Detalle de Corral de locos, de Goya, una de las obras "estrella" del museo.

Llegó a España en los años cincuenta en busca de petróleo, pero entre prospección y prospección alimentó una afición que le cambiaría la vida: pasaba las tardes, a veces días enteros, entre las pinturas del Museo del Prado, y un día se juró a sí mismo que llevaría una muestra de todo aquello a su tierra natal. Y lo cierto es que no tardó demasiado. El empresario petrolero Algur H. Meadows colgó en 1965 los primeros cuadros de la que con el tiempo se convertiría en uno de los museos de arte español más importantes de EE.UU, o, como le dijo él mismo a su mujer, "un pequeño Prado para Texas".



Aquella colección cumple ahora medio siglo, y desde entonces no ha parado de crecer, ni siquiera tras la muerte del mecenas en 1978. "Más de la mitad de las doscientas obras que tenemos se adquirieron después del fallecimiento del señor Meadows", explica el actual director del museo, Mark A. Ronglán, que está estos días en España para presentar el programa del año próximo. Goya, Velázquez y Ribera, pero también Sorolla, Miró, Barceló o Picasso están representados en un museo que recibe al año a más de 50.000 visitantes y que en 2001 abrió, en la misma ciudad de Dallas, un nuevo edificio en cuya inauguración participaron los reyes de España. En 2009, como otro hito importante, se cumplió de algún modo el sueño original de su creador con la firma de un convenio, renovado en 2012, con el Museo del Prado.



El 2015 será un año especial para el museo americano. Además de las exposiciones en curso en las que colaboran, como Sorolla y los Estados Unidos, actualmente en la Fundación Mapfre; Dibujos españoles en la Hamburger Kunsthalle: Cano, Murillo y Goya, ahora en el Museo del Prado; o, en América, Impressiones of Europe: Nineteenth-Century Vistas by Martín Rico; o Diego Velázquez: The Early Court Portraits, la institución prepara, para el próximo año, dos importantes muestras en su sede de Dallas, la primera sobre la colección de Abelló y la segunda, que abrirá en septiembre, con más de cien obras de la Casa de Alba, en cuyo fondo están representadas las principales escuelas pictóricas europeas, con artistas como Chagall, Goya, Rembrandt o Velázquez. Si bien no es extraño encontrarse con obras de la colección de Meadows en España, la última vez que un gran lote visitó nuestro país fue en el año 2000, con una exposición de treinta cuadros en el Museo Thyssen.



El director del museo confía en que las exposiciones del próximo año despierten el interés del público estadounidense, según él "no demasiado familiarizado con el arte y la cultura españolas". Dice Ronglán, no obstante, que ha habido exposiciones que sí han funcionado muy bien, como la última de Sorolla, o una que organizaron en honor a Balenciaga y en la que repasaron su influencia. Gracias a esos empujes intermitentes (y a un futuro prometedor en el que, en dos décadas, se calcula que un 30% de los estadounidenses serán de origen hispano) la ambición del Meadows Museum crece, y con ella los deseos de la fundación de adquirir nuevas obras de arte. "La lista de lo que nos gustaría ir incorporando a nuestro fondo es amplia, y en ella figuran los grandes nombres de los que aún no poseemos nada, como Dalí, Meléndez o Juan de Flandes".



"Un conocedor"

Sope d´Europe, de Barceló, una de las últimas adquisiciones del museo

Cuando el Algur H. Meadows comenzó a dar forma a su colección, en los años sesenta, todavía la escuela española no estaba demasiado cotizada. De este modo, cuenta el ahora director, le fue relativamente fácil hacerse con obras en Nueva York, Londres o París. "Él no era lo que se dice un experto, sino, sobre todo, un hombre dedicado a sus negocios. Pero poco a poco fue aprendiendo hasta hacerse un gran conocedor del arte y la cultura españolas". No faltan en su biografía, sin embargo, los fiascos e incluso los engaños. "En los años sesenta, cuando estaba empezando, le vendieron varios cuadros falsos", dice Ronglán, y añade que, no obstante, aquel contratiempo, lejos de desmoralizarlo, le hizo "empezar de nuevo y de cero".



Tanta era la devoción de Meadows por la cultura española que legó su fortuna -una fortuna hecha de petrodólares- a la fundación que lleva su nombre y que desde entonces financia, con aportaciones estrictamente privadas, el mantenimiento del museo y las nuevas adquisiciones de arte. Entre sus últimas compras, destacan obras como Sopa d´Europa, de Barceló, y Retrato de una dama, de Raimundo Madrazo. "A día de hoy nosotros seguimos acudiendo a ferias internacionales como Maastricht o Basilea", dice el director del museo, para quien la "fuerte regulación" española es un escollo a la hora de adquirir arte en nuestro país.