vista de The Allegory of Cave Painting, en Extra City (Amberes)

Especial: Lo mejor del año

Bélgica ha vuelto a demostrar en este 2014 la riqueza de su sistema artístico con exposiciones magníficas en los más diferentes ámbitos, desde el más rigurosamente institucional hasta el que aflora en los márgenes del mainstream. El BOZAR de Bruselas, que hace unos años ya copó los titulares con su estupenda muestra dedicada a Luc Tuymans, lo ha vuelto a hacer ahora con su retrospectiva del otro gigante de la pintura figurativa belga, Michaël Borremans. La del artista de Gante es una pintura tensa que se detiene ante momentos diversos de la historia de la pintura europea y que se descubre en muchos casos deudora de nuestra tradición barroca. En el otro extremo, con un perfil en las antípodas de lo oficial, Allegory of the Cave Painting, organizada por Extra City, al sur de Amberes, alumbraba, precisamente, nuevas formas institucionales a partir de una metáfora poderosa: los líquenes y hongos que transforman hoy de manera cíclica el cromatismo de las pinturas rupestres de una cueva australiana. Las revisiones de la colección del S.M.A.K a cargo de Richard Venlet o las muestras dedicadas a Franz Erhard Walther y a Mark Leckey en WIELS han sido también éxitos rotundos.



Las Bienales internacionales más notorias han sido las de Sídney y São Paulo, aunque tal vez más por las polémicas que se tejieron en torno a sus patrocinadores porque como exposiciones dejaron tras de sí solo un reguero de indiferencia. La de Berlín fue la Bienal menos "berlinesa" que se recuerda, a pesar de que ninguna bienal anterior se había ocupado de la historia del Berlín y de Alemania como lo había hecho esta; y de la de Liverpool, comisariada por Anthony Huberman, se dijo que pasó sin pena ni gloria pero, aunque su escala era menor, su ritmo discursivo tenía una muy lograda intensidad. En Moscú vimos la Manifesta de Kasper König, que llamaba la atención por la sobriedad de su propuesta, muy museística, ajena al contexto y laxa ante los desmanes morales de Vladimir Putin. Y todavía hoy puede verse en Shanghai la décima edición de su Bienal, de la mano del ubicuo Anselm Franke, que mezcla cuestiones sociales con la metodología historiográfica característica del joven curator alemán.



El MoMa de Nueva York ha realizado algunas de las exposiciones más importantes al otro lado del Atlántico. Las retrospectivas de los alemanes Isa Genzken y Sigmar Polke han recibido el aplauso unánime de crítica y público, y sigue fascinando la pequeña pero vibrante antológica del gran Robert Gober, un artista que produce poco pero bueno. A la espera de la próxima inauguración de la Trienal del New Museum, la institución continúa con un programa bien ceñido a los reclamos del mercado. Se confirma, por tanto, que la Bienal de Venecia dirigida en 2013 por su director, Massimiliano Gioni, fue una cuestión de astucia curatorial.



En Londres gustó mucho Cerith Wyn Evans en la Serpentine Gallery, con sus textos poéticos en diálogo con la arquitectura del lugar. Y volvieron las intervenciones en la Sala de las Turbinas de la Tate con un proyecto de Richard Tuttle mientras en las salas podía verse al Polke que venía de Nueva York. En Berlín languidece la oferta de las instituciones públicas, pero las individuales de Victor Man en Deutsche Bank y la dedicada por la galería Sprüth Magers a Reinhard Muchas han sido excelentes.



Francia ha mantenido el tipo durante todo este año con su poderoso sistema institucional. En el Centre Pompidou se puede ver todavía la esperada y aclamada exposición dedicada al "Duchamp antes de Duchamp", mientras que en el Museo de Arte Moderno se han visto grandes muestras dedicadas a Lucio Fontana y a Sonia Delaunay. Pero a París se suma un tupido tejido de instituciones provinciales que suelen ser todo menos provincianas. Una buena exposición dedicada al artista irlandés Gerard Byrne pudo verse en el FRAC des Pays de la Loire mientras que en el Carré d'Art de Nîmes se enseñó en trabajo de Walid Raad en una coproducción con el MADRE de Nápoles, donde puede verse estos días. Y no olvidemos la exposición de uno de los grandes de la escultura francesa, Guillaume Leblon, en el IAC de Villeurbanne. Extraordinaria.