Elvira González y Staffan Ahrenberg en la presentación del nuevo Pablo Picasso by Christian Zervos. Foto: Pablo Díaz Solas. Cortesía de Galería Elvira González.

Recuerda Elvira González el ritual dominical de seleccionar de la estantería, al azar, un volumen del Zervos y contemplarlo de principio a fin junto a sus hijos cuando eran pequeños. Aquel monumental catálogo razonado de la obra de Picasso en 33 volúmenes, con 16.000 reproducciones de dibujos y pinturas, fue realizado por Christian Zervos, fundador de la editorial, revista y galería de arte Cahiers d'Art. El crítico de arte grecofrancés dedicó su vida a Picasso y trabajó codo con codo con él para editar, tomo a tomo, esta obra de consulta obligada para cualquier estudioso del artista malagueño.



González compraba un nuevo volumen cada vez que viajaba a París. Se podían contar con los dedos de una mano los ejemplares que había en España. "La gente del Museo de Arte Moderno venía desde la Ciudad Universitaria para consultar el mío", recuerda. Han pasado los años y hoy son Isabel y Elvira Mignoni quienes dirigen la galería de su madre, donde se presenta una reedición del célebre catálogo, titulado Pablo Picasso by Christian Zervos, aunque en el mundo del arte se le conoce simplemente como el Zervos. Con unas mínimas correcciones y por primera vez con versión en inglés (el original estaba sólo en francés), sale a la venta por 20.000 dólares (unos 16.000 euros). Hay que destacar que, como la mayoría de los catálogos razonados -es decir, con información detallada en cuanto a título, fecha, dimensiones, técnica y soporte-, todas las reproducciones de las obras son en blanco y negro. "Esto se debe a que los colores a menudo se distorsionan en la imprenta, de modo que la escala de grises refleja de manera más fiel las variaciones cromáticas del cuadro", explica González.



Christian Zervos y Pablo Picasso. Cortesía de Editions Cahiers d'Art, París

La edición original llevaba agotada desde hace décadas, a la par que Cahiers d'Art se encontraba en estado vegetativo desde la muerte de Zervos. "Ha sido como encontrarse a la bella durmiente intacta", reconoce Staffan Ahrenberg, el coleccionista sueco que compró la firma en 2012 y que ha venido a España para presentar la nueva edición del Zervos. "Caminando por París, me encontré por casualidad con la sede de Cahiers d'Art. ¡Yo pensé que había desaparecido! Entré a preguntar si estaba en venta y el dueño me dijo: "Has venido en el momento justo, estaba pensando en venderla".



Calcula Ahrenberg que la tirada de 1.000 ejemplares en inglés y 250 en francés se les agotará en unos cuatro años. "Le he regalado una colección al Prado. Me parecía inconcebible que no lo tuvieran aún, habiendo sido Picasso director del museo", explica. Importantes instituciones como la Universidad de Columbia, la de Princeton, la Morgan Library, el museo Metropolitan y la Universidad de Nueva York.



Páginas interiores de Pablo Picasso by Christian Zervos. Cortesía de Editions Cahiers d'Art, París

"La importancia del Zervos -explica Ahrenberg- reside en la consistencia del trabajo entre Zervos y Picasso, la fuerza de la repetición de las imágenes, que te permiten ver largas series de dibujos, la calidad de la reproducción y la gran cantidad de obras que recoge". González, que se confiesa "beata de Picasso", explica apasionadamente la fuerza plástica de las progresiones: "Abres un volumen y te encuentras con un toro, con pelo y con todo, y a continuación ves las sucesivas versiones, cada vez más sintéticas, hasta que se queda en dos líneas. Pero sigue siendo tan toro como el primero".



Ahrenberg, hijo a su vez de un importante matrimonio de coleccionistas, no quiere precisar cuántos picassos posee, pero su pieza más preciada no es una obra suya, sino un vídeo en el que aparece sentado en las rodillas del propio Picasso en 1959, durante una visita de sus padres a la casa del artista.



Para vestir la presentación del nuevo Zervos, la galería ha colgado diez grabados de la Suite Vollard, la misma que protagonizó la primera exposición de Picasso en España, realizada por Elvira González en 1971. Aquella muestra, recuerda la galerista, tuvo "un inicio maravilloso" y celebró el 90° cumpleaños de Picasso -en su ausencia, ya que el artista nunca pudo volver a su país natal, pero con la presencia de personajes como Gerardo Diego y Laín Entralgo-. Lo más recordado de la exposición, no obstante, fue el lamentable atentado que sufrió por parte de la extrema derecha, que no podía soportar que se dedicara una exposición al pintor comunista en suelo español. "Cinco días después del homenaje, entraron a las cinco de la tarde, rociaron las obras con vitriolo, las destrozaron y se llevaron una de ellas", rememora González, que tuvo que pagar los daños de su bolsillo, ya que el seguro no cubría "peligros políticos". "Dejaron todo el suelo lleno de panfletos de los Guerrilleros de Cristo Rey. Fuimos los primeros en denunciar a la extrema derecha en España. Los identificaron a todos pero no les pasó nada. Pero es mejor no acordarse de esas cosas". Muchos españoles renegaban entonces de Picasso por motivos políticos y aquí vendía muy pocas obras suyas. "Un famoso arquitecto me decía: 'A Picasso, ni caso'. No fue hasta la llegada de la democracia cuando España empezó a sentirse orgullosa del pintor más importante del siglo XX".