Dos visitantes contemplando Bal du Moulin de la Galette, 1876

Si hay un nombre que se repite este otoño en la cartelera artística este es el de Renoir. La Fundación Mapfre y el Museo Thyssen vuelven a coincidir, esta vez en distintas ciudades, y ambas nos acercan la obra del pintor francés. La exposición que hoy inaugura la Fundación Mapfre en su sede de Barcelona, con 40 obras del impresionista y unas 30 de otros artistas, nos prepara para lo que vendrá a mediados de octubre al Museo Thyssen de Madrid donde veremos otras 70 piezas del Renoir más intimista.



Pero hoy celebramos la de Barcelona, Renoir entre mujeres, porque allí ha vuelto, como lo hiciera hace 100 años en la gran exposición de pintura francesa de 1917, una de las obras maestras del pintor y del impresionismo: Bal du Moulin de la Galette (1876), que abandona París por quinta vez en su historia y que es pieza central de la colección del Museo D'Orsay de París, prestamista de excepción, junto con el Museo de l'Orangerie, de las 70 piezas que componen la muestra.



El conjunto, que hasta el 8 de enero de 2017 se podrá ver en la casa Garriga Nogués, sede barcelonesa de la Fundación Mapfre, presenta una evolución de la obra de Renoir a través de sus distintas interpretaciones de la imagen femenina en su producción artística. El proyecto desvela cómo la representación de la figura femenina se desarrolla de forma paralela a la trayectoria artística del pintor. Así, se observa el protagonismo de la parisina moderna en sus lienzos impresionistas (como en el mencionado Bal du Moulin de la Galette o en Madame Darras (1868), la visión más intimista de la imagen maternal y la belleza intemporal del desnudo integrado en la naturaleza, tan característico de sus últimos años y tan novedoso en su momento.



Una espectadora contempla uno de los cuadros de la muestra

Eso es, la evolución de un ideal femenino desde la modernidad de los primeros cuadros hasta el posterior academicismo. Un Renoir que "comienza pintando a una mujer moderna y libre, vestida a la moda", como explica Pablo Jiménez Burillo, co-comisario de la muestra junto a Guy Cogeval, pero que a partir de los años ochenta, se centrará en el desnudo femenino y reflejará en sus lienzos su admiración por la obra de Ingres, Rafael, Tiziano o Veronés. Su universo se vuelve más intimista coincidiendo con su matrimonio con Aline, a quien pintará siempre como una campesina, y el nacimiento de su hijo Pierre en 1885, como se observa en Maternité (1885). Y en sus últimos años Renoir recreará la atemporalidad de una Arcadia en la que bañistas y ninfas son las figuras principales de sus composiciones y en donde conviven clasicismo y modernidad en una suerte de tensión.



Para entender mejor la peculiaridad de la obra de Renoir, pero también cómo pudo influir en el trabajo de sus contemporáneos y de la joven generación moderna, se presentan obras de otros artistas como Vincent Van Gogh, Maurice Denis, Edgar Degas, Pierre Bonnard, Aristide Maillol, Henri-Edmon Cross y Pablo Picasso, que vienen también de las colecciones de los museos de Orsay y l'Orangerie.



La muestra se cierra con una sala muy especial, dedicada a los pintores catalanes que desarrollaron su carrera en el París de finales del siglo XIX y que llevaron a sus lienzos los edificios y la atmósfera del Moulin de la Galette. La exposición rinde así homenaje a artistas como Santiago Rusiñol, Ramón Casas (que vivieron allí un tiempo), Carles Casagemas y Manuel Feliú de Lemus que se inspiraron en el mítico rincón de Montmartre. Estas obras han sido cedidas por coleccionistas e instituciones que han querido sumarse a este proyecto, pensado específicamente para Barcelona.