verano de 2011. Para ello fusiona el icono nacionalista caribeño del colibrí con la policía antidisturbios, escudos y adornos corporales que desdibujan los límites entre la mascarada y la fuerza policial. Le sigue The Sky is Dancing, una obra que deriva de una investigación de Historia socio-política y la política de espacio-ubicación sobre el Carnaval de Notting Hill realizada por los recién graduados de la Escuela de Bellas Artes de Saint Martins. Se analiza el baile como una intervención y responde a un debate crítico sobre el arte público y ceremonial que han influido en el Carnaval de forma artística. La performance que acogen las paredes de la Tate Modern concluye con Give and Take del londinense Hew Locke. Se configura como un análisis de las políticas espaciales del barrio. Por un lado hace una crítica al aburguesamiento del distrito y comulga con la influencia caribeña inicial del Carnaval. Para ello se vale de la colaboración de la banda Batala Samba-Reggae que pondrá la música a su actuación.



De modo que la Sala de las Turbinas hace un despliegue de piezas artísticas que se circunscriben "al legado cultural y conciencia política del Carnaval, nacido de la migración caribeña y las secuelas de colonialismo, el racismo y la resistencia a la incoporación del multiculturalismo". Además, ha contribuido a la formación cultural de la Inglaterra poscolonial inspirando la canción White Riot de 1977 de la banda avant-punk rock The Clash.