Visitamos en su estudio de Madrid a Darío Villalba, uno de los artistas más destacados de su generación. En los años sesenta fue pionero en el uso combinado de pintura y fotografía y obtuvo reconocimiento internacional con sus singulares "encapsulados", retratos realizados con trama fotográfica, tachones y brochazos dentro de una burbuja de metacrilato. Con ellos participó en la Bienal de Venecia de 1970 y desde entonces sus obras ha sido expuestas en museos de todo el mundo.
Hijo de diplomáticos, Villalba viajó y recibió una formación cosmopolita (llegó a ser becado en Harvard), lo que le permitió tomar contacto en los sesenta con el arte de vanguardia de Europa y Estados Unidos, "ajeno al aislamiento cultural que tanto condicionó a otros creadores en la España de entonces", como señaló María Luisa Martín de Argila, comisaria de la exposición antológica que el Museo Reina Sofía dedicó al artista en 2007. En Nueva York, tuvo contacto con el Arte Pop y renegó de él por su frialdad. "Tuve alguna charla con Andy Warhol y le expliqué que yo no era un artista pop, sino un artista de la vena más bien espiritual, no de la hegemonía del objeto", explica el artista a El Cultural.
Fue en la efervescente ciudad estadounidense donde ideó sus encapsulados, al ver "la masa humana doliente", con caras de cansancio y pesadumbre, encerrada en el metro y bamboleándose al compás de su vaivén. Hoy los define como "juguetes patológicos para adultos".
"Darío Villalba es un eslabón imprescindible y una referencia obligada en el desarrollo del arte posterior a la abstracción informalista que se desarrolló e nuestro país a finales de los años cincuenta", explica Martín de Argila. A pesar de su delicado estado de salud, el artista sigue trabajando a diario en su estudio. Prepara una gran exposición en su galería habitual, Luis Adelantado de Valencia, que exhibirá también algunas obras nuevas del artista en la próxima edición de ARCO; y la Fundación Suñol de Barcelona le dedicará una retrospectiva próximamente.
@FDQuijano