Roma antigua, Agrippina desembarcando con las cenizas, 1839

Con Late Turner. Painting set free, la Tate Britain londinense quiere hacer algo más que exhibir las obras de la última etapa de J. M. William Turner (Londres, 1775-1851). Injustamente tratado por la crítica de la época, los cuadros creados entre 1835 y 1851 de técnica exploratoria y libre fueron tachados como producto de la senilidad y locura del pintor. Con esta nueva lectura se arroja luz a los paisajes más desgarradoramente luminosos del genio.



La exposición, que permanecerá en el museo londinense hasta el próximo 25 de enero, está comisariada por Sam Smiles, profesor de Historia del Arte y Cultura Visual de la Universidad de Exeter y los comisarios de la Tate Britain Amy Concannon y David Blayney Brown, comisario a su vez de la Fundación Manton de Arte Británico. Dividida en cinco seccicones, incluye paisajes tanto de Gran Bretaña como del resto del continente europeo, y entre estos últimos la ciudad eterna juega un papel muy especial. Prueba de ello son Roma antigua, Agrippina desembarcando con las cenizas y Roma moderna-Campo Vaccino, pocas veces expuestos en conjunto desde 1839, cuando se vieron juntos por vez primera. De Italia también se exhibe El sol avanzando hacia el mar en Venecia.



La salida de la flota, 1850

Sin embargo de entre las 180 obras expuestas hay dos que destacan por encima del resto por la revolución que supusieron para la pintura de la época. Luz y Color (teoría de Goethe): la mañana después del Diluvio-Moisés escribiendo el libro del Génesis es una de ellas. La innovación que supuso al desligarse de la tradición realista imperante es digna de reconocimiento. El otro plato fuerte de la exposición es Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste. Se trata, por un lado, de un gran ejemplo de las investigaciones entorno a la luz y la atmósfera del pintor y por otro refleja el contexto convulso de la revolución industrial en el que vivió. A pesar de sentirse muy cercano a los avances de la era de la revolución industrial en que vivió, Turner estuvo profundamente comprometido con los temas religiosos, históricos y mitológicos que lo vinculaban a las tradiciones culturales de su época.



Si se desligó de la técnica y estilo realista, escandalizando a la crítica de la época, también lo hizo en las forma: en esta época tardía empezó a experimentar con la geometría y creó cuadros redondos y octogonales, lo cual se recoge en uno de los apartados de la muestra. Los vistantes podrán ver también Boya señalando a un naufragio, El carro de heno, Un fuego en la Torre de Londres, El maizal, La catedral de Salisbury desde los campos o La cuadratura del círculo.