Vista del stand de la galería portuguesa Pedro Cera

La 35ª edición de ARCO llega a su ecuador y los galeristas pueden hacer un primer balance. La invitación de 35 grandes galerías a la Feria se ha traducido, en general, en la presencia de obras de mayor calidad y la presencia de más coleccionistas internacionales. Las opiniones están divididas. Otra de las noticias que llegan desde Ifema es que el año que viene vuelve el país invitado. Será Argetina.

La jornada arranca accidentada para la galería parisina Chantal Crousel cuando un espontáneo se acerca y pisa una de las obras de Mona Hatoum. Su pie topa con los cientos de cristalitos de los que está compuesta, ruedan algunos de ellos y se desata una ráfaga de miradas enfurecidas de los galeristas. Con un aspaviento y sin quitarle el ojo de encima las vuelven a colocar. Y eso a la media hora de empezar la jornada. Lo que quedará aún por ver y analizar. Pero de momento, la 35ª edición de ARCO llega a su ecuador y algunas de las galerías pueden hacer balance.



Marine Van Schoonbeek (de la galería Chantal Crousel) se muestra positiva, hace tan solo dos años que vinieron por última vez y percibe un aumento de "coleccionistas latinoamericanos, en especial brasileños y portugueses". Es, además, de las que opina que el programa Imaginando otros futuros "ha sido una buena idea para revitalizar la Feria". Pero no todos los galeristas se muestran tan optimistas y las opiniones quedan devididas. Patricia Leguina, que habla en nombre de la galería alemana Barbara Gross, comenta que "está siendo una feria más tranquila". Desde su punto de vista no se ha notado la presencia del programa especial y ha visto desfilar a mayor cantidad de coleccionistas extranjeros, belgas por ejemplo, que españoles. "Hay que fomentar el coleccionismo español porque no hay tanto interés en ello como en los Países Bajos, por ejemplo", concluye.



Por ese mismo discurso se ha lanzado Fernando Werney de la galería mexicana Casa Triángulo que exponen obras de Juan Grilo y Manuel Ribadereira. Visitan ARCO desde 1998 y opina que "está bien como idea aunque las ventas no sean buenas". Exponen también en el Programa General por lo que, añade, Imaginando otros futuros "es más para mostrar y contar historias que para vender". No obstante, coincide tanto con Leguina como con Van Schoonbeek en que los coleccionistas que han visitado las instalaciones son en mayor parte internacionales.



Stand de Chantal Crousel dentro de la sección Imaginando otros futuros con la obra de Mona Hatoum

Pero si hay alguien que se mantiene firme en ARCO ese es Pedro Cera y su galería homónima. "La sección de homenaje tiene influencia en la visión general de la Feria, la oferta es de mejor calidad pero no sé si eso traduce a más ventas", anota. Para él, desde luego, "está yendo como siempre". Y, una vez más, se mantiene la sensación de que quien compra es el coleccionista extranjero. En cuanto a ARCOlisboa cree que ha hecho que coleccionistas de su país se hayan acercado más que en otras ocasiones. Esto lo atribuye a un crecimiento en los últimos años de los coleccionistas jóvenes y al aumento del interés por parte de la ciudadanía hacia el arte contemporáneo.



El belga Jan Mot también tiene motivos para sonreír y es que tras haber estado ausente de ARCO desde el año 2003 esta 35ª edición sopla a su favor. Sin querer mostrar demasiado sus cartas y sin ofrecer datos de manera clara ha dicho que ha visto "más coleccionistas internacionales y más público asistente que nunca". Socarrón apunta que cuando hace hincapié en el aumento de estos segmentos también se refiere a las ventas. Pero no responde a si ha vendido todas sus piezas de Mario García Torres e Ian Wilson.



Quien sí lo ha hecho es la galería Ruth Benzacar, que no se acercaba a la capital desde el año 2008. Pero hasta entonces la argentina fue una de las veteranas de la Feria con 21 años consecutivos de visita. Benzacar apunta que "ARCO está mejor, han creado un proyecto muy ajustado y delicado en el que cada galería muestra un diálogo de dos artistas". En su caso, Jorge Macchi y Tomas Maglione pueden colgar el cartel de Sold Out y decir que, como en la obra expuesta, las manecillas del reloj están clavadas en sus ángulos pero el tiempo sigue corriendo. Y si hay alguien que puede descorchar la botella de champán esa esa Agustina Ferreyra que en su primer año de participación ha conseguido el Premio de la sección Opening al mejor stand. Sus obras de Irma Álvarez-Laviada y Adriana Minoliti han causado interés en el coleccionista europeo y latinoamericano pero ni rastro del español. "Traigo a dos artistas que me entusiasman y ha habido ventas a coleccionistas alemanes y franceses".



Stand de Elvira González con una obra del artista Juan Muñoz

Pero, sí, siempre hay un pero los mexicanos OMR no han atisbado mejora alguna. De hecho todo lo contario. Jaime Riestra opina que "el público está deprimido y celebrar el 35 aniversario ha sido tan solo una buena idea". Además, "no hay entusiasmo por parte del público y solo los coleccionistas dan algo de actividad a esta edición". Su última vez fue en el 2006 y entonces eran buenos años pero tal vez por "la situación política y económica no esté ayudando".



Optimismo español

Una tónica más optimista se percibe en la gran mayoría de galerías españolas presentes en la feria, que se muestran satisfechas con los resultados de su participación. Hay división de opiniones en cuanto a si esta edición congrega a más afluencia de público que las anteriores, pero se alcanza la unanimidad en cuanto a su calidad. "Este año hay un público mejor, más interesado de verdad en comprar, y destaca un gran volumen de extranjeros", afirma Giulia Crespi de la galería The Goma. A esta opinión de un mayor interés y profesionalización se adhieren desde otras galerías como la de Max Estrella o la de Juan Silió, que también destaca al coleccionista extranjero por encima del español. De nuevo esta es una asignatura pendiente de nuestro mercado artístico, carente de la figura del coleccionista medio muy presente en Europa, pues la presencia del coleccionismo español no destaca especialmente fuera de compras institucionales como las de Reina Sofía o el Ministerio de Cultura.



Vista de algunas de las obras que expone la galería Beta Pictoris

Y detrás del público, si la ecuación está bien hecha, deben venir las ventas. Cualquier vendedor se muestra siempre cauto a la hora de afirmar que está satisfecho, pero a algunos galeristas se les nota en la cara. "Estoy muy contenta porque este año el estand está gustando mucho, la gente se interesa por las obras y las ventas van bastante mejor que el año pasado", asegura María Colubi, de la galería Bacelos, con una alegría latente en la voz. Aunque alguno se desata completamente si el resultado es francamente bueno, como Óscar López de Espacio Mínimo "Las ventas están yendo genial, a día de hoy ya hemos vendido tanto como el año pasado en toda la feria. Y aún queda todo el fin de semana". Contrasta este rotundo éxito con el caso de Carles Taché que a día de hoy todavía no ha tenido ventas. "Aunque tenemos varias personas interesadas de cara al fin de semana", asegura un responsable del estand.



Las ventas son fundamentales en una feria, pero no lo son todo. El éxito de la participación en ARCO se puede medir con otros factores. Por ejemplo, a nivel de cerrar contactos o de dar difusión a los artistas representados. "Las ventas están siendo las normales, pero estamos muy contentos en el ámbito de la difusión. Uno de nuestros artistas ya tiene casi cerrada una exposición con una galería de Los Angeles", cuenta María García-Ruiz, de la galería L21, que pasa su último año formando parte de los estands del Opening, donde se sitúan las galerías con menos de siete años. "De esta edición destacaría que hay obras muy potentes, se aprecia una mayor calidad de la feria". Varios son los galeristas que independientemente de indicativos como el número de público o las ventas coinciden en la gran calidad alcanzada por la feria en 2016. "La feria ha evolucionado y se nota. Cada vez está más consolidada y atrae a un público más específico que tiene más claro lo que quiere", reflexiona Aitor Guijo, de la galería Nogueras Blanchard.



35 Aniversario

Una consolidación paulatina que este año coincide precisamente con un aniversario, los 35 años de ARCO, que ha supuesto un cambio esencial en el planteamiento expositivo del evento. Por primera vez desde 1994 ARCO no cuenta con un país invitado, (ya se conoce el de 2017, que será Argentina) sino con varias galerías que han sido importantes en su historia y que vuelven como homenaje tras varias ediciones sin pisar la feria. 33 en total, todas extranjeras, entre las que se encuentran nombres como Jan Mot, Ruth Benzacar o Lisson, con Juana de Aizpuru, fundadora de ARCO, como única representación nacional. La iniciativa, desde luego interesante, no repercute especialmente en las galerías, como afirma tajante la responsable del estand de la galería Elba Benítez "El aniversario no se nota ni en ventas ni en gente, tiene poca influencia para las galerías". Aunque esta valoración no desmerece el proyecto, porque como afirma Juan Bravo, de la galería etHall "Aunque el aniversario no sea notorio en las galerías, seguro que es muy positivo para los coleccionistas y el público".



Valoraciones coincidentes en general, opuestas en algunos casos, pero que hoy, todavía con mucha feria por delante durante el fin de semana, aun están a tiempo de cambiar. Esperemos que para bien.



@scamarzana