Les femmes d'Alger, de Picasso
La casa Christie's de Nueva York saca a subasta una de las obras emblemáticas de Picasso, Les femmes d'Alger, junto a otras obras maestras de artistas como Monet y Kippenberger en la subasta Looking Forward to the Past del próximo 11 de mayo. Es parte de las ventas comisariadas que ha realizado la casa en Nueva York y Londres en los últimos años. Esta pieza del malagueño se trata de la obra más definida de la serie que realizó en 1954-1955 con la que puso la mirada en el maestro francés del XIX Eugene Delacroix en busca de inspiración.Les femmes d'Alger formaba parte de la colección privada de Victor y Rally Ganz y se vendió en la misma casa de subastas en 1997. Ahora que la obra se convierte en el plato fuerte de la subasta de esta primavera de la prestigiosa casa, Christie's estima que se pueda vender por 140 millones de dólares. Looking Forward to the Past se centra en los grandes maestros del siglo XX afianzando la tendencia de los coleccionistas de la casa.
Fascinado por Delacroix
Picasso pintó 15 variaciones de la obra de Delacroix Les femmes d'Alger entre febrero de 1954 y febrero de 1955. El artista, que imaginaba conversaciones con el maestro francés, pinta versiones designadas como A u O. "Tenías a Rubens en mente y pintaste un Delacroix. Yo pinté Les femmes d'Alger contigo en mente e hice algo nuevo", escribe el malagueño.Es conocida la fascinación que Delacroix le causó durante su vida adulta y en especial Les femmes. Algunos de los compañeros del español, como Roland Penrose, dejan por escrito esta fascinación: "Esta imagen cazó su memoria". Francoise Gilot, por su parte, cuenta en su libro de 1964 lo siguiente: "Me hablaba a menudo de hacer una versión de la obra y llevó al Louvre una media de una vez al mes para estudiar la obra. Le pregunté cómo se sentía acerca de Delacroix, sus ojos se estrecharon y dijo: 'Ese bastardo es realmente bueno".
Les femmes d'Alger de Picasso no solo se trata de un homenaje al artista sino que configuró, al tiempo, la serie como un elogio hacia su amigo y rival artístico Henri Matisse. Este último murió en noviembre de 1954, cinco semanas antes de que Picasso comenzara a pintar la serie. Matisse veía a Delacroix como su inmediato antepasado en cuanto al color y el tema orientalista de modo que para continuar con este legado, Picasso dijo: "Cuando Matissé murió, me legó sus odaliscas".