Enrique Encabo Inmaculada Maluenda

Maya Lin. Foto: Walter Smith

La sede madrileña de Ivorypress abre la temporada con Rivers and Mountains, primera muestra individual en nuestro país de la artista y arquitecto norteamericana Maya Lin. Un atlas comprimido que puede visitarse hasta el próximo 11 de noviembre.

"Me gustaría empezar por otra pregunta". Maya Lin (Athens, Ohio, EE. UU., 1959) esquiva así, mientras sonríe ("come on!") su trabajo más celebrado, el Memorial de los Veteranos del Vietnam en la Explanada Nacional de Washington. Esta mujer escueta, que no aparenta sus casi 55 años (los cumplirá a inicios del octubre) está en Madrid para presentar Rivers and Mountains, su primera exposición individual en España. Es una pena: la obra, que esta hija de emigrantes chinos construyó en 1982, cuando apenas superaba la veintena, conserva genuina capacidad de sugerencia y acaso sea injusto suprimirla de un plumazo. El Memorial indagó en cómo afrontar el trauma de un conflicto impopular mediante un diedro de granito negro que corta el terreno y en el que se graban los nombres de los caídos; monumentalidad discreta que sigue, en tiempos de guerras globales, aún vigente.



Ríos y montañas, pues: el título es tan literal como preciso. La muestra reúne una serie de realizaciones que delinean la obsesión de Lin por el paisaje y su conciencia ecológica. "Casi diría que [mi trabajo] es, en ocasiones, antimonumental -explica la artista en conversación con El Cultural-. Ciertamente, juega con la escala, pero creo que también trata de dirigirse al público desde un punto de vista casi personal, íntimo". En la galería, un hormigueo de alfileres dibuja el cauce del Tajo. Su contraparte, el Sena, acompaña a tan solo unos metros fundido en un hilo de plata. Otras piezas reproducen, a partir de unos calcos en pastel, la forma de una cuenca fluvial; en una esquina de la sala, descuelga del techo una gran malla de barras metálicas, a modo de gigantesca red congelada en el espacio: se trata de una representación a escala de los Pirineos en la que el visitante puede sumergirse en contrapicado.



Vista de la exposición en Ivorypress. Foto: Paco Gómez / Cortesía Ivorypress

Resulta interesante que alguien que ha dedicado tanto tiempo a salir al paisaje y darle forma, decida ahora enclaustrar la naturaleza en una galería: "La cartografía ha sido siempre un intento de entender la amplitud de mundo y, de alguna manera, reducirlo. Un mapa es una abstracción increíblemente brillante. Juego con esa idea; atrapar algo gigantesco y convertirlo en algo íntimo. No busco respuestas intelectuales, sino empáticas, incluso con mis trabajos de mayor escala. Soy, definitivamente, un producto de la arquitectura de los 1960 o de [libros como] El elogio de la sombra, de Junichiro Tanizaki, La experiencia de la arquitectura, de Steen Eiler Rassmussen, o de los escritos de Vincent Scully... ellos hablaban de la arquitectura desde un punto de vista psicológico o emocional. Pienso en el espacio; todo mi trabajo está relacionado con la experiencia del lugar".



La memoria natural

Podrían considerarse algunas de estas creaciones como variantes del memorial, minúsculos cenotafios de paisajes. Uno de los últimos trabajos de Lin, What is Missing, pretende erigirse en el gran archivo global de las extinción: "Creo que estamos empezando a pensar en los paisajes que perdemos... ¿Cómo pensamos a priori que es un monumento? Sólido, singular, grande... What is missing es lo opuesto: es gratuito, fluye, adopta la forma del recipiente, es una instalación permanente en la Academia de Ciencias de California en San Francisco o una instalación sonora en los laboratorios de Cornell, pero también un no-lugar en el mayor de los no-lugares: la red". En la página web, un mapamundi localiza especies desaparecidas que el usuario puede ampliar con sus propia experiencia, pero también enlaza a sonidos oceánicos o videos de especies en peligro: "Es, por un lado, una señal de alarma y, por otro, un memorial vivo" dice mientras insta con vehemencia a El Cultural para que contribuya listando el Lince ibérico.



Arquitectura inconexa

Fractured Landscape, 2006 (Cortesía de Pace Gallery)

Aunque su currículum preserva cuidadosamente el equilibrio disciplinar, Maya Lin suele repetir insistentemente la expresión "me, as an artist". Cuesta, por tanto, encauzar la conversación en la arquitectura: "Creo que los procesos creativos del arte y la arquitectura son esencialmente distintos. He alcanzado cierto equilibrio entre lo analítico y lo intuitivo. Pero, durante mi estancia en la universidad [Lin estudió en Yale], por ejemplo, tuve casi que erradicar ese aspecto intelectual para dejar salir mi vena artística. Creo que existe una tensión entre ambos campos, pero son dos formas muy distintas de pensamiento creativo. Ambas me apasionan, pero por sus diferencias". Y ciertamente, el tratamiento es dispar. Se detecta aquí una paradoja: sin rastro de esa obsesión topográfica o de la sensibilidad geomorfológica de Rivers and Mountains, los edificios de Lin (como el complejo de oficinas para la farmacéutica Novartis que está construyendo en Boston) parecen plenamente desconectados de sus logros plásticos: "Creo que los memoriales, sin ser completamente arquitectura, sí pueden aproximarse a ese campo, puesto que tienen una función. A veces creo que es más difícil decidir lo que se quiere hacer cuando el campo es infinito. No es que la arquitectura sea una disciplina más sencilla [que el arte], sino que, cuando trabajas para otro, las opciones se reducen. En mis trabajos residenciales, prefiero utilizar las cajas y en los paisajes, el gesto. Me interesa jugar con esa tensión entre rectas y curvas, porque eso es lo que me representa, es lo que soy".



Y, sorpresa, Lin se ablanda in extremis: "¿Sabes? No es que no quiera hablar sobre el Memorial de Vietnam. Acabo de hacerlo en la entrevista anterior... Estoy muy interesada en cómo encaja en mi carrera. Creo que seré recordada por él y estoy muy orgullosa. Pero soy una artista. Estoy permanentemente dedicada a ello. Asumes que el corpus de tu trabajo te valida. [El Memorial] es como tener un... gorila [agita las manos y pone cara de perplejidad]: es enorme, todo el mundo lo ama y lo quiere abrazar. No es que no lo estime; lo adoro, pero a veces es duro. Quiero darle al resto de mi trabajo su propio espacio. ¿Te parece justo?".