Shirin Neshat: Nuestra casa está en llamas
Una gran instalación con más de un centenar de palomas da la bienvenida en esta muestra. Símbolos de la paz enfatizan la intención de diálogo intercultural de una selección de obras de los Qatar Museum que por primera vez se muestra en el extranjero. Es fruto del encuentro entre Paloma Botín y la jequesa Al Mayassabint Hamad bin Khalifa Al Thani, considerada una de las más importantes coleccionistas del mundo tras sus adquisiciones millonarias de destacados iconos de Cézanne, Gauguin y Freud, y que recibirá el premio al coleccionismo en esta edición de ARCO.Pero la elección de Suspendidas juntas de la artista saudí y activista feminista Manal Al Dowayan quiere indicar algo más. Las palomas mensajeras en fibra de vidrio llevan tatuadas en sus alas los permisos firmados por los respectivos tutores de las mujeres saudíes que pretenden salir del país, al dictado de la ley. Hace unos meses ellas pudieron votar por primera vez. Es una pieza comprometida socialmente, como la mayoría de obras reunidas aquí, de una colección de arte contemporáneo que arranca de manera privada en los años ochenta acogiendo a artistas exiliados políticos y pioneros vanguardistas en el mundo árabe y que hoy, ya pública, comprende nueve mil obras.
Las más recientes conectan directamente con el fenómeno de la primavera árabe. La artista egipcia Amal Kenaway (1974-2012) terminó Las multitudes silenciadas poco antes del Día de la Ira, la manifestación del 25 de enero de 2011 que dio inicio a la revolución. La instalación, que recrea el habitáculo típico de los barrios humildes, está compuesta con bombonas de gas que parecen a punto de estallar gracias al inquietante audio del vídeo en su interior. De la iraní Shirin Neshat se muestra Nuestra casa está en llamas, con retratos y fotografías de pies en las morgues tras la revolución egipcia. También la galería de acuarelas del artista franco-chino Yan Pei-Ming retrata políticos, intelectuales y otros personajes clave, como Zidane, en las transformaciones árabes.
Otras grandes piezas en esta exposición son las conocidas instalaciónes Farol y Corriente subyacente de Mona Hatoum y la esfera Cien palabras de amor de Ghada Amer. Frente al impacto de las grandes dimensiones de artistas reconocidos a nivel internacional, no funciona bien la incursión de la historia del arte vanguardista durante el siglo XX en el mundo árabe propuesta por el comisario y director del museo Mathaf, Abdellah Karroum. Pero merece la pena hacer el esfuerzo de adecuarse a pequeños formatos, técnicas, estilos y periodos muy variados, dado su enorme interés.
Ghada Amer: Cien palabras de amor
En el mundo árabe, la inflexión se produce en los años cincuenta, al hilo de la descolonización y cuando algunos de estos países pasan a ser exportadores de petróleo y después, de gas. Como Qatar, que hoy posee la tercera reserva mayor del mundo. Una historia que explica por qué la construcción del sistema del arte allí se ha desarrollado recientemente gracias a los propios artistas que han desarrollado varios roles, como agentes polifacéticos, teóricos, comisarios y gestores. Como el pionero Yousef Ahmad (1955) y el propio Hassan bin Mohammed bin li Al Thani (1960), jeque y primo del emir, artista, erudito y educador. Es a él a quien se debe el origen de la fundación del Mathaf, con el Arab Museum of Modern Art, el Orientalist Museum, que recoge la visión decimonónica de los artistas occidentales, y el Kataar Art Center.
@_rociodelavilla