GIlberto Zorio: Scultura per purificare le parole, 1979
El museo municipal de Gante, más conocido como S.M.A.K, presenta estos días una exposición que reconstruye aquella otra muestra celebrada en 1980 bajo el nombre Kunst in Europa na '68, comisariada por el entonces director del museo, Jan Hoet, que llevaba en el cargo desde 1976 y que murió tan sólo hace unos meses, en febrero de 2014. La exposición fue el primer evento de arte contemporáneo internacional organizado en Gante, y esta muestra que ahora la recuerda no sólo recoge lo entonces expuesto, que era mucho y bueno, sino también todo lo que la precedió y el eco que obtuvo. Así, junto a las obras podemos ver un importante aparato documental con referencias a la organización de la exposición, pionera en muchos aspectos, desde el novedoso proceso de selección de los artistas hasta las adquisiciones de obra que cimentaron lo que hoy es una de las colecciones públicas más prestigiosas de Europa.La exposición surgió con el ánimo de situar a Gante y a Bélgica en el mapa internacional del arte contemporáneo, pero en 1980 el contexto que la acogió era decididamente precario. El Museo de Arte Contemporáneo consistía en dos salones en el Museo de Bellas Artes de Gante (el edificio que conocemos hoy abrió sus puertas mucho más tarde) y apenas había dinero para nada. Jan Hoet quiso hacer una exposición "europea" que pudiera hacer frente a una supuesta supremacía americana. El proyecto le servía como excusa para empezar a formar una colección a partir de artistas de un contexto geográfico próximo, pues los estadounidenses, además, estaban mucho más consolidados en el mercado y eran mucho más caros. Jugaba no sólo con el conocimiento de la obra de los artistas sino también con una complicidad forjada durante años.
Hoet quiso hacer las cosas de manera diferente. Para empezar nombró un comité de selección formado por cinco personas entre las que destacaban Johannes Cladders, que entonces dirigía el museo de Moenchengladbach, o Germano Celant, célebre impulsor del Arte Povera. Los cinco se reunieron durante cuatro días en Gante para escoger a los artistas y también las sedes que albergarían la exposición. Serían quince los artistas seleccionados y la muestra se celebraría en la abadía de Saint Pieters y las salas del Museo de Bellas Artes. Pero aún había más: a cada uno de los quince artistas seleccionados se le pidió, a su vez, que seleccionara a un artista y todos los seleccionados tendrían que presentar una obra suya realizada en los sesenta y otra reciente, con lo que el recorrido ofrecería claves sobre la evolución de los artistas.
Instalación de Marcel Broodthaers en el lobby de entrada del SMAK
La reconstrucción de esta exposición se lleva a cabo ahora en las salas del S.M.A.K con un conjunto de los trabajos que fueron adquiridos para la colección por Hoet y con algunas otras obras de esos mismos artistas. El diseño de la muestra lo ha realizado el artista Richard Venlet, que ya realizó el año pasado una serie de relecturas de la colección en una formidable sucesión de instalaciones de la que ya nos hicimos eco en estas páginas. Venlet ha creado un espacio en el ala derecha del museo que recupera la forma triangular en la que se basaba la imagen promocional de la exposición de 1980. Los lados de este triángulo se adaptan invariablemente a la adusta arquitectura del edificio, atravesando literalmente sus muros, si es necesario.
Es un recorrido que pretende evocar el proyecto original pero sin olvidar que su labor es la de colaborar en un ejercicio de reconstrucción, una práctica muy en boga en los círculos curatoriales. Como se constata en el catálogo, la reconstrucción es un proceso inevitablemente ligado a una destrucción previa o lo que es lo mismo, a "lo que ha sido ignorado, olvidado o sencillamente reprimido". Lo que esta exposición quiere es reconstruir el proyecto de Hoet desde una perspectiva que incluya también sus ambiciones y los logros, y eso es algo que Venlet ha logrado con éxito en su montaje en el que las transiciones entre obra y documento son fluidas y lógicas.
Planta del SMAK con la intervención arquitectónica de Richard Venlet en rojo
Ya desde el arranque se observa cómo Venlet sitúa a los artistas en movimientos tan ágiles cómo ácidos. Las diatribas de Broodthaers hacia la institución museística arrancan cuando todavía estás comprando tu entrada, y se entiende como una introducción previa a la introducción real que viene justo después, con las leyendas anunciadoras de la exposición y un vídeo documental. Se suceden así el resto de trabajos, desde la extraordinaria Scultura per purificare le perole de Gilberto Zorio hasta la impresionante sala que ocupan Darboven y Richard Long o la no menos mítica Senza Título de Jannis Kounellis.El recorrido por la exposición está formidablemente planteado pero no es menos edificante la lectura del catálogo, rico en su documentación, con referencias al proceso de selección, a la correspondencia entre el comité de selección, el comisario y los artistas durante la organización y el montaje de la exposición, las reacciones de los artistas después de la inauguración, el eco en prensa... Además, textos de investigación en torno a los proyectos de reconstrucción de exposiciones de arte y una minuciosa descripción de las condiciones bajo las que se mostraron los trabajos completan una muy lograda publicación. Como la exposición, el libro está dedicado a la memoria de Jan Hoet, que consiguió, empezando desde cero, poner en el mapa internacional es gran museo que es hoy el S.M.A.K de Gante.