Paint Roller, de 1957

Yves Klein se adelantó a todo. Y a todos. Predijo qué tipo de arte se realizaría décadas antes de suceder. Un año antes de morir conoció a Duchamp en Nueva York y mientras Andy Warhol estaba en plena creación de sus Marilyn, él se sumergía en sus cubos minimalistas. "Fundamentalmente, el verdadero artista del futuro será un poeta sin palabras que no escribe nada", dijo en 1961. Klein, considerándose a sí mismo un artista total, creó un color propio y todo lo impregnó de un conceptualismo vigente en el arte contemporáneo de hoy. 50 años después. Buen ejemplo de esto es la exposición Yves Klein, íntimo que inaugura la temporada de exposiciones de la galería Cayón el próximo mes de septiembre.



No se trata de la primera vez que el artista francés entra en este espacio. Ya en el año 2011 acogieron al Klein inmaterial que mostraba esa faceta aperturista y original que se abriría paso tiempo después. "Es el primero que hizo performance y las grabó. Esas cintas se conservan, se le vestido de frac actuando frente a la cámara", explica Clemente Cayón. Pero ahora, es el turno de otro Klein, el momento de sus objetos haciendo entender que revolucionó la vanguardia artística de su momento y "dio una vuelta de tuerca a la idea de artista que existía desde el Renacimiento". La idea de un señor que pinta un cuadro pero almuerza en cualquier lugar. Él, por el contrario, era artista a cada paso que daba, ya lo dijo: "todo lo que toco es arte".



Y ese es el pensamiento sobre el que se erige una exposición en la que no hay cuadros pero todo son obras de arte. 20 objetos, casi todos ellos azules, a través de los cuales se muestra su universo, su concepción del arte y su originalidad. Su conexión con la naturaleza se ve en piezas como raíces y troncos de árboles. Aunque "también experimentó con la lluvia, colocó unos lienzos que sometidos a la intemperie y a la lluvia el resultado fue una pieza de Klein", anota Cayón. Es decir, su arte dialoga con la naturaleza, practica el Land art antes siquiera de que la palabra se pusiera en uso artísticamente.



En su obra, además, también hay resquicios dadaístas propios del ready made de Duchamp que se ven en los objetos que manipula con su patentado International Klein Blue (IKB). Trozos de madera, esponjas y platos impregnados de su tonalidad y los rodillos con los que procede, en un montaje firmado, se convierten en obras de arte. Incluso una réplica de La victoria de Samotracia comprada en el año 1962 despojada de su base y coloreado de IKB la hace suya, la convierte en un Klein.



Untitled Blue Sponge-Sculpture, en la mitad Blue Tree y a la izquierda Samothrace Victory

Al igual que las tres esponjas impregnadas de su pigmento que emulan árboles. "Esa idea de impregnar es fundamental en su obra", explica Cayón. Como en sus fantasmagóricas máscaras, algunas casi mortuorias. En el año 1962 hizo vaciados de amigos suyos sobre un torso dorado "de aire bizantino".



Trabajaba con total libertad y practicó, también, unas piezas a medio camino entre la pintura y la escultura. Se trata de los ocho bloques al estilo Donald Judd que cuelgan de la pared y antecede al arte minimalista. "Su vigencia es absoluta, se adelanta al arte conceptual, al minimalista, al land art e incluso al body art al coger una modelo, pintarla de azul y usarla como pincel porque decía que con las manos no tenía suficiente", explica el galerista Cayón.



El artista vuelve a España

Klein practicaba el judo e, invitado por un amigo, viaja hasta la capital a practicar y ejercer de profesor de esta disciplina. Aquí, hace lo que se "considera el primer libro de arte conceptual que consiste en una serie de láminas de color pegadas y recortadas simulando cuadros que nunca pintó".



Además, se muestran por primera vez en Europa todas estas piezas de un Klein que fue un artista total. Tanto es así que la última de las obras que se muestran en la exposición se trata de una cabina que diseñó en 1957. Se centra en la percepción del arte no solo mediante la visión sino a través del tacto. "Se meten objetos, se introduce la mano y se trata de adivinar qué es lo que se toca. Juega con la incertidumbre", concluye el galerista.



Así pues, la exposición abarca el espectro de su trabajo intelectual en torno al objeto como obra de arte y la labor del artista como creador total.



@scamarzana