Joan Jonas.
Pionera de la performance, del cine experimental y de la videoinstalación la artista presenta en la Fundación Botín de Santander la exposición Caudal o río, vuelo o ruta.
"La performance es el medio del que me valgo para construir un objeto que existe tan solo en el tiempo y que se plasma con cuerpos, con mi cuerpo. Para mí, la performance es poesía tridimensional creada en vivo en el espacio", afirma la artista. Lo que marcó sus primeros años como pionera de esta disciplina, de
difícil categorización en su momento, fue el uso de espejos, que se convirtió para ella en una obsesión. En Wind (1968), aparece una pareja vestida con ropa de abrigo y espejos adheridos a sus cuerpos. Los personajes aparecen y desaparecen de la visión del espectador en una coreografía que distorsiona su percepción del espacio. Esta herramienta tiene una doble función, reflejar y esconder, pero también tiene la capacidad de "cambiar las imágenes", advierte. En esta primera época "estaba inspirada en Borges y su escrito sobre los espejos me pareció tan interesante que desarrollé una obsesión que exploté en mis primeros trabajos", señala.Para mí la performance es una poesía tridimensional creada en vivo en el espacio"
Pregunta.- La literatura le ha servido de fuente de inspiración en muchas ocasiones. ¿Qué tipo de lectura le ayuda más?
Respuesta.- Siempre digo que el libro que me inspiró mucho fue Retrato de un artista, de James Joyce. También los primeros modernistas y poetas de la época. Luego vinieron los ensayos de Ezra Pound sobre el teatro noh y la cultura japonesa. Pero fueron los americanos modernistas mis primeras inpiraciones y, por supuesto, Borges.
P.- Comenta que entiende la performance como poesía tridimensional. ¿Cómo se refleja la poesía en su modo de trabajar?
R.- Lo que me resulta inspirador de la poesía es su estructura. La idea de que puedes poner una cosa al lado de otra y se convierte en algo diferente, que una imagen junto a otra crea una nueva idea, esa yuxtaposición es la que me interesa. La poesía sobre el papel tiene sus propias formas, no es como la prosa.
El teatro japonés, en concreto el noh y el kabuki, ha sido una referencia para ella aunque sus formas "no son nada obvias" en su trabajo. "Lo conocí en los años 60 y me llamó la atención que estuviera realizado a través de la danza y el movimiento", explica. Tal vez esa sea una de las razones por las que las obras de Jonas adquieren un matiz de rito ancestral que nos transporta a otras culturas. En They Come To Us Without A Word, con la que representó a Estados Unidos en la 56 Bienal de Venecia (2015), se vale de algunas leyendas de una pequeña localidad de Nueva Escocia (Canadá).
P.- Algunas de sus obras parecen rituales de otras culturas. ¿Forma parte esto del imaginario que ha creado con la cantidad de viajes que ha realizado?
R.- Al principio leí mucho e hice mucha investigación sobre los rituales de otras culturas. Luego viajé para conocerlas y se ha convertido en una parte inconsciente de mi trabajo porque esa investigación sobre el entorno natural se convirtió el motivo principal de mi obra. Ya no estudio, trasladé todo eso a mi trabajo y lo que siempre he querido hacer ha sido desarrollar mi propio lenguaje, mi manera en tiempo presente.
P.- Tras años explorando la naturaleza, ¿ha visto algún cambio en la manera que el ser humano tiene de relacionarse con ella?
R.- Lo que más me preocupa es el modo en que la naturaleza ha sido afectada por nuestras actuaciones sobre ella. En cierto modo creo que habitamos la naturaleza de la misma manera pero creo que cada vez es más difícil hacerlo sin pensar en lo que conlleva. Creo que esa es la diferencia.
Lo concreto se hace abstracto
Muchas de las obras de Jonas arrancan de lo concreto, como fotografiar lugares y cosas que le interesan, y con la superposición de capas se convierten en piezas abstractas. En infinidad de ocasiones se ve cómo su imagen o la del performer se hace invisible y se convierte en otra pantalla de proyección en la que superpone escenas y grabaciones de otras épocas y lugares. A través de esta técnica de superposición rompe el concepto de espacio y perspectiva jugando de nuevo con el binomio de ocultación y revelación que había explorado con el uso de los espejos.Performance de Joan Jonas en la Fundación Botín en Santander
En esta ocasión, siguiendo también con esa superposición de capas, presenta dos videoinstalaciones grabadas en diversos lugares. La primera, que da la bienvenida a la sala, muestra imágenes que Jonas ha capturado en sus últimos viajes por Singapur, Venecia, California, Génova y Cantabria. Ataviada con un vestido de papel y gafas de sol, su actuación se superpone a las imágenes. Justo enfrente la otra proyección muestra las grabaciones realizadas en excursiones y exploraciones por el Valle de Nansa. Para este trabajo, en el que juega con unas sombras que se superponen y que contornean las imágenes, ha contado con la colaboración de cuatro participantes en el Taller de Villa Iris.P.- Tras recibir la energía de los artistas jóvenes y ver de primera mano sus obras y modos de pensamiento, ¿qué futuro prevé para la performance?
El mundo se nos está yendo de las manos, eso es lo que debería preocuparnos y lo que deberíamos expresar con el arte"
P.- ¿Qué opina de que al arte se le exija transmitir algo a primera vista?
R.- Es una ilusión que la gente crea que se puede entender el arte con una sola mirada. ¿Entiendes la música la primera vez que la escuchas? O, ¿la ciencia cuando la lees por primera vez? Creo que es una petición nada realista, hay que darle tiempo. Además, cuando algo te interesa le das tiempo e investigas pero si no te interesa lo encuentras un sinsentido, que también está bien.
P.- Y, ¿a qué achacaría esa falta de interés?
R.- El arte es lo último en la agenda de la gente, es algo que no se toma en serio. Creo que está mal, pero el arte no es útil y no debería serlo. Es bueno para el espíritu y lo necesitamos, pero la gente que piensa en términos prácticos no lo va a entender. Ese es nuestro constante trabajo, hacerles entenderlo, pero llevará tiempo.
@scamarzana